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Está previsto que los sueldos mínimos en China suban como mínimo un 20 por ciento a partir del uno de enero próximo. Los días de mano de obra infinita y barata en China se acaban y para los consumidores de EEUU y del resto del mundo, esto tiene un significado claro: pronto las cosas van a empezar a costar más.
Las fábricas en el corazón industrial de China están empezando a sentir de nuevo la presión, ya que está previsto que los sueldos mínimos en la provincia de Guangdong suban como mínimo un 20 por ciento a partir del uno de enero próximo.
Es la segunda vez que sucede en un año.
Si bien el aumento del sueldo mínimo en una provincia china puede que parezca un asunto local, en realidad describe el momento por el que atraviesa el gigante asiático, que intenta mejorar el nivel de su industria y de sus puestos de trabajo.
En otras palabras: los días de mano de obra infinita y barata en China se acaban. Para los consumidores de EEUU y del resto del mundo, esto tiene un significado claro: pronto las cosas van a empezar a costar más.
“Creo que hay buenos motivos para pensar que la carrera global hacia abajo ya ha terminado”, asegura Geoffrey Crothall, del China Labour Bulletin, un grupo de defensa de los derechos laborales con base en Hong Kong. “Ya no hay otro lugar a donde ir”.
El delta del río Perla ya no es un lugar barato para producir, pero cuenta con cadenas de suministro, fábricas e infraestructuras estables. Las compañías que quieren producir productos a un coste ultra bajo se están trasladando al interior de China o a países más pobres, como Bangladesh y Camboya. Pero aún así, no hay en el horizonte un sustituto para el modelo barato de China.
“Se pueden encontrar trabajadores más baratos fuera de China, pero no a la misma escala”, asegura Crothall.
Nuevos datos demuestran un significativo descenso en la actividad manufacturera de China. Algunos analistas advierten de que la tendencia va a continuar, lo que podría generar inquietud entre las autoridades, preocupadas por mantener una alta tasa de empleo. Pero aún así, China continúa dispuesta a producir bienes de más calidad y está tomando medidas para forzarlo.
En Guangdong, en donde han desaparecido centenares de pequeñas factorías en los últimos años debido al aumento de los costes, los dueños de fábricas protestan por el inminente aumento obligatorio de los salarios.
Sin embargo, las organizaciones de trabajadores dicen que este paso es necesario para que los empleados puedan soportar el aumento rápido de la inflación y avanzar hacia el objetivo último del gobierno: dejar atrás las manufacturas de baja calidad.
Los jefes de las fábricas dicen entender los deseos del Gobierno de pasar a producciones de más nivel, pero eso no se puede forzar de la noche a la mañana. Varias asociaciones de fabricantes con sede en Hong Kong han protestado por el nuevo aumento de los salarios al gobierno de Guangdong, diciendo que es demasiado, y demasiado pronto.
Stanley Lau, vicepresidente de la Federación de Industrias de Hong Kong, asegura que las empresas necesitan un periodo de transición. Las compañías, dice, quieren invertir en automatización, en investigación y desarrollo, pero que eso “lleva su tiempo”. “Se necesitan recursos”, dice. “No se puede mejorar una fábrica simplemente hablando”.
Mientras tanto, pequeños propietarios de fábricas en el delta del río Perla dicen que el aumento de los costes, y no sólo el de los salarios, está llevándoles al borde del abismo.
“¿Qué otra cosa podemos hacer? Tenemos que seguir las reglas”, dice por teléfono Wu Keshu, de la fábrica de cerámicas Hongtai en Chaozhou. “No tenemos ninguna manera de reaccionar”. “Simplemente tendremos que adaptarnos subiendo eventualmente los precios”, dice Wu. “Estamos viendo un descenso en los negocios, pero no demasiado”.
Durante décadas la provincia de Guangdong y el delta del río Perla han sido el corazón del crecimiento económico de China. Y si bien los grandes fabricantes y las empresas de propiedad estatal han contribuido en buena medida al boom, las compañías privadas de tamaño medio también han contribuido a convertir a China en la segunda mayor economía del mundo.
A medida que los salarios, la materia prima y otros suelos aumentan, los pequeños empresarios dicen que están siendo ignorados.
Lau cree que al ritmo actual, el 30 por ciento de las fábricas de Guangdong reducirán su producción o cerrarán este año. Un nuevo aumento del salario mínimo, de entre un 18 o un 20 por ciento, será letal para la industria.
