domingo, 31 de mayo de 2020

El lado oscuro de las vitaminas: la sobredosis de niacina

Foto: Foto: iStock.

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Son absolutamente esenciales para nuestro bienestar. El problema es que si no estamos acostumbrados o si nos pasamos con ellas pueden suponer algunos efectos más que desagradables para nuestra salud



También conocida como vitamina B3, la niacina es absolutamente esencial para tener una salud absolutamente normal. Su función principal es intervenir en las reacciones que generan energía en nuestro organismo. Por supuesto, esa no es la única función de esta vitamina hidrosoluble: mantener el buen estado del sistema nervioso, producir neurotransmisores, intervenir en el cuidado del sistema circulatorio (dada su capacidad de relajar los vasos sanguíneos), mantener una buena salud de la piel estabilizar la glucosa en sangre son algunos de los otros procesos para los que la niacina es fundamental.

El problema es que, como pasa con todas las cosas del mundo, demasiada es perjudicial y, en este caso, los problemas de salud asociados a la sobredosis de niacina son particularmente comunes y muy incómodos. Saber a qué nos enfrentamos, por qué tomamos niacina y cómo evitar sufrir estos efectos no deseados es crucial.

Qué es la niacina

Se trata de una vitamina hidrosoluble de estructura 'bastante' simple. Su fórmula es C6H5NOy, como sabemos, forma parte del complejo vitamínico B. Forma parte de las coenzimas NAD y NADP, que intervienen en la síntesis energética en el interior de las células y en la reparación de nuestras inmensas cadenas de ADN (de las que existe una copia exacta en cada célula de nuestro cuerpo).

Como decíamos antes, estas no son sus únicas funciones. Se ha estado investigando mucho sobre los beneficios que podría aportar a la salud del ser humano el consumo de suplementos de niacina. De algunos, como el control del colesterol y otras grasas presentes en nuestra sangre, se tiene una gran certeza (aunque en el mundo científico, a pesar de que los estudios indican que sí, lo consideran 'probablemente eficaz'). De hecho, al menos en Estados Unidos, la Food and Drug Administration (FDA, de sus siglas en inglés), la mayor autoridad en lo que a aprobar medicamentos se refiere, ha aprobado (a través de receta médica siempre) los suplementos de niacina para combatir la hipercolesterolemia. Del mismo modo, y como es absolutamente lógico, los suplementos de niacina están recomendados para aquellos pacientes con carencia o insuficiencia de esta vitamina, así como para aquellos que sufren enfermedades que predisponen a esa situación, como la pelagra.


De todos modos, se ha investigado mucho (y se sigue haciendo) y parece haber pruebas de que el consumo de niacina puede ser eficaz para luchar contra otras enfermedades como la diarrea producida por el cólera, para combatir los niveles irregulares de grasas en sangre de pacientes con VIH y para ayudar a aquellas personas que padezcan síndrome metabólico.

Ahora, las nuevas líneas de investigación que se están llevando a cabo sobre los efectos de esta molécula se centran principalmente en sus efectos sobre el alzhéimer, las cataratas, la disfunción eréctil, la ateroesclerosis, la anemia drepanocítica y el alcoholismo.

El infierno de la vitamina B3

El efecto secundario más famoso y desagradable de la niacina, y que es extraordinariamente sencillo sufrir si consumimos una dosis a la que no estamos acostumbrados, es el 'niacin flush' (rubor de niacina) a causa de la misma. Es muy común en aquellas personas que empiezan a tomar complementos vitamínicos que incluyen esta molécula.

Se trata de un enrojecimiento muy severo de la cara que produce escozor, quemazón y picor intensos, según explican los investigadores V. S. JamannaS. H. Ganji M. L. Kashyap, de la University of California-Irvine, en Estados Unidos. La forma más común en la que encontramos la niacina como suplemento es como ácido nicotínico (sí, suena fatal).


Como afirman dos investigadores de la Virginia Commonwealth University en un estudio, es un trastorno increíblemente común que afecta al 50% de la gente que toma suplementos de ácido nicotínico. De hecho, otro estudio elaborado por científicos de la Ruprecht-Karls-University Heidelberg, en Alemania, determinó que todos y cada uno de los pacientes que toman suplementos de ácido nicotínico sufre en mayor o menor medida el conocido como 'niacin flush'.

