jueves, 2 de junio de 2011

La Bienal de Venecia : el escaparatismo del arte


Foto from elmundo.es


La Bienal de Venecia despliega las velas de su 54ª edición bajo el marbete de una crisis mundial que convulsiona pero que no araña el mundo del arte. El cerebro de la bestia de esta cita tiene dos puntos básicos, dos hemisferios que se complementan: los espacios de I Giardini (donde se concentran los 28 pabellones internacionales que representan a 30 países) y las naves del Arsenale, que acogen la obra de más de 80 artitas con propuestas dispares.

No hay nada nuevo en el horizonte. La bienal sigue tirando de su misma inercia. Y, sí, puede ser un mapamundi del arte del mundo, pero hay algo de efímero carrusel en la propuesta de este año. Conviene echar al aire cualquier idea previa y dejarse seducir por aquello que supone para el espectador un descubrimiento. Aquí no hay teorías inmutables.

En la jurisdicción de los pabellones internacionales, la parte más solemne de esta aventura, destacan, entre tantos, un grupo de espacios por muy distintas condiciones. En el caso de España, el tándem formado por la comisaria Katya Garía-Antón y la artista Dora García (Valladolid, 1965) se presenta como una de las propuestas más interesantes.

Bajo el título de 'Lo inadecuado', García impulsa un proyecto en marcha que tienen en su complejidad y su exigencia su atractivo. Todo gira entorno a una 'performance' expandida en la que la autora se convierte en generadora de ideas que desarrolla un amplio grupo de invitados. Hay actores que interpelan al visitante. Hay colaboradores que retratan en texto las actitudes del publico que se acerca hasta el pabellón. Hay acciones múltiples. Y vídeos en los que se reflexiona sobre la antisiquiatría y los modales esquizofrénicos del lenguaje.

"No sé si el espectador va a entender en un simple acercamiento todo el proyecto, su amplitud. Pero sé que si invierte tiempo y lee el libro que acompaña esta historia y visita nuestra página web sabrá qué está sucediendo", apunta Dora García. Pero en verdad el visitante no es objetivo ni meta de 'Lo inadecuado'. "Las piezas podrían existir sin que nadie se acecase a ellas", ataja.

Diríamos que la propuesta que la artista activa en Venecia es un paso que contnúa haciendo camino con algunas de las acciones ya desarrolladas en su amplia e intensa trayectoria. García es una creadora que interpela y desafía. También desacraliza y rompe con la liturgia del artista/espectador, del artista como generador de arte, estableciendo una incomodidad, apostando por los márgenes del discurso. Y aquí no exije compañía. Sencillamente deja que todo suceda con la inexactitud con que el mundo cumple su ciclo.

Otros pabellones destacados son los de Allora & Calzadilla, con su ironía antimilitarista representada en un tanque boca arriba sobre el que corre un atleta en una cinta de fitness. El de Bélgica tiene como invitado al artista asturiano Ángel Vergara, comisariado por Luc Tuymans, y su trabajo es una sucesión de vídeos como una 'queja inflamable' que tiene como principales protagonistas a algunos de los líderes mundiales, como Obama y Berlusconi, contrarrestados por Pasolini. Sobre las proyecciones de todos ellos, Vergara pinta unos cristales que luego se exponen haciendo coro a las imágenes.

Gran Bretaña apuesta por la 'construcción' inquietante de Mike Nelson. Dentro del pabellón ha levantado una asfixiante casa de aldea turca: oscura, sin ventilación, con los techos bajos, con altillos y sotanos donde el silencio entra en combustión. En el caso de Brasil, cuenta con invitado con Artur Barrio, el último Premio Velázquez. Fiel a su conceptualismo orgánico echibe unas cabezas de pescado cubiertas de sal y una serie de eslónes efímeros en las paredes.

Y otro de los espacios impactantes tiene sede en 'suelo' suizo. El controvertido Thomas Hirschhorn ha dado forma a una cueva sideral confeccionada con plástico, papel de alumino, cartones y cristal donde lanza una soflama contra la hipocresía de la postcontemporáneidad: muñecas barbies en fila junto a imágenes atrices de brutalidad policial. Vídeos con referencias a las revueltas árabes o a la situación palestina. Acuarios en los que sólo habita un libro. Por ejemplo, 'Masa y poder', de Elías Canetti...

El Pabellón Italia, considerado uno de los territorios sacrosantos de exhibición de arte internacional en la Bienal proppone este año un viaje que arranca con Philippe Parreno, continúa con tres grandes piezas de Tintoretto (en un quiebro interesante) y continúa con Sigmar Polke o Maurizio Cattelan.

Y, por fin, el Arsenale. Diríamos que la parte medular de la Bienal de Venecia. Allí donde se concentra un programa comisariado (en esta ocasión por Bice Curiger, conservadora jede de la Kunsthouse Zurich) bajo el título de 'Illumination'. La propuesta esta bien. Pero es como no decir nada. Diríamos que la prouesta es correcta, pero el riesgo ha desaparecido. Hay piezas interesantes, como la de Urs Fischer, que establece una relación entre el arte, la obra de arte y cómo se crea un estado de complicidad y de extinción mutua. O los juegos lumínicos de James Turrell. O la película ideada por Christian Marclay, 'The clock', un montaje realizado con retales de fotogramas de cine clásico donde todas las horas en punto coinciden con el reloj del protagonista.

En cualquier caso, es la gran cita del arte. El teatro hecho espejo de sí mismo. Venecia tiene hasta el próximo 27 de noviembre un secreto en cada palazzo, un misterio en cada recodo. Y propone un viaje espeleológico y desmesurado en su busca.

Por Antonio Lucas (Enviado especial) | Venecia from elmundo.es  01/06/2011

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