Crothall es todavía menos positivo, y sostiene que aunque la tasa de inflación de China se ha reducido un poco, los trabajadores todavía necesitan más para salir adelante. “Creo que para estas empresas de tamaño pequeño y mediano, de mano de obra intensiva y orientadas hacia la exportación, se les acaba el tiempo en Guangdong”, apunta. “De este proceso tan sólo sobrevivirán los más fuertes”.
Es la segunda vez que sucede en un año.
Si bien el aumento del sueldo mínimo en una provincia china puede que parezca un asunto local, en realidad describe el momento por el que atraviesa el gigante asiático, que intenta mejorar el nivel de su industria y de sus puestos de trabajo.
En otras palabras: los días de mano de obra infinita y barata en China se acaban. Para los consumidores de EEUU y del resto del mundo, esto tiene un significado claro: pronto las cosas van a empezar a costar más.
“Creo que hay buenos motivos para pensar que la carrera global hacia abajo ya ha terminado”, asegura Geoffrey Crothall, del China Labour Bulletin, un grupo de defensa de los derechos laborales con base en Hong Kong. “Ya no hay otro lugar a donde ir”.
El delta del río Perla ya no es un lugar barato para producir, pero cuenta con cadenas de suministro, fábricas e infraestructuras estables. Las compañías que quieren producir productos a un coste ultra bajo se están trasladando al interior de China o a países más pobres, como Bangladesh y Camboya. Pero aún así, no hay en el horizonte un sustituto para el modelo barato de China.
“Se pueden encontrar trabajadores más baratos fuera de China, pero no a la misma escala”, asegura Crothall.
Nuevos datos demuestran un significativo descenso en la actividad manufacturera de China. Algunos analistas advierten de que la tendencia va a continuar, lo que podría generar inquietud entre las autoridades, preocupadas por mantener una alta tasa de empleo. Pero aún así, China continúa dispuesta a producir bienes de más calidad y está tomando medidas para forzarlo.
En Guangdong, en donde han desaparecido centenares de pequeñas factorías en los últimos años debido al aumento de los costes, los dueños de fábricas protestan por el inminente aumento obligatorio de los salarios.
Sin embargo, las organizaciones de trabajadores dicen que este paso es necesario para que los empleados puedan soportar el aumento rápido de la inflación y avanzar hacia el objetivo último del gobierno: dejar atrás las manufacturas de baja calidad.
Los jefes de las fábricas dicen entender los deseos del Gobierno de pasar a producciones de más nivel, pero eso no se puede forzar de la noche a la mañana. Varias asociaciones de fabricantes con sede en Hong Kong han protestado por el nuevo aumento de los salarios al gobierno de Guangdong, diciendo que es demasiado, y demasiado pronto.
Stanley Lau, vicepresidente de la Federación de Industrias de Hong Kong, asegura que las empresas necesitan un periodo de transición. Las compañías, dice, quieren invertir en automatización, en investigación y desarrollo, pero que eso “lleva su tiempo”. “Se necesitan recursos”, dice. “No se puede mejorar una fábrica simplemente hablando”.
Mientras tanto, pequeños propietarios de fábricas en el delta del río Perla dicen que el aumento de los costes, y no sólo el de los salarios, está llevándoles al borde del abismo.
“¿Qué otra cosa podemos hacer? Tenemos que seguir las reglas”, dice por teléfono Wu Keshu, de la fábrica de cerámicas Hongtai en Chaozhou. “No tenemos ninguna manera de reaccionar”. “Simplemente tendremos que adaptarnos subiendo eventualmente los precios”, dice Wu. “Estamos viendo un descenso en los negocios, pero no demasiado”.
Durante décadas la provincia de Guangdong y el delta del río Perla han sido el corazón del crecimiento económico de China. Y si bien los grandes fabricantes y las empresas de propiedad estatal han contribuido en buena medida al boom, las compañías privadas de tamaño medio también han contribuido a convertir a China en la segunda mayor economía del mundo.
A medida que los salarios, la materia prima y otros suelos aumentan, los pequeños empresarios dicen que están siendo ignorados.
Lau cree que al ritmo actual, el 30 por ciento de las fábricas de Guangdong reducirán su producción o cerrarán este año. Un nuevo aumento del salario mínimo, de entre un 18 o un 20 por ciento, será letal para la industria.
Crothall es todavía menos positivo, y sostiene que aunque la tasa de inflación de China se ha reducido un poco, los trabajadores todavía necesitan más para salir adelante. “Creo que para estas empresas de tamaño pequeño y mediano, de mano de obra intensiva y orientadas hacia la exportación, se les acaba el tiempo en Guangdong”, apunta. “De este proceso tan sólo sobrevivirán los más fuertes”.
Kathleen E. McLaughlin, Pekín (China) | GlobalPost from lainformacion.com 16/11/2011
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