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Ese volumen de información hace de Facebook una empresa extraordinariamente atractiva para anunciantes, pero también para ciberdelincuentes, verdadero motivo de este post.
[El gráfico contiene un error en la cifra asociada al acceso a una red social, siendo ésta de 144 Euros y no de 44, tal y como figura en la infografía]
Afirmar que una red social como Facebook, que cuenta con más de 800 millones de usuarios registrados, tiene un enorme valor de mercado, puede resultar una obviedad. Pero esa obviedad no es tanta si nos paramos a analizar qué es lo que realmente aporta valor a Facebook.
El valor real de Facebook no está en su idea originaria o en su plataforma; el valor de Facebook son sus usuarios o, mejor dicho, los contenidos e información compartida por sus usuarios en la plataforma. No en vano, Facebook se ha consolidado como una potentísima herramienta de segmentación de mercado, gracias principalmente a toda la información de la que dispone de cada usuario registrado.
En un post anterior en el que analizábamos el carácter gratuito o no de Facebook, hacíamos mención a que Bruce Schneier, director de seguridad de British Telecom, afirmaba que existen en Facebook, y en gran medida en otras redes sociales, los siguientes tipos de datos: información que el usuario introduce para abrir su cuenta, datos que va subiendo y compartiendo en su perfil, los comentarios que suben otros sobre él y los datos sobre los hábitos de las personas. Sólo por poner un ejemplo de la magnitud del supuesto, se habla de que son compartidas en Facebook 25 millones de fotografías diarias.
Si nos ponemos en la piel del anunciante, podemos decir a Facebook que queremos que nuestro anuncio sea visto por personas que viven en España y de cualquier edad. Seguidamente podemos introducir una restricción, para que sólo sea visible por hombres entre 18 y 28 años de edad. Por último, podemos limitar nuestro público objetivo a hombres entre 18 y 28 años a los que les guste la música folk y ya tenemos nuestro público objetivo bien definido, ajustando al máximo el coste del anuncio. De este modo, se observa la segmentación que Facebook realiza en base a las restricciones que vayan imponiéndose. La empresa podrá seleccionar el público al que quiere dirigirse, en función de su actividad, el producto o servicio que la empresa anuncie.
Pero como era de esperar, ese interés no ha pasado inadvertido para los ciberdelincientes, que encuentran en las redes sociales una vía de ingreso adicional de dinero, extraordinariamente rentable. En este sentido me ha resultado muy interesante un estudio publicado esta misma semana por el laboratorio de seguridad Kaspersky, que analiza las estadísticas de infección de malware derivadas de las estafas online más extendidas. El informe en cuestión muestra algunos ejemplos de los beneficios que los cibercriminales pueden llegar a obtener del acceso no consentido y posterior venta de los datos e información de, entre otros, una cuenta de una red social como Facebook. La media de ¡¡¡144 euros!!! por cuenta de Facebook “hackeada”, es decir, la cuenta a la que roban las claves y utilizan para explotar los datos e información, hacen de Facebook un objetivo muy rentable para estos criminales.
Lo que es más, en comparación con otros activos del usuario, como los datos de su tarjeta de crédito (por la que se paga una media de 7 Euros) o como su cuenta de correo electrónico (por la que se paga una media de 14,50 Euros), el valor de nuestras cuentas de Facebook resulta muy atractivo.
Aunque pueda resultar obvio decirlo, el acceso no consentido a las claves de una cuenta de Facebook y la posterior venta de sus datos, constituye un delito, el de “descubrimiento y revelación de secretos”, contemplado expresamente en el artículo 197 del Código Penal. La pena prevista por dicho precepto a quien cometa la conducta típica será de cuatro a siete años de prisión, además de la correspondiente multa económica, por cuanto que el hecho de realizar la conducta con fines lucrativos supone un agravante al mero acceso, que está castigado con hasta cuatro años de prisión. Es decir, que la recompensa es atractiva pero la sanción aparejada mayor.
La conclusión a todo esto no puede ser otra que el valor de Facebook somos sus usuarios, sin los cuales una red social deja de tener sentido.
Por Alejandro Touriño from lainformacion.com 17/11/2011
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