lunes, 10 de octubre de 2011

Cómo tener más energía


Foto from wordpress.com

Hay momentos del día o situaciones laborales o vitales en que las personas reclaman un plus de energía porque se sienten especialmente agotadas, ya sea física o mentalmente.
No son pocas las personas que en algún momento del día les gustaría tener una inyección de energía para seguir adelante. Da igual si esa necesidad surge en el ámbito laboral ante la urgencia de entregar un proyecto importante (siempre es importante), en casa porque los hijos pequeños reclaman un plus de atención, por el partido de fútbol sala con los amigos que va a empezar en un par de horas, o porque el ordenador se cuelga y la paciencia (y con ella la energía) se va difuminando, como si un vampiro virtual chupara la fuerza vital. Y más allá de esos momentos más concretos, también hay etapas de la vida en que parece que se va más agotado, como si las fuerzas físicas y mentales se negaran a seguir el ritmo impuesto del día a día.
Sea concreto o sea más crónico cada persona va incorporando sus pequeñas estrategias para sentir que remonta ese bajón. Unos toman sus dosis de café, otros prefieren deleitarse con el té, hay quien afirma que cuando tiene que conducir largos trayectos en coche durante bastantes horas, para evitar la somnolencia prefiere ir bebiendo refrescos de cola, otros directamente bebidas energizantes o escogen tomar complejos vitamínicos, algunos con ginseng, porque aseguran que así aguantan y salen adelante. O ahora que el consumo de algas empieza a popularizarse, hay quien ha empezado a incorporar en su dieta diaria la espirulina porque asegura que se trata de una alternativa natural a los clásicos suplementos multivitamínicos.
¿Qué dicen los expertos al respecto? ¿Qué productos dan energía? ¿Son inocuos? Antonio Villarino, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, catedrático de Bioquímica y profesor de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid, explica que con una dieta equilibrada y un ritmo de vida menos estresante, no sería necesario tomar medidas complementarias. Pero es un ideal no tan fácil de conquistar, así que las personas pasan por momentos de agotamiento y no es una ninguna barbaridad complementar la necesidad de energía, en algunas ocasiones, con complejos vitamínicos. Tampoco es una barbaridad tomar un café al final de las comidas para sentirse más despejado. También hay quien es partidario de establecer estrategias ya desde buena mañana para estar revitalizado y decide empezar el día haciendo algunos ejercicios, como taichi, y después tomar un desayuno consistente porque así se sienten revitalizados.
Cada persona busca la mejor manera de estar despierto y concentrado, con ganas de hacer cosas.Isabel Beltrán, médico, nutricionista, máster en salud mental y en ciencias del consumo, recuerda que con la vida que se lleva es habitual tomar algunos estimulantes como el café o buscar fuentes alimentarias complementarias. Otra cosa es que estas fuentes complementarias se conviertan en un hábito. Es verdad que en periodos de especial cansancio, no es la primera vez que alguien va a la farmacia pidiendo un producto que le dé un plus de energía. Los expertos insisten en que de manera concreta pueden servir siempre que no se abuse. “El problema es si se abusa de ellos en lugar de introducir otros cambios en el tipo de vida”, comenta Beltrán. Después puntualiza que si se fuerza al cuerpo, “a la larga puede ser peor porque te puede pasar factura. De manera concreta y según en qué situaciones está bien tomar complejos vitamínicos para salir del paso, pero sólo para salir del paso. Al fin y al cabo no es lo mismo tomar frutas que tomar las vitaminas. Una fruta es mucho más compleja y completa, y le sienta mejor al organismo”.
Para Jorge Pérez-Calvo Soler, médico especialista en dietoterapia, profesor de la Universitat Ramon Llull y de la Fundació Bosch i Gimpera y autor de, entre otros libros, Medicina energética y salud (Ed. Grijalbo), la clave consiste en cuidar la digestión. En caso contrario, el sistema metabólico consume tanta energía que puede producir una sensación de cansancio y disminución en el rendimiento mental: “Si nos alimentamos de manera adecuada y sin exceso de toxinas provenientes del medio ambiente, nuestro sistema digestivo podrá realizar sus función de nutrición de las diferentes células, tejidos y órganos de nuestro cuerpo, que a la vez podrán realizar eficazmente sus funciones. Un sistema digestivo fuerte y sano hará posible todo eso, pero ello dependerá a su vez de que el alimento que le ofrezcamos sea compatible con el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo, así que es un círculo vicioso. Un buen proceso de digestión y asimilación, por tanto, nos permitirá que funcionemos mejor en general, que pensemos mejor, que reaccionemos mejor, que percibamos mejor lo que nos rodea y lo que nos pasa, y que sintamos mejor; en suma, que nuestros estados mentales y emocionales sean más positivos y creativos”.
Cuando la actividad, sea física o mental, se lleva al límite, existe el riesgo de producir una gran pérdida de energía vital que interfiere en las funciones de depuración del organismo, aumenta la toxemia y es entonces cuando empiezan a aparecer los síntomas de enfermedad. Así que es mejor ponerse manos a la obra y cambiar los ritmos antes de que el cuerpo reclame un descanso o, lo que es lo mismo, es necesario un cambio de actitud. Aunque un café al mediodía en una terracita también sienta muy bien. Como también, señala Isabel Beltrán, un buen pan con tomate, aceite y jamón es un excelente reactivador. Al menos para algunos. Y la ilusión de tomarlo también. Es la ilusión, aunque no sea tan fácil medirla.
 
Café
Lleva sobre todo cafeína, a la que se atribuye la capacidad de estimular el sistema nervioso central a nivel psíquico y neuromuscular, lo que hace que la persona se sienta con más energía y pueda concentrarse mejor, aunque su efecto es temporal. También es un vasodilatador. En estudios realizados en laboratorio, la cafeína suministrada en dosis de alrededor de 6 mg/kg de peso corporal (por ejemplo, 490 mg, unas cuatro tazas de café, para una persona de 82 kg), con frecuencia ha demostrado ser efectiva para incrementar la resistencia en ejercicios de 1 a 120 minutos de duración. El exceso de cafeína, sobre todo si se toma el equivalente a ocho tazas de café, puede provocar en algunas personas alteraciones del sistema nervioso, ligeros dolores de cabeza e insomnio. En cambio, en dosis mínimas puede ayudar a disminuir esas cefaleas, lo que explica que existan fármacos como la cafiaspirina. Por ingestión moderada de cafeína se entiende 300 miligramos, o sea el equivalente de 2 o 3 tazas de café. También tiene un componente psicológico, tal como explica Isabel Beltrán, quien comenta que algunas personas afirman que tras tomar la taza de café ya se sienten más despiertas y concentradas, “cuando el efecto de la cafeína en el organismo tarda objetivamente bastantes más minutos”. Pero ya se sabe que la mente y cuerpo están íntimamente unidos.

Por Jordi Jarque   from lavanguardia.com   07/10/2011