viernes, 30 de junio de 2023

La preocupante señal para la eurozona que está mandando el mercado de bonos alemán

 



  • La curva de tipos alemana presenta la mayor inversión desde hace 31 años
  • En EEUU, esta inversión se suele interpretar como un anticipo de recesión
  • Los datos europeos muestran debilidad, pero el BCE mantiene el tono halcón



Si la inversión de la curva de tipos se suele tener como un anticipo a tener en cuenta de recesión en el corto/medio plazo, la de Alemania está dando un aviso más que serio. El diferencial entre el rendimiento del bund (bono soberano) a 10 años -de referencia en Europa-, y el del bono a dos años -el más sensible a la trayectoria de los tipos de interés- pasó a negativo el pasado noviembre y sigue profundizando en esa dinámica. Este martes la inversión de la curva alemana alcanzó los 87 puntos básicos, acantilado no visto desde 1992.

Tradicionalmente, ha sido en EEUU donde se ha tenido a esta inversión de la curva como una alarma de recesión. La teoría económica dice que la deuda tiene que ofrecer un mayor rendimiento al inversor cuanto más largo sea el plazo, al suponer una mayor duración también una mayor incertidumbre. Por eso, lo lógico es ver unos bonos a 10 años con un rendimiento mayor al de las notas a dos años, viéndose una pendiente en la curva de tipos. Sin embargo, cuando los rendimientos a más largo plazo caen por debajo de sus homólogos a más corto plazo, los mercados suelen estar cada vez más convencidos de que se avecinan problemas económicos que provocarán recortes de tipos en el futuro.

El vertiginoso ritmo de subidas del Banco Central Europeo (BCE), un total de 400 puntos básicos en menos de un año y todavía queda camino, ha provocado un abrupto repunte de los bonos alemanes a dos años, que ha pasado, en menos de 12 meses, del 0,3% al 3,2%. La última subida se vio precisamente este martes, cuando la presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo desde el foro de Sintra que las alzas de tipos continuarán y que el final de las mismas todavía no se ve en el horizonte. Los mercados volvieron a apostar por tipos de interés más altos a pesar de los recientes indicios de que la economía de la eurozona se está enfriando.

Si las revisiones de datos confirmaron la recesión técnica entre el cuarto trimestre de 2022 y el primer de 2023 (contracción en ambos del 0,1%), las estadísticas entrantes ponen en duda la remontada en el segundo cuarto. El pasado viernes, los PMI de junio evidenciaron que el sector manufacturero sigue en caída libre y que los servicios, el puntal que ha mantenido sujeta la actividad, empiezan a mostrar debilidad.

A nivel interno alemán, las expectativas siguen siendo grises. El índice ifo del país bajó en junio, registrando una caída de tres puntos, hasta los 88,5. Esto supuso un segundo deterioro consecutivo del índice, que volvió a caer desde el reciente máximo de 93,4 alcanzado en abril. Y así como el largo repunte hasta abril se vio impulsado por la mejora del subíndice de expectativas, lo mismo ocurre hasta ahora en la bajada: este último cayó cinco puntos en junio hasta 83,6, lo que significa que las expectativas son las más sombrías en lo que va de año.

Pero, pese a estas perspectivas, el BCE ha mantenido su mensaje fuerte al actualizar la inflación al alza en sus últimas previsiones, publicadas en la última reunión, el pasado 15 de junio. Si antes de esa cita las apuestas del mercado marcaban un tipo de depósito máximo del 3,7% en octubre, ahora prevén un tipo terminal del 3,9% para diciembre. Eso supone dos subidas más de 25 puntos básicos, estando la de julio ya más que descontada.

"Creemos que el empeoramiento de las expectativas en Alemania subraya un riesgo creciente de que la economía alemana extienda la racha de caída de las impresiones del PIB al segundo trimestre (actualmente esperamos un estancamiento de la producción) y posiblemente más allá. Y lo que es más importante, dado que se espera que la desinflación continúe de forma constante, esto apunta a un creciente riesgo de endurecimiento excesivo por parte del BCE", señala Mateuz Urban, de Oxford Economics, en una nota para clientes.

Lagarde, sin embargo, reiteró este martes que el banco central mantendría los tipos de interés "suficientemente restrictivos" durante "el tiempo que sea necesario" para evitar una espiral de precios-salarios. Según las últimas proyecciones del BCE, los salarios crecerán un 14% de aquí a finales de 2025. Aunque se espera que la inflación anual de la eurozona caiga hasta el 5,6% en junio, cuando se publiquen los nuevos datos de precios el viernes, la cifra todavía queda muy por encima del objetivo del 2%.