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Los principales síntomas de esta dolencia son el enrojecimiento facial, el picor, la quemazón y la piel a una temperatura demasiado elevada. Estos ocurren, según se explica en una guía el Instituto de Medicina de Estados Unidos, tan solo 15 o 30 minutos después de tomar los suplementos y pueden llegar a durar hasta una hora después de la ingesta. La parte 'buena' es que tras unas semanas se desarrolla tolerancia a esta molécula, con lo que los síntomas del 'niacin flush' se reducen.

Es muy incómodo pero, por suerte para nosotros, no presenta una amenaza mortal o severa para nuestra salud. De todos modos, debemos tener en cuenta que el rubor de niacina es el primer paso hacia una intoxicación por B3, la cual es posible. Según informan desde los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, "el exceso de niacina puede producir elevaciones moderadas de la aminotransferasa y, a veces, daño hepático agudo, que puede ser severo y, en ocasiones, fatal".


Además, debemos tener en cuenta que las embarazadas no deberán tomar suplementos de niacina porque, en dosis altas, puede producir defectos en el feto, según indican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Las soluciones

Si, por la razón que sea, lo mejor para nosotros es tomar niacina, pero en ningún caso deseamos experimentar sus desagradables efectos secundarios, hay una seria de fórmulas que podrán ayudarnos a cumplir estos objetivos.


  • Utilizar una formulación diferente. Existen dos tipos distintos de suplementos en función del tiempo que tardan en hacer efecto. Los de liberación instantánea son los más propensos a provocar rubor facial, por lo que cambiar a los de liberación lenta puede ser nuestra mejor opción.
  • Tomar una aspirina. Una gran cantidad de estudios científicos han observado esta correlación en la que si 30 minutos antes de ingerir el suplemento vitamínico nos tomamos 325 mg de ácido acetilsalicílico, reduce enormemente el riesgo del 'niacin flush'. Del mismo modo, otros antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, pueden lograr resultados similares.
  • Ir poco a poco. Diversos expertos recomiendan empezar con dosis pequeñas e ir aumentándolas paulatinamente hasta el nivel que deseamos ingerir. Recomiendan que este proceso se prolongue hasta dos meses.
  • Comer manzanas. La investigación es antigua y limitada, pero un estudio aseguró que la pectina presente en esta fruta puede tener efectos similares a la aspirina. Vale la pena probar porque una manzana no le hace daño a nadie.

Cuidado con el 'Green Deal' europeo: los ricos serán todavía más ricos

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EC

El paquete europeo de ayudas para la recuperación por el golpe de la pandemia podría aumentar las diferencias en la región y afianzar el dominio de los países más ricos



Uno de los grandes problemas de la economía europea es la división entre el núcleo de países ricos y la periferia. Paradójicamente, los ambiciosos planes poscovid para reconstruir la región podrían agrandar todavía más esta división.

Esta semana, la Unión Europea propuso un plan de 1,85 billones de euros, incluyendo el esperado Fondo de Reconstrucción de 750.000 millones. Este último tiene dos objetivos principales: darle vida a la economía de los países del sur, los que más han sufrido el golpe del virus, y ayudar a provocar una transformación industrial centrada en el 'Green Deal' europeo y la digitalización.

Los detalles todavía no se han desvelado completamente y, de hecho, el plan necesita ser aprobado por los gobernantes de los países miembros. Pero tiene un problema que puede resultar grave: esa estrategia industrial podría afectar de lleno al objetivo de cerrar las heridas abiertas de Europa.

Algunos sectores, como el industrial o el tecnológico, son mucho más productivos que otros, como la agricultura o el turismo, y ese es el motivo por el que los países solo se han enriquecido a través de la especialización en los primeros. En esos sectores son importantes las ingentes economías de escala y el 'know-how', que se acaban imponiendo en el mercado.

Habitualmente, también son sectores creados como parte de una estrategia estatal. China tiene gigantes tecnológicos para competir con Google o Amazon porque protege su propio mercado, algo que la Unión Europea no hace. La potente industria alemana es, todavía a día de hoy, el resultado de una estrategia estatal creada tras la II Guerra Mundial. 

