miércoles, 15 de junio de 2011

Robert Weinberg: "Si sólo tienes talento, no llegarás muy lejos"


Foto from spectrum.mit.edu

"Hay gente que cree que, porque es brillante, no necesita nada más; se equivoca" .
 "Lo más importante es que se sientan fascinados por el trabajo que hacen" .
 "Dirijo el laboratorio, y no respeto a las personas que siempre me dicen que sí".
Robert Weinberg es uno de los grandes. Gran científico y gran maestro. Sus descubrimientos han cambiado la visión del cáncer y han sido esenciales para que los tratamientos oncológicos sean hoy mejores que cuando empezó su carrera hace más de cuatro décadas. Investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EE.UU.), ha formado a varias generaciones de investigadores que han iniciado su carrera como discípulos suyos.
Durante su estancia en Catalunya para participar en la última Conferencia del Cáncer del Institut d'Investigació de Bellvitge (Idibell), organizada por Manel Esteller, conversó con La Vanguardia sobre su experiencia como maestro de científicos y sobre el punto en que se encuentra ahora la investigación del cáncer.
¿Qué cualidades busca usted en investigadores jóvenes para aceptarles como discípulos?
Lo más importante es que se sientan fascinados por el trabajo que hacen. Algunos jóvenes hacen investigación sólo para obtener un título. No están realmente motivados por la ciencia. Y si uno no siente una motivación instintiva por descubrir algo interesante, todo resulta más superficial.
¿Valora alguna otra cualidad que considere importante?
Que sean capaces de pensar por sí mismos. Hay gente joven que llega con la expectativa de que su mentor les dirá lo que tienen que hacer, que pensará por ellos. Con esta actitud, su carrera como investigadores independientes no está destinada a ser un éxito.
Ha destacado dos cualidades relativas a la actitud, no al talento. ¿Cree que el talento está sobrevalorado?
El talento es importante, pero no es suficiente. Si sólo tienes talento, no llegarás muy lejos. Hay gente que cree que, porque es brillantes, no necesita nada más. Que todo le irá bien. Pero se equivoca. Si una persona brillante no está dispuesta a trabajar duro, no llegará a ser una gran investigadora. El éxito, en ciencia, llega a personas dispuestas a trabajar duro durante muchas horas por relativamente poco dinero. No es una carrera para alguien que desee hacerse rico.
¿Qué tipo de talento es importante en la ciencia?
La capacidad de pensar de manera independiente y creativa. De relacionar ideas aparentemente inconexas de una manera que a nadie se le haya ocurrido antes. Y también ayuda tener inteligencia analítica y una buena memoria.
¿Y qué dice de la capacidad de trabajar en equipo?
Desde luego. La investigación científica es una actividad muy social. Uno podría pensar que el éxito en ciencia debería depender sólo del talento que uno tenga, de la ambición y del trabajo. Pero he conocido a muchos investigadores brillantes con talento, ambición y capacidad de trabajo, pero a los que les cuesta relacionarse con sus colegas, y eso ha perjudicado sus carreras.
¿Cómo trata usted a sus discípulos para ayudarles a crecer como investigadores?
No les digo lo que deben hacer, sino que les animo a que tomen sus propias decisiones. En ocasiones, he tratado de convencer a investigadores de mi laboratorio de que hicieran un experimento y me han dicho que no. Yo dirijo el laboratorio, pero acepto que me digan que no. No respeto a las personas que siempre me dicen que sí. Después, aunque no me hayan hecho caso, es importante apoyarles en lo que hacen.
¿No siente la tentación de decir 'si me hubieras hecho caso, esto no te habría pasado'?
Que un experimento no salga bien es algo muy habitual. Resulta fácil criticar lo que alguien ha hecho cuando le ha salido mal, y más si le habías aconsejado que hiciera otra cosa. Pero este tipo de crítica es corrosiva y desmoraliza. Para mantener la moral alta en el laboratorio, es preciso apoyar lo que la gente hace. Y después es importante preocuparse de que los investigadores no se aíslen, y de que interactúen con otras personas.
¿Y cómo consigue que ellos interactúen?
No puedo obligarles, sólo puedo animarles a que lo hagan. Tener un espacio de encuentro como una cafetería o salas de reuniones no es un lujo. Para un centro de investigación, son una necesidad. La idea de que se puede hacer ciencia aislado del mundo, en una torre, como un monje, es una estupidez solemne. La ciencia es interacción.
Pero tal vez en la cafetería se habla de fútbol y en el laboratorio de ciencia.
No es eso lo que ocurre. En el laboratorio hay que poder hablar de cualquier cosa que no tenga nada que ver con la ciencia y, si hay un buen clima de diálogo, también se hablará de ciencia. Y cuando se va a la cafetería, se sigue hablando de todo, también de ciencia. No me preocupa que hablen de lo que quieran. Me preocupa cuando llego algún día al laboratorio y todo el mundo está trabajando en silencio.
El avance contra el cáncer más importante del decenio
¿Tiene usted la impresión de que, cuanto más se investiga sobre el cáncer, más complejo resulta?
No comparto esa visión. Conocemos más detalles. Pero el número de principios fundamentales sigue siendo relativamente pequeño y comprensible para el cerebro humano.
Sin embargo, el reciente descubrimiento de las células madre del cáncer demuestra que hay aspectos importantes de los tumores que hace poco ni se sospechaban.
Las células madre tumorales son el avance conceptual más importante del último decenio en la comprensión del cáncer. Pero esto no significa que la investigación se vuelva cada vez más complicada. No añade un nivel de complejidad que no sepamos cómo manejar. La imagen que tenemos ahora no es más caótica que la que teníamos hace unos años. Al contrario, cuanto más aprendemos, mejor comprendemos los principios básicos. Poco a poco, nos estamos acercando al fin de la complejidad en la lucha contra el cáncer.
Pero los prometedores fármacos contra el cáncer desarrollados en los últimos años no atacan específicamente las células madre.
Esto es cierto. Ahora sabemos que hay dos tipos de células en los tumores. Las células madre son más resistentes a las terapias actuales que las que no son células madre. Pero deben atacarse las dos para mejorar el tratamiento de la enfermedad. Por lo tanto, en el futuro será esencial disponer de terapias que ataquen de manera eficaz las células madre. Los fármacos desarrollados en estos últimos años serán parte de la solución, aunque no la solución completa.
¿Será muy difícil atacar las células madre del cáncer?
Pienso que en un plazo de diez años tendremos fármacos capaces de atacar específicamente estas células. En mi laboratorio ya estamos trabajando en esta línea y empezamos a tener resultados.

Por Josep Corbella – Barcelona – from lavanguardia.com  15/06/2011