George Buckley, economista jefe para Europa de Nomura, afirma que la creciente inversión de la curva de rendimientos podría estar mostrando que Europa ha sufrido una serie de perturbaciones que aún no se han trasladado a la economía en general. "Hace nueve meses, estábamos al borde de un abismo [económico], las perspectivas eran realmente terribles. El mercado podría estar diciendo que la recesión que aún no se ha producido todavía está por llegar".

En EEUU, el patrón histórico es que la curva invertida entre los 10 y los dos años precedió a cada recesión con un desfase de entre seis meses y dos años y rara vez envió una señal incorrecta. Para las cinco recesiones anteriores a la breve recesión inducida por el covid en 2020, el tiempo medio de espera entre la inversión y el inicio de la recesión fue de aproximadamente 20,5 meses. Con todo, el rango de tiempo de espera es bastante amplio, abarcando desde 9,5 meses antes de la recesión de 1981-1982 hasta 35 meses antes de la recesión de 2001

En sus perspectivas de mitad de año, la gestora de activos del banco británico HSBC estima que EEUU entrará en recesión en el cuarto trimestre, seguido de un "año de contracción y una recesión europea en 2024". Joseph Little, estratega jefe global de la firma asegura que, aunque algunas partes de la economía se han mantenido resistentes hasta ahora, el balance de riesgos "apunta a un alto riesgo de recesión ahora", con Europa por detrás de EEUU pero la trayectoria macro en general "alineada".

"Ya estamos en una leve recesión de beneficios, y los impagos corporativos también han empezado a repuntar", señala Little en un informe. "El lado positivo es que esperamos que la elevada inflación se modere con relativa rapidez. Eso creará una oportunidad para que los responsables políticos bajen los tipos". A pesar del tono halcón de los banqueros centrales y la aparente rigidez de la inflación, sobre todo la subyacente (excluye elementos más volátiles como la energía y los alimentos), HSBC espera que la Fed recorte los tipos de interés antes de finales de 2023 y que elBCE y el Banco de Inglaterra (BoEI sigan su ejemplo el año que viene. "El escenario de recesión que se avecina se parecerá más a la recesión de principios de los 90, siendo nuestro escenario central una caída del PIB del 1-2%", añade Little.

Desde Capital Economics, su analista Franziska Palmas, ve probable que la economía de la zona euro siga en recesión durante el resto de 2023. "Es cierto que la caída de los precios del gas de este año apoyará la demanda y la actividad. Pero esto se verá contrarrestado con creces por la reducción de las ayudas fiscales, la subida de los tipos de interés y el debilitamiento de la demanda exterior. Es probable que los ingresos reales se estanquen en general, frenando el consumo. Tras caer un 0,1% en el primer trimestre, creemos que el PIB registrará pequeñas contracciones en cada uno de los trimestres restantes de 2023 y que solo se recuperará lentamente a partir de entonces", expone en su última prospectiva sobre la eurozona.

"En general, prevemos un caso de estanflación más grave que la mayoría. Nuestra previsión del PIB es mucho más débil que el consenso. Y nuestras previsiones de inflación general y subyacente están en línea con el consenso a pesar de nuestras previsiones de PIB más débiles", plantea Palmas. Pese a ello, considera, "el BCE no tendrá prisa por recortar los tipos una vez que alcancen su nivel máximo. Esperamos que la primera bajada de tipos no se produzca hasta el segundo semestre de 2024".

"En general, parece que la economía de la eurozona ha entrado en un periodo de atonía en el que el crecimiento económico ronda el 0%. Tras la débil lectura del PMI de mayo y los débiles datos de producción y ventas de abril, los PMI de junio se suman a la evidencia de que el repunte tras dos pequeños trimestres de crecimiento negativo va a decepcionar. De hecho, cada vez es más probable otro trimestre de crecimiento negativo", escribe en una nota Bert Colijn, economista sénior para la eurozona de ING.

"Esta atonía del panorama económico, combinada con la continua mejora de la inflación, parece ser dovish para el BCE", reconoce Colijn. Sin embargo, cree que "nada de esto servirá de catalizador para que el banco cambie de dirección en cuanto a las subidas de tipos. Los responsables de la política monetaria parecen preferir un endurecimiento excesivo a un endurecimiento insuficiente, lo que prepara el terreno para otra posible subida en septiembre", concluye.


Qué es el mecanismo de Anticitera, el objeto más misterioso de la historia de la tecnología que busca Indiana Jones en su última película

 


En esta ocasión, Indiana Jones busca el "Dial de Arquímedes".