Los últimos 40 años de integración europea han expandido los mercados a los que exporta la especializada Alemania, a expensas de la industria de países como Italia o España. El porcentaje de trabajadores en sectores que produzcan bienes exportables —habitualmente los más productivos—, se ha hundido en estas naciones, aumentando la brecha provocada por la automatización y la globalización.
La UE ha enviado grandes cantidades de dinero a los países más pobres en las últimas décadas. Buena parte de ese capital se ha gastado con poco cuidado: España tiene una red de trenes de alta velocidad más grande que Japón, pese a tener un tercio de la población. En muchos casos, utilizar esos fondos para construir campeones locales hubiera supuesto una violación de las leyes europeas sobre ayudas estatales.

Esas normas se han relajado durante esta crisis. En momentos como estos, en cualquier caso, es cuando los países más ricos pueden gastar dinero en cosas útiles. Las empresas alemanas son las mayores receptoras de los fondos aprobados por la Unión Europea desde el pasado febrero.

Por contra, España no tiene la estructura industrial como para reformular una estrategia que evite el cierre de la factoría del gigante japonés Nissan en Barcelona. El país vendió su único fabricante local, Seat, a Volkswagen en 1986. Renault, socio de Nissan, ha sobrevivido al golpe del covid-19 gracias a las ayudas públicas del gobierno francés y gracias a eso se está posicionando como líder del sector en Europa.

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Protestas ante la fábrica de Nissan en la zona franca de Barcelona. (EFE)


La Unión Europea se ha impuesto a ciertas ayudas con el argumento de que crean ganadores y perdedores, pero en los últimos años ha empezado a aceptar un punto de vista más paneuropeo. Esto, claro, también va a crear ganadores: aquellos países que ya tienen la escala y la propiedad intelectual, como Alemania, Francia o los países Escandinavos y su especialización en energía renovable. Es revelador que Tesla haya elegido las afueras de Berlín para instalar su factoría europea, en vez de irse a los países mediterráneos donde todo es más barato.

Por supuesto, una estrategia industrial paneuropea podría estar diseñada para repartir los beneficios a todos, pero el balance de poder en la UE hace que esta realidad quede muy lejos. Por si fuera poco, las nuevas tecnologías —y el coche eléctrico no es una excepción— suelen requerir menos personal para su fabricación, lo que supone un desafío más para el escenario pospandemia.

Los inversores deberían ser escépticos a la hora de mirar el paquete de ayudas como una verdadera revolución o como un catalizador de la unión en la región. Podría ser fácilmente lo que acabe por intensificar el viaje hacia el norte de la riqueza Europa.


Por
Jon Sindreu
The Wall Street Journal
30/05/2020 - 05:00
https://www.elconfidencial.com/mercados/the-wall-street-journal/2020-05-30/cuidado-green-deal-europeo_2617164/

Aprender inglés: 5 claves para que te entiendan en la lengua de Shakespeare (y no es la gramática)

Pareja hablando
GETTY IMAGES

Para comunicarnos mejor en inglés es importante tener una pronunciación inteligible.
Todos sabemos que la motivación, la constancia y el esfuerzo son fundamentales para el aprendizaje de un idioma. Pero el dominio de una lengua extranjera no es solo cuestión de adquirir una serie de normas y conocimientos.
El uso de un idioma es una destreza, más afín al aprendizaje de un instrumento musical o el baile que a las matemáticas o la ingeniería.
Este artículo pretende dar algunas pistas sobre cómo comunicarnos con la máxima efectividad en inglés.
Se centrará sobre todo en la pronunciación. Un error en ésta casi siempre perjudica la comunicación más que confundir conceptos gramaticales como, por ejemplo, el Present Perfect y el Past Simple.
En este sentido es preferible decir una frase incorrecta como "I live here since five years", pero con una pronunciación inteligible, que construir la frase correctamente como "I have lived here for five years", pero con errores de pronunciación. (Siempre que nuestra prioridad sea comunicarnos con efectividad: evidentemente, en un examen de gramática sería importante construir las frases con el tiempo verbal que corresponde).

