Foto por Getty images from cnn.com
Hoy es mi aniversario, y esta mañana mi hijo despertó, desayunó y vomitó en todo el piso de la sala. Por alguna razón no creo que mi cita romántica con mi esposa de esta noche salga como lo planeamos. Si he aprendido algo de ser padre, es que, independientemente de mi postura como experto en relaciones, con frecuencia no me siento como un padre dentro de mi propia relación.
Al igual que a muchos padres primerizos, la vida después del primer bebé me dejó confundido, además de sin poder dormir y sin sexo. Justo cuando pensé que no podía dormir menos o tener menos sexo, llegó el segundo bebé.
Llegó un momento en el que todo me hacía pensar en sexo. En una ocasión, mi esposa, Lisa, leía un cuento del Dr. Seuss a nuestro bebé, Owen, y yo malinterpretaba gran parte del contenido en mi cabeza.
Cuando hasta el Dr. Seuss te hace pensar en sexo, sabes que debes hacer algún cambio.
Es inevitable llegar a la conclusión de que cuando tienes un bebé, el sexo ya no es algo espontáneo sino una cosa más en tu lista de pendientes. A medida que el sexo se vuelve menos prioritario, las relaciones se vuelven más vulnerables a cosas como la ira, el resentimiento, la indiferencia, y sí, la infidelidad.
Un estudio reciente de la Universidad de Denver señala que el 90% de los padres primerizos experimentan una decadencia significativa en la satisfacción de la relación. Y un sondeo reciente realizado por la revista digital Baby Talk señaló que sólo el 24% de los padres dicen estar satisfechos con sus vidas sexuales después de la llegada del bebé, en comparación con el 66% que estaba feliz antes de tener hijos.
Para ayudar a los padres novatos a mantener una relación a prueba de bebés, lo primero es aceptar que el sexo es importante: es el pegamento que une a las parejas, es lo que nos hace más que amigos. Sin el sexo, los amantes se vuelven compañeros de departamento (roomies), y la alcoba es un lugar para dormir (frecuentemente acompañados de un niño).
Soy consejero sexual y de relaciones, pero también soy hombre y sé el reto que implica lidiar con el problema del sexo y el bebé. Aún así, parece que mi esposa no extraña el sexo; en cuanto nacieron nuestros hijos, me convertí en persona non grata, o al menos persona non sexual. ¿Qué pasó con la mujer que no me podía quitar las manos de encima?
En su libro Confessions of a Naughty Mommy (Confesiones de una mami sucia) mi amiga Heidi Raykeil dice: "Nadie me advirtió de que tener un bebé era como la emoción de volver a enamorarme. Excepto que esta vez me enamoré de alguien mucho más joven y que huele mejor que mi esposo. Nadie me dijo que tener un bebé era peligrosamente similar a tener un amante".
Y compararlo con un romance fuera del matrimonio no está lejos de la realidad. Como Freud lo describe, eros es una fuerza de vida que nos motiva a crear y amar, y para muchas madres, la energía que se dirige a vestir, alimentar, mimar y amar a un bebé es una poderosa expresión de una intimidad que no conoce límites. Pero el papá se siente como plato de segunda mesa.
Mi principal consejo a los padres es: no se rindan en cuestión de sexo. Es muy fácil alimentar las heridas del rechazo y conformarse con perder la excitación cuando deberías mantenerla.
En su lucha por mantener el sexo, los padres novatos tienen una función vital para la relación: hacer que su pareja regrese a la relación y restablecer la importancia de la vida en pareja, una necesidad básica si quieren tener éxito como familia.
Como dice la terapeuta de parejas Esther Perel: "cuando el padre busca a la madre y la madre le hace caso, se rebalancea toda la familia. Se redistribuyen tiempo, recursos, juegos y diversión, y la libido logra escapar de una jubilación forzada".
Hace no mucho tiempo estaba en un avión con mis hijos y pensé que debía prestar atención a las recomendaciones de vuelo que suelo ignorar. "En caso de que las mascarillas de oxígeno caigan, colóquese primero la suya y después ayude a los niños". Debes cuidarte primero a ti para poder cuidar a tus hijos, y en el matrimonio solemos dar prioridad a los hijos a tal grado que permitimos que nuestra relación se sofoque y nos impida ser buenos padres.
Qué hacer para mantener tu vida sexual viva cuando tienes bebés
Sal y disfruta una cita lo antes posible. Sé que muchas parejas tienen bebés que ya caminan y hablan o que incluso ya saben leer, y los padres aún no vuelven a salir solos en una cita.
Canaliza la intimidad no sexual fuera de la habitación. Los niños son aspiradoras de intimidad, pero debes guardar algo para tu pareja. Algunos estudios muestran que un abrazo de 30 segundos aumenta los niveles de oxitocina en hombres y mujeres. La oxitocina es conocida como la hormona del amor y permite sentir confianza, así que ponte a abrazar.
No dejes que tu hijo duerma en tu cama. Yo sé de esto. No sólo dificulta logísticamente el sexo, sino que es una intrusión a la tan necesaria intimidad y a la separación que los padres necesitan de los hijos.
Mujeres: hagan un esfuerzo para redescubrir su autoestima sexual. Sé que es difícil sentirse sexy cuando eres mamá, pero deja que tu pareja sepa qué puede hacer para apoyarte.
Parece obvio, pero ten sexo. En ocasiones debes ponerte en la situación y dejar que tu mente siga a tu cuerpo. Muchas mamás primerizas dicen que les gustaría querer tener sexo, pero no es así. Inténtalo, te va a gustar. El sexo genera sexo, y si no lo usas, podrías perderlo.
Los padres quieren que sus hijos sean felices, por eso nos esforzamos para darles todo, desde ahorrar para mandarlos a la universidad, hasta renunciar a nuestras carreras para quedarnos con ellos en casa.
Pero un niño feliz es parte de una familia feliz, y en el centro de esa familia feliz hay dos padres conectados que se aman y tienen intimidad. Ser padre no significa volverte desinteresado, sino volverte egoísta sobre las cosas que realmente importan: como tu vida sexual.
Por Ian Kerner from ccn.com 04/12/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.