jueves, 6 de octubre de 2011

Por qué seguimos comprando calendarios


Foto from BBC.co.uk

La temporada de los calendarios comenzó en Reino Unido y las ediciones de 2012 ya se encuentran a la venta con la mente puesta en las compras navideñas.
A pesar de la popularidad de aparatos como los teléfonos inteligentes equipados con agendas de última tecnología, el tradicional almanaque sigue siendo un preferido en las casas de los británicos.
El periodista de la BBC, Jon Kelly, estuvo investigando el tema y encontró que en Estados Unidos las ventas de calendarios cayeron un 28% entre 2005 y 2009. En contraste, en Reino Unido el producto sigue siendo un gran negocio. Sólo uno de los minoristas, Calendar Club, espera vender cuatro millones de unidades este año.
Aproximadamente 25% de los consumidores eligen animales como tema de sus calendarios, un 7% tienen que ver con fútbol y aproximadamente el 27% están relacionado con la industria del entretenimiento.
Inspirados por Elvis
Kelly señala que si bien los calendarios dedicado a celebridades se encuentran ahora por todas partes, antes de 1977 eran prácticamente desconocidos en Gran Bretaña. Ese año Laurence Prince, un comerciante dueño de una imprenta, pidió permiso al manager de Elvis Presley para editar un almanaque con fotos del famoso cantante, quien había fallecido recientemente.
La iniciativa se convirtió en un éxito y la compañía de Prince, Danilo, se convirtió en el mayor distribuidor europeo de calendarios oficiales de imágenes de luminarias del mundo del entretenimiento.
El negocio requiere mucha planificación, señaló a la BBC Prince, y su personal tiene que anticipar con 12 meses de antelación los nombres que estarán de moda para Navidades.
A veces, sin embargo, el tiempo juega en su contra. Por ejemplo, un calendario que tenía a Jose Mourinho como protagonista tuvo que ser retirado cuando el famoso técnico de fútbol salió inesperadamente del Chelsea.
Prince apunta que a pesar del actual difícil momento económico la venta de almanaques se mantiene sólida. La proximidad de Navidad y Año Nuevo significa que siempre serán regalos ideales y asequibles.
"Creo que es inmortal", sostiene. "Cuando las e-tarjetas salieron todos dijeron que sería la muerte del negocio de tarjetas de regalo. Sin embargo la gente prefiere tener algo físico".
Kelly apunta que si bien muchos que dependen de los calendarios pertenecen a la tercera edad o son enemigos de la tecnología, no representan a todos los consumidores.
Un ejemplo es el periodista y asesor de tecnología Adrian Mars, quien organiza su agenda en la computadora, pero mantiene en la pared de su casa un almanaque con fotos familiares, regalo de su hermana y cuñado.
Según él, incluso quienes están más al día con los avances digitales siguen colgando calendarios en las casas por su función decorativa y porque son un reflejo de los gustos y personalidad del dueño, que no se pueden suplantar con lo ofrecido por otras alternativas.
"Es más barato que colgar un monitor" señala Mars.
"Además, hay razones prácticas y sociales que hacen que uno se quede con el papel. Muchas veces es una forma útil de organizar una familia cuando no todo el mundo está en el calendario de Google".
Expresión milenaria
Si bien, la parte ornamental y práctica puede explicar hasta cierto punto la popularidad de los calendarios, Kelly destaca las evidencias de que son, a cierto nivel, expresiones milenarias de instinto humano.
El doctor Paul Glennie, profesor de geografía en le Universidad de Bristol y co autor del libro Organizando el Día: una historia de la puntualidad en Inglaterra (Shaping the Day: A History of Time-keeping in England), apuntó que entre algunas de las más tempranas reliquas de la civilización humana estarían los calendarios primitivos grabados sobre huesos.
Glennie apuntó que las sociedades sumerias, mayas, griegas y romanas tenían sus propios calendarios, expresiones de su patrones de trabajo, días santos y cultura. La invención de la imprenta permitió que los almanaques, que contenía informacion acerca de las mareas, pronósticos del tiempo y festivales religiosos adquirieran mucha popularidad.
Para el académico citado por la BBC el calendario tiene una función social, congregando a la gente en un solo punto.
"Es una forma muy flexible de personalizar algo muy estándar", dice. "Suena trillado, pero el pedazo de pared encima del teléfono luciría vacío sin el calendario".
"Desde el punto de vista de la casa o de la oficina, funciona en un nivel obviamente más colectivo que todos mirando hacia abajo su propia aplicación".

From Redacción  BBC Mundo   4 de octubre de 2011

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