martes, 10 de mayo de 2011

La decisión a la que se enfrenta Alemania, perder o perder

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Alemania es grande, poderosa, pero no omnipotente. Conviene tener esto muy presente cuando pensamos en la Eurozona y sus eventuales soluciones y problemas, ya que la economía es un juego sin fin, nunca se acaba, por lo que antes o después siempre se está expuesto a perder. Y en el caso que nos ocupa, la grande y poderosa Alemania, a pesar de su apariencia de omnipotencia, se está acercando a ese momento.
En el futuro, si obviamos variantes y matices, tenemos dos escenarios para el euro: uno en el que sobrevive en una forma parecida a la actual y otro en el que deja de existir en favor de otro sistema. Podríamos pensar que en cualquiera de los casos se verán beneficiados, primero porque ellos “mandan” y escogerán lo que más les convenga, y segundo porque tienen una economía indudablemente fuerte y robusta con unos resultados en su industria exportadora envidiados en el mundo entero, por lo que nada mejor para enfrentarse a la incertidumbre de los cambios bruscos. Cierto es que están en una posición mucho más ventajosa que cualquier otro país, pero ello no exime de tener que dar pasos atrás en el futuro, quizá porque cuando estás en la cima es más fácil bajar que seguir subiendo. 
Caso “A”.- Bruch der Eurozone: Teniendo en cuenta que media Eurozona está fuertemente endeudada y ve difícil hacer frente a las deudas, podríamos pensar que un escenario de ruptura de la Eurozona les favorece, al fin y al cabo son los que realmente tendrán que pagar la fiesta sin tener aparentemente culpa en ella. Sí, sus bancos están repletitos de deuda periférica pero, ¿qué es mejor salvar a sus propios bancos a toda la Eurozona? No es sencillo decidirse por una de las opciones teniendo en cuenta “costes – beneficio”, el problema, bajo mi punto de vista, es que ese no es el tema crucial. 
El tema crucial es que Alemania es grande, poderosa y tiene una potente industria exportadora en gran parte gracias al euro. Si China adultera el comercio mundial con una divisa artificialmente baja, los germanos han conseguido algo parecido con la Eurozona. Juzguen ustedes mismos:

Nadie discute que tengan una magnifica industria, pero puede observarse como la introducción del euro les ha proporcionado unos resultados excepcionales. Tanto que han pasado de ser un país con una cuenta corriente negativa en los años noventa, es decir, que se endeudaban con el exterior al igual que estamos haciendo nosotros, a tener amplios superávits realmente importantes. Creo que no hay duda de que la moneda única les ha venido fabulosamente bien para consolidar la unificación de oriente y occidente en el país.

Me temo que lo que más preocupa a Alemania del fin del euro no es rescatar a su sector financiero, sino quitarle a la economía su actual ventaja derivada de la moneda única. 
Caso “B”.- Eurozone Rettung: El segundo caso es rescatar al euro, conseguir que la moneda única sobreviva. ¿Cómo? Ojalá fuese tan sencillo como hacer un plan de rescate como los actuales, pero como se está viendo en Grecia otorgar más deuda no vale para nada si la capacidad de pago no mejora. 
Robert Mundell, premio nobel de economía y experto en áreas monetarias óptimas, decía que para que una moneda única funcionase deberían de cumplirse unos requisitos. Junto con la aportación de otros autores se entiende óptima aquella área que presenta movilidad del trabajo, del capital, flexibilidad de precios y salarios y tiene mecanismos de trasferencia fiscal. Podríamos mencionar también el ciclo económico, la diversificación, la apertura comercial… hay varios factores y daría para mucha crítica, no obstante quiero centrarme en las dos cuestiones que están en el candelero para no extenderme: la flexibilidad de los salarios y las trasferencias fiscales. 
Alemania argumenta, correctamente, que debemos adaptarnos a la nueva situación, hemos vivido como “nuevos ricos” y ahora es el momento de que ajustemos el cinturón y tengamos unos gastos y deudas en la medida de nuestras posibilidades. El problema es que simplemente bajando más los salarios no vamos a ser lo suficientemente competitivos para revertir la situación actual, es decir, dejar de endeudarnos con el exterior. Con una cifra superior al 20% de desempleo es obvio que nuestros sueldos bajarán, como mínimo en términos reales (hay discrepancias sobre si los ajustes nominales son factibles o no), pero nuestro objetivo debe ser el desarrollo de nuevos productos, la innovación, porque si lo que se produce es un empobrecimiento, ¿quién pagará las deudas que tenemos? 
De lo que acabo de mencionar se habla mucho, porque parece obvio y porque es el debate que a Alemania le interesa, pero la solución verdadera a la crisis del euro son las trasferencias fiscales. ¿Qué tipo de trasferencias? Aquella que permita a un país en problemas recibir de alguna forma ayuda. 
Ante los primeros síntomas de crisis G. Soros saltó a la palestra para decir que la respuesta eran los “eurobonos”, es decir, bonos emitidos por la Eurozona en su conjunto o incluso por un área aún mayor. Al principio no veía la causa y efecto muy clara, pero tras pensarlo detenidamente solo pude darle la razón. Una parte importante del superávit comercial alemán de la última década se debe a los periféricos, dicha situación no se da solo porque “ellos sean muy listos y nosotros muy tontos” sino porque nuestra zona monetaria presenta asimetrías no resueltas que provocan desequilibrios. Para solucionarlo la única forma es que a la vez que eso se produce exista una trasferencia de quien se enriquece a quien se empobrece, de quien se beneficia a quien se ve perjudicado.
 Para entenderlo solo hay que pensar en España, nuestro Estado funciona porque hay redistribución, si eso no ocurriese se darían tales discrepancias territoriales que acabarían por romperla. Ojo, eso no quiere decir que quien más produce no se deba beneficiar más, el que gana se lleva “100” y el que no “20”. Tampoco quiere decir que dicha ayuda sea gratis y desinteresada, debe ser siempre a cambio de reducir las asimetrías, de hacer reformas, de eliminar la corrupción y la subvención injustificada. Llámele España, llámele Europa. 
Viendo esto podríamos pensar que los rescates actuales son por tanto beneficiosos, pues es dinero que va de “A” a “B”. Nada más lejos de la realidad, con las condiciones impuestas se provoca la recesión en el país intervenido, y sin crecimiento más deuda no sirve de nada. Para que funcione un rescate el tipo de interés debe ser inferior al crecimiento nominal de la economía, solo así el ratio deuda / PIB puede disminuir y por tanto verse mejoras. Debe incidirse no solo en terminar con privilegios locales, la clave está en favorecer la competitividad y por tanto el crecimiento futuro a la vez que se ofrecen unos tipos de interés ventajosos por ejemplo de los “eurobonos”. 
Ese es solo un ejemplo de trasferencia, aunque las preguntas al final son: ¿Puede la periferia realizar las reformas necesarias para ser competitiva? ¿Está Alemania dispuesta a tener competencia comercial en el seno de la Eurozona aún encima apoyada y subvencionada por ella misma? ¿Merece la pena eso a cambio de disfrutar de una divisa más baja de lo que correspondería? La decisión para los germanos, sea cual sea, es perder o perder. Aunque claro, ojalá nosotros estuviésemos en su misma tesitura.
Por Kike Vázquez  from cotizalia.com 10/05/2011

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