DISNEY





Después de quince años, Harrison Ford regresa a las pantallas en el papel del intrépido arqueólogo Indiana Jones.

Junto a una nueva coprotagonista, que interpreta la británica Phoebe Waller-Bridge, Indy vuelve a ponerse el sombrero y toma el látigo que lo han acompañado desde que sus aventuras empezaran en 1981 con "Cazadores del Arca Perdida".

En esta ocasión el artefacto que busca arrebatarles a los nazis es el que le da el título al filme, el "Dial del Destino", al que los personajes de la película se refieren como el Dial de Arquímedes.

Está basado en un objeto real, un antiguo artefacto griego descubierto por arqueólogos en 1900el mecanismo de Anticitera.

Es poco probable que este mecanismo -de casi 2.000 años de antigüedad- tuviera el poder de retrasar el tiempo, como lo tiene en la película.

Pero, ¿qué era en realidad el mecanismo de Anticitera? ¿para qué se diseñó? Y, ¿qué relación tiene con el famoso matemático griego que mencionan en la película?

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Harrison Ford ha dicho que está será la última vez que interprete al famoso arqueólogo Indiana Jones.

El descubrimiento

De no haber sido por una tormenta en la rocosa isla griega de Anticitera hace poco más de un siglo, uno de los objetos más desconcertantes y complejos del mundo antiguo quizás no habría sido descubierto jamás.

Tras refugiarse en la isla, un equipo de buscadores de esponjas marinas decidieron ver si tenían suerte bajo esas aguas.

Se toparon en cambio con los restos de una galera romana que había naufragado en medio de otra tormenta hacía 2.000 años, cuando el Imperio romano empezó a conquistar las colonias griegas en el Mediterráneo.

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Frágil, intrigante y repleto de sorpresas, el mecanismo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional en Atenas.

En la arena del fondo del mar estaba el cúmulo más grande de tesoros griegos que se haya encontrado jamás.

Entre las hermosas estatuas de cobre y mármol estaba el objeto más intrigante de la historia de la tecnología.

Es de bronce corroído, no más grande que una laptop moderna, hecha hace 2.000 años en la antigua Grecia.

Se lo conoce como el mecanismo de Anticitera. Y resultó ser una máquina del futuro.

"Si no lo hubieran descubierto en 1900, nadie se habría imaginado, ni siquiera creído, que algo así existía... ¡es tan sofisticado!", le dijo hace un tiempo a la BBC el matemático Tony Freeth.

Increíble

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Al principio, el artefacto no les decía nada a los científicos, pero luego notaron que tenía marcas e inscripciones.

"¡Imagínate: alguien, en algún lugar de la antigua Grecia, hizo una computadora mecánica!", señaló por su parte el físico griego Yanis Bitzakis quien, como Freeth, es parte del equipo internacional de investigación del asombroso artefacto.

"Es un mecanismo de una genialidad realmente sorprendente", añadió Freeth.

No están exagerando.

Tuvieron que pasar unos 1.500 años antes de que algo que se aproximara al mecanismo de Anticitera volviera a aparecer, en la forma de los primeros relojes mecánicos astronómicos en Europa.

Sin embargo, éstas son las conclusiones; entender qué era el misterioso objeto tomó tiempo, conocimientos y esfuerzo.

Uno de los problemas era su anacronismo.

El primero en examinar en detalle los 82 fragmentos recuperados fue el físico inglés y padre de la cienciometría Derek J. de Solla Price.

Empezó en los años 50 y en 1971, junto con el físico nuclear griego Charalampos Karakalos, tomó imágenes con rayos X y rayos gamma de las piezas.

Descubrieron que había 27 ruedas de engranaje adentro, y que era tremendamente complejo.

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La primera sorpresa: adentro encontraron 27 ruedas de engranaje.

Números importantes

Los expertos habían logrado fechar con considerable precisión algunas de las otras piezas encontradas como de entre los años 70 a.C. y 50 a.C.

Pero un objeto tan extraordinario no podía datar de esa época. Quizás era mucho más moderno y sólo por casualidad había caído en el mismo sitio, pensaban varios.

Price adivinó que contar los dientes en cada rueda podía dar alguna pista sobre la función de la máquina.

Con imágenes bidimensionales, las ruedas se superponían, lo que dificultaba la tarea, pero logró establecer dos números: 127 y 235.

"Esos dos números eran muy importantes en la Grecia antigua", señala el astrónomo Mike Edmunds.

¿Sería posible que los estuvieran usando para seguir el movimiento de la Luna?

