domingo, 26 de diciembre de 2010

Gangas de lujo en los bazares de Oriente

Foto from vanitatis.com
 
Mercado de Panjayuan (Pekín)

El jade encarna los valores de Confucio y desde antiguo ejerce una extraña fascinación sobre los chinos. A los orientales les gusta llevar consigo pequeños objetos tallados en esta piedra, colgantes, perlas o frasquitos de tabaco rapé, y acariciarlos de vez en cuando, como ocurría con las filacterias en las regiones del este del Mediterráneo. Sería casi imposible hablar de China y de su riqueza cultural sin mencionar el culto al jade y su importancia en el desarrollo artístico del país.
Por eso, cuando el viajero curioso desembarca en Pekín no sólo está obligado a visitar el Templo del Cielo, la Plaza Tian An Men, el Lamasterio Yonghe o el Palacio Imperial; es una atracción colarse en alguna de las oscuras tiendas de antigüedades de la ciudad y dejarse seducir por las piezas antiguas de jade. Es como abrir boca: se empieza comprando pequeñas figuritas talladas y se termina rebuscando entre los centenares de objetos amontonados viejas porcelanas de Jingdezhen, bronces decorados con ornamentación en filigrana y esculturas labradas en piedra. Hay verdaderas oportunidades. También en muebles, herencia de la pujante burguesía china que prosperó antes de la revolución maoista. Por precios absolutamente razonables se puede adquirir mobiliario de hace 200 años que el mercado occidental, ya sea en Inglaterra, Italia o Estados Unidos, revaloriza constantemente.
La calle más famosa de Pekín se llama Wangfunjing. En ese lugar, los ancestrales comercios chinos de sombreros, seda y té conviven con las modernas tiendas de ropa, relojes y zapatos, y los más atrevidos pueden degustar las especialidades de la gastronomía china. Pero los mejores anticuarios no están allí, sino en Chaoyang, el distrito de las embajadas y el hogar de la calle de la seda. Es el punto de partida para adentrarse en el mercado de Panjiayuan, para muchos un museo, donde es posible adquirir originales y copias de esculturas en piedra, libros antiguos, jade, cerámica, marionetas para sombras chinescas y un amplio abanico de máscaras de ópera china. 
India  
La India es otro país con maravillosos objetos del pasado a buen precio. Las mayoría de los occidentales suelen visitar el Taj Majal, Delhi , Jaipur o Benarés. Pero la India es mucho más. Sólo hay que recalar en la ciudad de Jaisalmer o en Bundi, famosa por sus palacios y sus baoris; acercarse a Udaipur, la que llaman la ciudad del amanecer, o hacer un alto en el camino y descansar en Jodpur. En la ciudad azul se pueden encontrar bellísimas puertas labradas en filigrana que aún conservan sus colores originales. Pertenecen a los famosos jabelis, las residencias de las castas más altas, y son piezas únicas por la calidad de sus trabajos.
Para comprar plata y seda no queda más remedio que acercarse al circuito oficial. Las sedas, algodones y lanas de la India están entre las mejores del mundo. Y la calidad y belleza de las sedas de Varanasi, o Benarés, como la conocemos los turistas, y de los saris que con ellas se confeccionan, es indiscutible. Su tacto, sus llamativos colores y sus elaborados dibujos. No extraña, pues, que las niñas ricas de la India viajen hasta allí para elegir su traje de novia. Pero no son menos hermosas, las espléndidas sedas bordadas en oro de Mysore. En esta ciudad se encuentran excelentes trabajos artesanales, colchas y manteles, con bordados y brocado. Entre los algodones se distinguen los de Rajasthán y Chennai, también conocida como Madrás, mientras que Cachemira es famosa por su variedad y calidad en lanas y en especial por sus maravillosos chales de pashmina.
Legendario Jaipur
Este país tiene una de las mayores industrias de alfombras de todo el mundo. Cada región tiene su propia especialidad; en Darjeeling se pueden encontrar alfombras tibetanas y en Cachemira, finas alfombrillas de seda. Otro centro importante es Bhadohi, cerca de Varanasi. Las mejores piezas de plata se encuentran en Jaipur y en el mercado de Chadni Chowk, en el viejo Delhi. Los diamantes, lapislázuli, rubíes, zafiros, piedras de luna y aguamarinas se compran en Hyderabad y las piedras semipreciosas en Jaipur. El oro indio también es muy apreciado aunque su precio no resulta tan ventajoso como el de la plata. En el barrio de joyerías de Madurai se encuentran excelentes trabajos
Marrakech 
Viajar a la ciudad de Marrakech y no visitar el Zoco es como marcharse de Estambul sin haber puesto un pie en el Gran Bazar. De hecho, muchos buscadores de piezas antiguas viajan a esta hermosa ciudad marroquí con el ánimo de adentrarse en este mercado, husmear por sus laberínticas callejuelas y, por supuesto, regatear, uno de los placeres que depara el comercio musulmán. Pero en Marrakech, al contrario de lo que ocurre en Estambul, aún es posible adquirir plata y coral mediterráneo. También, hermosas turquesas, fibulas bereberes, bellamente labradas, collares llegados de Afganistán, originalísimos, de plata, piedra y bronce, grabados o trabajados en filigrana, y de la India, espadas de plata y cerámica antigua. Obras de arte para exponer o adornar nuestra indumentaria. 
Hong Kong
Dicen que es el paraíso de las tentaciones. Pero hay que tener cuidado con las reproducciones, son habituales y muchas veces difíciles de distinguir. River City (23 Yotha Road) posee la colección más grande de antigüedades de Asia, pero hay más direcciones de interés: Golden Tortoise (en 49/2 Soi 49 Sukhumvit) para muebles raros y antigüedades de Tailandia, Corea y Japón (http://www.antikasia.com http://www.antikasia.com); Oriental Plaza (30/1 Charoen Krung Soi 38) cerca del Hotel Oriental, vende arte, artesanía y antigüedades de alta calidad, pero muy caras; y en Woeng Nakhon Kasem, en la zona comprendida entre Charoen Krung y Yaowarat, es posiblr adquirir porcelanas, muebles y objetos con incrustaciones de madreperla.
Tailandia
Bangkok es una de las mejores ciudades asiáticas para ir de compras. Allí se puede disfrutar visitando el Chatujak Weekend, uno de los mercados más grandes del mundo, donde venden delicadas figuras de artesanía tailandesa y donde aún es posible adquirir porcelanas y collares antiguos y hermosas  piezas de seda. En Siam Square, con un sinfín de diseñadores locales, y el mall más legendario de la ciudad, MBK Shopping Complex, están reservados a los amantes de las nuevas tecnologías y de las gangas.
Por Marta Matute - 24/12/2010 from vanitatis.com

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