1. La fonética: 20 sonidos y un "schwa"

El español es un idioma fonético. Las vocales se pronuncian como suenan. La "a" siempre es un "a" y la "u" siempre es un "u". Lógicamente los hispanohablantes intentan aplicar el mismo sistema al inglés. Pero no funciona.
De hecho, si pronunciamos palabras inglesas como si fueran españolas el efecto es que el 80% de lo que decimos resulta incomprensible, lo que complica mucho una conversación y convierte una presentación en un desastre.
La boca de una mujer hablando.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl español solamente tiene cinco vocales pero el inglés tiene 12 y 8 diptongos.
Dominar el uso de la fonética requiere tiempo y estudio. Uno de los problemas principales es que el español tiene solo cinco sonidos vocales, comparado con el inglés que tiene 12 vocales y 8 diptongos. Así que para pronunciar bien el inglés hay que pronunciar sonidos que no existen en el español.
No sólo la misma letra o grafía se pronuncia de manera distinta en diferentes contextos. También hay sonidos que resulta muy complicado distinguir para los hablantes del español.
Por ejemplo, diferenciar vocales cortas como la "ʊ", que ocurre en palabras como "put" o "book", de vocales largas como "u:" que empleamos en "food" o "new". Lo mismo ocurre con el "i" corto en "hit" y el "i:" largo en "heat".
También puede ser difícil reconocer y pronunciar una vocal importantísima en el inglés que se llama "schwa".
Este sonido corresponde con el fonema "ə" que empleamos en miles de palabras, como por ejemplo en la primera silaba de "about" o la última silaba de "sofa": no es una "a" ni una "e", sino algo entre las dos.
Veremos que el schwa también juega un papel fundamental en el ritmo de voz en inglés.
La solución consiste en primero concienciarse del problema y, segundo, en aprender la fonética en inglés.
Algunos fonemas nos resultarán más complicados que otros, pero el primer paso consiste en abandonar la noción de que se puede pronunciar vocales en inglés como si correspondiesen a las mismas vocales en castellano.
Este esfuerzo nos dará muchas recompensas a largo plazo. No hace falta dominar todo el alfabeto fonético. Se pueden conseguir avances importantes si rectificamos algunos malos hábitos. Sobre todo debemos fijarnos en las palabras que son importantes en nuestro uso diario. El siguiente vídeo nos ayudará a comenzar.
Ejemplos de pronunciación de vocales en inglés. English Language Group.

2. Énfasis silábico

El mismo problema se plantea con el acento silábico. Desafortunadamente las palabras "amigas" como opportunity, objective y strategy, por ejemplo, casi siempre tienen un énfasis diferente en inglés (oportunidád - opportúnity).
Si pronunciamos una palabra en inglés con el acento que tendría en el español, de nuevo convertimos nuestras palabras en sonidos incomprensibles, igual que no entenderíamos a un extranjero que pronuncia "ventána" acentuando la última silaba (ventaná).
Así que no es suficiente reconocer una palabra y aprender su significado. Hay que saber pronunciarla.
Esto no es cuestión de tener "acento español". Tener un acento es seña de identidad y además casi imposible de evitar. De lo que se trata es de poder comunicar y de que nos podamos entender.