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Los números que empezaron a surgir coincidían con los conocimientos de los griegos de la época. Lo incomprensible es que provinieran de ese objeto misterioso.

La idea era revolucionaria y tan avanzada que Price dudó de la autenticidad del objeto.

"Si los científicos griegos antiguos podían producir estos sistemas de engranaje hace dos milenios, toda la historia de la tecnología de Occidente tendría que reescribirse", resalta Freeth.

La Grecia de hace dos milenios es una de las culturas más creativas que hayan existido jamás, así que no estaba en tela de juicio cuán magnífico fue su desarrollo en todos los campos, incluso en astronomía, considerada entonces como una rama de las matemáticas.

Sabían cómo se movían los cuerpos celestiales en el espacio, podían calcular sus distancias y conocían la geometría de sus órbitas.

¿Habrían sido capaces de meter astronomía y matemáticas complejas en un artilugio y programarlo para que siguiera el movimiento de la Luna?

El número 235 que había encontrado Price era la clave del mecanismo para computar los ciclos de la Luna.

"Los griegos sabían que de una nueva Luna a la siguiente pasaban en promedio 29,5 días. Pero eso era problemático para su calendario de 12 meses en el año, porque 12 x 29,5 = 354 días, 11 días menos de lo necesario"", le explicó a la BBC Alexander Jones, historiador de astronomía antigua.

"El año natural, con las estaciones, y el año calendario perderían la sincronía".

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Las cuentas no daban si sólo se tenía en cuenta un año solar, pero en un ciclo de 19 años...

Perfecta sintonía

No obstante, también sabían que 19 años solares son casi exactamente 235 meses lunares, un ciclo cuyo nombre es metónico.

"Eso significa que si tienes un ciclo de 19 años, a largo plazo tu calendario va a estar en perfecta sintonía con la estaciones".

Como confirmándolo, en uno de los fragmentos del mecanismo de Anticitera encontraron el ciclo metónico.

Gracias a los dientes de las ruedas de engranaje, el mecanismo empezó a revelar sus secretos.

Las fases de la Luna eran inmensamente útiles en esa época.

De acuerdo a ellas se determinaba cuándo sembrar, cuál era la estrategia en la batalla, qué día eran las fiestas religiosas, en qué momento pagar las deudas o si podían hacer viajes nocturnos.

El otro número, 127, le sirvió a Price para entender otra función relacionada con nuestro satélite natural: el aparato también mostraba las revoluciones de la Luna alrededor de la Tierra.

Tras 20 años de intensa investigación, Price concluyó que ya había resuelto el acertijo.

Sin embargo, quedaban piezas del rompecabezas por encajar.

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Cada diente de cada rueda suponía otra incógnita. Pero al menos habían dado con la clave.

Imágenes tridimensionales

El siguiente paso requirió de tecnología hecha a la medida. Y un equipo internacional de expertos dedicado a investigar el mecanismo de Anticitera.

El equipo logró convencer a Roger Hadland, ingeniero de rayos X, de que diseñara y llevara al Museo Arqueológico Nacional en Atenas una máquina especial para hacer imágenes tridimensionales del mecanismo.

Y, valiéndose de otro aparato que realzó los escritos que cubren buena parte de los fragmentos, los investigadores encontraron una referencia a los engranajes y a otro número clave: 223.

Tres siglos antes de la edad de oro de Atenas, los antiguos astrónomos babilonios descubrieron que 223 lunas tras un eclipse (18 años y 11 días, conocido como un ciclo de saros), la Luna y la Tierra vuelven a la misma posición de manera que probablemente se producirá otro parecido.

"Cuando había un eclipse lunar, el rey babilonio dimitía y un sustituto asumía el mando, de manera que los malos augurios fueran para él. Luego lo mataban y el rey volvía a asumir su cargo", contó John Steele, experto en Babilonia del Museo Británico.

Y resulta que 223 era el número de otra de las ruedas del artilugio.

El mecanismo de Anticitera podía ver el futuro... podía predecir eclipses.

No sólo el día, sino la hora, la dirección en la que la sombra cruzaría y el color del que se iba a ver la Luna.

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La información que los investigadores encontraron en el mecanismo de Anticitera sobre los eclipses es sorprendentemente detallada.

La importancia de la Luna

Como si eso no fuera suficientemente asombroso, descubrieron otra maravilla.

El ciclo de eclipses dependía del patrón del movimiento de la Luna y "nada sobre la Luna es sencillo", explicó Freeth.

"No sólo su órbita es elíptica -de manera que viaja más rápido cuando está más cerca de la Tierra-, sino que esa elipse también rota lentamente, en un período de 9 años".

