Foto from decoesfera.com
¿Tardíos por qué? ¿Hacia qué exactamente vamos tarde? Vivir de acuerdo con los parámetros establecidos por la sociedad puede ser un camino 'falso'.
El año pasado, Shilloy, a sus 40 años, hizo un cambio drástico en su carrera como ejecutiva de mercadotecnia y regresó a la escuela para convertirse en psicoterapeuta.
“El término florecimientos tardíos toca una fibra sensible en mí”, dice. “Durante décadas me creí todo el paradigma de nuestra cultura, de florecer cuando se supone que debes hacerlo. Me comparaba con los vecinos: en educación, salario, vivienda, con el objetivo de tener 2.5 hijos a cierta edad. Vivía en Nueva York, trabajaba para una empresa de primer nivel, y estaba pasando por las etapas que supuestamente debes cuando tienes éxito. Pensaba: 'Voy a ganar todo el dinero que quiera y luego voy a hacer lo que realmente quiero hacer'”.
En 2006, Shilloy fue reclutada por una empresa de tecnología que estaba iniciando y que en 2009 cerró por la crisis económica. “Eso me destruyó. Estaba sangrando financieramente. Mi relación se había derrumbado en medio de todo eso, y me quedé sin nada”.
“Estuve en cama la mayor parte de los cuatro meses siguientes. Lloré por la persona que creía que iba a ser; por la empresa en la que pensaba que iba a despegar; por mi casa, mi coche, todo lo material que me rodeaba y que, al final, no tenía nada que ver con mi felicidad o mi salvación”.
Tras gastar todos sus ahorros, hizo lo impensable: Regresó a casa de sus padres. “Necesitaba tomar un tiempo para pensar”.
A los pocos meses, identificó lo que había eludido todos esos años. “Lo que estaba destinada a hacer comenzó a encajar. Siempre había existido un indicio, pero nunca me había detenido para contemplarlo. Estaba ocupada haciendo todas las demás cosas que pensé que tenía que hacer”.
En ese momento, fue sólo una cuestión de detalles simples: cuál escuela, cuál programa, cuáles clases. “Estaba pasando por uno de esos momentos mágicos. Era tan sencillo como estaba destinado a ser. Se sintió bien y correcto”.
El desempleo después de los 50
El desempleo es una gran fuente de estrés para cualquiera, pero especialmente pesada para los trabajadores mayores, en particular los de 50 y 60 años, quienes temen no ser considerados para un puesto debido a su edad y tienen miedo de no recuperar sus salarios anteriores.
Tienen miedo de ser descartados de la vida activa. Añade a todo eso la ansiedad y la creencia de que, por no haber logrado alcanzar un grado de éxito en ese momento, son un fracaso.
Estas preocupaciones son reales y pueden ser muy estresantes. En su libro, The Genius in All of Us, David Shenk escribe acerca de que la ciencia indica que “pocos de nosotros conocemos nuestros verdaderos límites, la gran mayoría de nosotros ni siquiera se acerca a tocar lo que los científicos llaman nuestro potencial no actualizado”.
Una crisis puede hacernos tocar nuestro potencial desconocido, obligándonos a florecer, exigiendo que nos detengamos y nos elevemos a lo que somos y lo que podemos hacer. Podemos en determinado momento vivir una calamidad que crea providencia.
“El punto principal aquí es que una persona puede hacer un cambio de carrera en cualquier momento”, dice Tony Schwartz, autor de best sellers y experto en rendimiento. Él cambió de carrera a sus 47 años, desde el periodismo a la trayectoria que culminaría en la fundación The Energy Proyect, que ayuda a personas y organizaciones a funcionar mejor y de manera más sustentable.
Empezar de nuevo
“Es puramente una cuestión de tu deseo y voluntad de invertir el tiempo y la energía necesarios para desarrollar habilidades en un área en particular. Y no hay mejor combustible para una mayor excelencia que la sensación de que lo que haces importa”.
En su trabajo con los clientes, Schwartz ha identificado seis claves para alcanzar la excelencia a cualquier edad, como se indica en un artículo de 2010 de Harvard Business Review:
- Persigue lo que amas
- Haz el trabajo más duro primero
- Práctica intensamente
- Busca la retroalimentación de expertos en dosis intermitentes
- Toma descansos de renovación periódicos
- Ritualiza la práctica
Shilloy recuerda haber puesto la pluma sobre el papel una mañana durante los cuatro meses de depresión y se preguntaba: “¿Qué es lo que quiero?”
La respuesta que anotó ese día todavía cuelga por ahí: “Una vida en la que esté presente. Una vida en la que sirva. Una vida donde no moleste a otros. Una vida que me da la oportunidad de hacer una diferencia. Una vida que sea extraordinaria. Una vida en la que ría a menudo. Una vida llena de amor”.
Después de la crisis que la obligó a encontrar su verdadero camino, dice: “Estoy trabajando más duro que nunca. Y soy más feliz que nunca. Lo más importante para mí es mi relación con mi propósito. La gente siempre me dice: 'Me gustaría poder hacer lo que estás haciendo'. Y yo pienso para mis adentros: '¿Por qué no podrías?'”.
Por Amanda Enayati from CNN.com 02 de octubre de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.