3. Ritmo de voz

Si ya estamos prestando atención a los dos temas anteriores habremos hecho un recorrido importante. Pero si pretendemos comunicar en inglés de manera eficaz y, sobre todo, si vamos a hablar en público, tenemos que prestar atención al ritmo de voz.
Joven con la boca abierta que salen banderas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCada idioma tiene su propio ritmo.
Y curiosamente el español y el inglés tienen ritmos distintos.
En general, el español tiene un ritmo constante con el mismo énfasis en cada palabra.
Por el contrario el inglés pone mucho más énfasis en algunas palabras y sílabas que en otras. Por eso a veces la comprensión oral es difícil, ya que el orador parece "comerse" palabras enteras.
En inglés usamos el énfasis para comunicar significado. Como norma general, ponemos mucha más acentuación en las palabras de contenido, es decir, en las palabras que son importantes en una frase para comunicar nuestro mensaje.
Casi nunca ponemos énfasis en preposiciones, pronombres o artículos, salvo en casos muy concretos, por ejemplo cuando queremos contrastar dos pronombres: "It's not his bag, it's HER bag".
Pero en general no ponemos énfasis en palabras "gramaticales." Así que "Do you want a coffee? se pronuncia como "Dyawanna coffee?", porque "coffee" es la única palabra de contenido importante en esta frase.
No solo hacemos más hincapié en las "palabras de contenido", sino que cuando hablamos con un ritmo de voz natural también restamos importancia a palabras que no son imprescindibles para comunicarnos.
Así que palabras como "can", que se suele pronunciar con un "æ" corto como "man" o "bad", cambian de pronunciación en una conversación normal empleando el schwa "ə". Lo mismo ocurre con muchas palabras que no son de contenido como "the", "but" y "them".
Este énfasis sobre algunas palabras es lo que confiere al inglés su ritmo particular. Si empleamos el ritmo constante del español al inglés sonaremos monótonos, y será difícil entendernos, algo no deseable en una situación social, pero verdaderamente desastroso en una presentación.
Una manera de practicar esto es prestar atención a diálogos en inglés y escuchar, no solo para la comprensión, sino también para identificar el énfasis en las distintas palabras en una frase.
Esta es una destreza difícil pero imprescindible para comunicar al más alto nivel. Por el momento sería un gran paso adelante si empezamos a poner más énfasis en las palabras claves e intentar poco a poco imitar el ritmo.

4. Entonación

¡Es falso que se suba la entonación de las preguntas en inglés! No hace falta, porque, al contrario de lo que sucede en español, en inglés sabemos si una frase es una pregunta o no por su estructura ("Can you drive?" en lugar de "You can drive").
NiñosDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUno de los trucos para aprender mejor el inglés es darse cuenta de que se trata más de una destreza, como el baile, que como las matemáticas o la ingeniería.
A veces subimos la entonación en medio de una frase para indicar que no hemos terminado y también para expresar incertidumbre.
Si subimos constantemente la entonación en inglés resultará un poco raro. Así que una pregunta estándar como "Where are you from?" mantiene una entonación plana.
Hay acentos regionales, como en California, donde sí hay una tendencia de subir la entonación al final de cada frase, incluso con frases afirmativas, pero debemos abandonar el hábito de subir automáticamente la entonación cuando veamos una interrogación.

5. Dimensión cultural

Cada idioma tiene su propia dimensión cultural. Si traducimos literalmente del español al inglés pareceremos muy directos e incluso a veces agresivos.
Por ejemplo, en general el imperativo en inglés solo se usa para dirigirnos a niños pequeños, perros y rangos inferiores en el ejército, aunque es cierto que el inglés americano es más directo que el británico.
Así que "Can you please be quiet?" se emplearía mucho más que "Shut up!", a no ser que nuestro propósito sea precisamente ser agresivos.
Hombre hablando y banderas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCada idioma tiene su propia dimensión cultural que debe tomarse en cuenta al momento de comunicarse y de traducir.
A la hora de expresar opiniones, el inglés tiende a usar lenguaje mucho más tentativo que el español y con más ambigüedad.
Si vamos a emplear el inglés en reuniones, negociaciones o incluso en situaciones sociales tenemos que dominar las frases apropiadas para distintas situaciones, que casi nunca son traducciones literales del español.
Si queremos expresar desacuerdo, un simple "no" nos puede retratar como personas bordes y maleducadas.
Un desacuerdo fuerte podría ser "I disagree" casi siempre empleado con la frase "I'm afraid". También es común "I see your point of view but…". El descuerdo vendrá después de la palabra "but".
Puede parecer que el inglés se complica bastante con estos conceptos.
Sin embargo, si los aplicamos poco a poco, en breve lograremos avances notables en nuestra capacidad comunicativa.
Este pequeño resumen será útil solo si tenemos en cuenta lo más fundamental: el inglés no es una serie de datos. Es una habilidad. ¡Hay que aprender a bailar!
Línea.
*Stephen Jenkins es Director de Masters en Enseñanza Bilingüe, Universidad Nebrija (España).
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.Haz clic aquípara leer la versión original.