¿Podía el mecanismo de Anticitera rastrear ese sendero fluctuante de la Luna?

Efectivamente, podía: dos ruedas de engranaje más pequeñas, una de ellas con una pinza para regular la velocidad de rotación, replicaban con precisión el tiempo que se demora la Luna en orbitar, mientras que otra, con 26 dientes y medio compensaba por el desplazamiento de la órbita.

Y, por si fuera poco, al examinar lo que queda de la parte frontal del aparato, el equipo de expertos concluyó que solía tener un planetario como lo entendían en ese momento: con la Tierra en el centro y cinco planetas girando a su alrededor.

"Era una idea extraordinaria: tomar teorías científicas de la época y mecanizarlas para ver que pasaría días, meses y muchas décadas después", subraya el matemático.

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Llamaba la atención que los juegos que se celebraban en el istmo de Corinto cada dos años en honor a Poseidón aparecieran destacados.

Un acertijo envuelto en medio de un enigma

"Esencialmente fue la primera vez que la raza humana creó una computadora", según Freeth.

"Es verdaderamente increíble que un científico de esa época descubriera cómo usar ruedas de engranaje de bronce para rastrear los complejos movimientos de la Luna y los planetas".

Pero... ¿quién fue?

Nuevamente, exploraron lo que nos quedó del fabuloso artilugio para buscar la respuesta.

Una pista estaba en otra de sus funciones.

El mecanismo de Anticitera predecía además la fecha exacta de los Juegos Panhelénicos: los Juegos de Olimpia, los Juegos Píticos, los Juegos Ístmicos, los Juegos Nemeos.

Lo curioso es que, aunque los Juegos de Olimpia eran los más prestigiosos, los Ístmicos, en Corinto, aparecen en letras mucho más grandes.

Además, los expertos ya habían notado que los nombres de los meses que aparecían en otra rueda eran corintios.

La evidencia apuntaba a que el diseñador era un corintio y que vivía en la colonia más rica gobernada por esa ciudad: Siracusa.

Y Siracusa era el hogar del más brillante de los matemáticos e ingenieros griegos: Arquímedes.

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"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo".

¿Arquímedes?

Quizás era obra del científico más importante de la Antigüedad clásica, el hombre que había determinado la distancia a la Luna, encontrado cómo calcular el volumen de una esfera y de ese número fundamental π; que había asegurado que con una palanca movería el mundo y tanto más.

"Sólo un matemático tan brillante como Arquímedes podría haber diseñado el mecanismo de Anticitera", opina Freeth.

Lo cierto es que Arquímedes estaba en Siracusa cuando los romanos llegaron a conquistarla y el general Marco Claudio Marcelo ordenó que no lo mataran, pero un soldado lo hizo.

Siracusa fue saqueada y sus tesoros enviados a Roma. El general Marcelo sólo se llevó dos piezas consigo, ambas -dijo- eran de Arquímedes.

El equipo de investigación piensa que eran versiones anteriores del mecanismo.

Un indicio se encuentra en una descripción que escribió el formidable orador Cicero de una de las máquinas de Arquímedes que vio en la casa del nieto del general Marcelo.

"Arquímedes encontró la manera de representar con precisión en un sólo aparato los variados y divergentes movimientos de los cinco planetas con sus distintas velocidades, de manera que el mismo eclipse ocurre tanto en el globo como en la realidad".

¿Qué pasó con la brillante tecnología griega que produjo la primera computadora?

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Todos las piezas para introducir todos los conocimientos en una caja.

¿Por qué no se desarrolló? ¿Por qué se perdió?

Como tantas otras cosas, con la caída de los griegos y luego los romanos, los conocimientos "emigraron" hacia el oriente, donde los bizantinos los guardaron por un tiempo y luego pasaron a los eruditos árabes.

El segundo artilugio con engranajes de bronce más antiguo que se conoce es del siglo V y tiene inscripciones en árabe.

Y en el siglo XIII los moros llevaron esos conocimientos de vuelta a Europa.

Investigaciones previas establecieron que el mecanismo estaba metido en una caja de madera, que no sobrevivió el paso del tiempo.

Una caja que contenía todo el conocimiento del mundo, el tiempo, el espacio y el Universo.

"Es un poco intimidante darse cuenta de que justo antes de la caída de su gran civilización, los antiguos griegos habían llegado tan cerca a nuestra era, no sólo en su pensamiento sino también en su tecnología científica", dijo Derek J. de Solla Price.




Redacción  BBC News
29 junio 2023, 09:35 GMT
https://www.bbc.com/mundo/articles/cg6nwnd6r7ro