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Las acusaciones de abusos, torturas y desapariciones durante la guerra en Irak que figuran en los casi 400.000 documentos confidenciales dados a conocer la noche del sábado por la web Wikileaks son "extraordinariamente graves" para el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, uno de los grandes críticos a la implicación de su país en el conflicto. Con estas declaraciones, Clegg se desmarca de la postura oficial del Ejecutivo británico, que "condenó" ayer la publicación de los informes al considerar que pueden poner en "riesgo" la vida de las tropas. "Condenamos toda difusión no autorizada de documentos clasificados. Puede representar un riesgo para la vida de las tropas británicas y las de nuestros aliados", señaló ayer el Ministerio británico de la Defensa en un comunicado.
Para Clegg, sin embargo, lo único reprobable es que se trate de una filtración. "Hay que deplorar la forma en que se han producido las revelaciones, pero creo que la naturaleza de las acusaciones es extraordinariamente grave", ha declarado Clegg en una entrevista a la BBC. "Debe investigarse todo lo que lleve a pensar que las reglas de base de la guerra han sido violadas o que la tortura ha podido ser de alguna manera tolerada", ha agregado Clegg.
Los papeles de Irak han sacado a la luz pública centenares de denuncias de abusos y torturas e incluso asesinatos por parte de las fuerzas iraquíes que EE UU pasó por alto sin investigar. También revelan 15.000 muertes de civiles inocentes más de las reconocidas hasta ahora. "Su lectura es desoladora y son [hechos] muy graves. La Administración estadounidense querrá dar su propia respuesta y no nos corresponde decirles cómo hacerlo", ha agregado el líder de los liberales británicos.
En un comunicado, Human Rights Watch ha instado al Gobierno iraquí a investigar las "denuncias creíbles" de que sus fuerzas infligieron torturas y abusos sistemáticos a los detenidos. "Irak debe juzgar a los responsables de torturas y otros delitos", añade la ONG. También el Gobierno de EE UU "tiene que investigar si sus fuerzas violaron el derecho internacional al transferir a miles de detenidos iraquíesa custodia iraquí a pesar del riesgo de tortura". El sábado, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional y el relator de la ONU contra la tortura, Manfred Nowak, ya instaron a Barak Obama a investigar. A su juicio, las revelaciones de Wikileaks apuntan a que puede haberse violado la convención de Naciones Unidas contra la tortura.
Desde Londres, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, afirmó que los documentos muestran "la verdad" sobre la guerra de Irak. En cambio, el primer ministro en funciones iraquí, Nuri al Maliki, negó la veracidad de los papeles y aseguró que la publicación tiene "objetivos políticos". Los informes de campo redactados por soldados estadounidenses entre 2004 y 2009, que dan cuenta de 109.032 muertes, incluidas las de 66.081 civiles, 23.984 enemigos calificados por el Pentágono de "insurgentes", 15.196 militares iraquíes y 3.771 de los países de la coalición invasora.
En medio del clamor para que explique por qué hizo caso omiso de las torturas sistemáticas en Irak, la Casa Blanca sigue guardado hoy silencio. El Pentágono, que no cuestiona la autenticidad de los archivos difundidos por Wikileaks, habló antes de que se publicaran los documentos pero no después. En la misma línea de lo que defienden Reino Unido y EE UU, el Gobierno australiano ha dicho hoy que los documentos "pone potencialmente en riesgo a aquellos" que les "ayudaron en el pasado". Australia inició en junio de 2008 el repliegue de sus 20.000 efectivos desplegados en suelo iraquí tras la victoria electoral de los laboristas y lo finalizó en julio de 2009.
From elpais.com/internacional 24/10/2010
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