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Una deuda soberana de alto riesgo no es la única carga que soportan los bancos europeos: muchas entidades tienen en sus libros pilas de productos hipotecarios exóticos y otros activos de crédito adquiridos antes del estallido la crisis financiera en 2008.
Cuatro años después de que instrumentos como las obligaciones de deuda garantizada (CDO por sus siglas en inglés) y los préstamos apalancados se convirtieran en groserías debido a las pérdidas masivas en que incurrieron quienes los poseían, los bancos europeos aún tienen miles de millones de euros en dichos activos. También tienen carteras significativas de préstamos inmobiliarios comerciales e hipotecas de alto riesgo estadounidenses que podrían seguir bajo presión hasta que repunte la economía global.
Dieciséis de los principales bancos europeos tienen un total de 386.000 millones de euros, unos US$532.000 millones, en activos inmobiliarios y del mercado de crédito potencialmente sospechosos, según un reciente reporte de Credit Suisse. Esto es más que los 339.000 millones de euros de deuda gubernamental griega, irlandesa, portuguesa y española que esos mismos bancos tenían en sus libros a finales de 2010, según la información de las pruebas de solvencia europeas.
Las abultadas carteras de deuda desde antes de la crisis de 2008 agravan los desafíos que enfrentan los bancos del continente. Muchos mantienen miles de millones de euros en bonos emitidos por países con problemas financieros. A ello hay que sumar los cientos de miles de millones en préstamos a clientes en esos mismos países, los cuales tienen altas probabilidades de volverse incobrables a medida que se intensifican los problemas económicos de Europa. La situación ha intensificado los temores de que los bancos no cuentan con suficiente capital para absorber pérdidas potenciales y podrían necesitar apoyo del gobierno.
Puede que los activos en cuestión no resulten tan dañinos. Por ejemplo, si los mercados de bienes raíces se mantienen estables o se fortalecen, los instrumentos que están compuestos de créditos hipotecarios podrían ganar valor y generar una fuente estable de pagos en efectivo para los tenedores de dichos créditos.
Pero los bancos tienen en sus libros estos valores desde hace cuatros años, antes de que empezara la crisis, una época en la que los activos inmobiliarios en general tenían precios mucho más altos. Algunas instituciones no han hecho una rebaja contable del valor de estos activos para reflejar los precios actuales del mercado.
Los bancos europeos han demorado más en sanear sus balances comparado con los estadounidenses. Las instituciones financieras de Europa han reducido a la mitad su inventario de activos de este tipo desde 2007, concluyeron los analistas de Credit Suisse. Entre tanto, los tres principales bancos de EE.UU. —Bank of America Corp., Citigroup Inc. y J.P. Morgan Chase & Co.— han reducido esos activos en más de 80% durante un período similar.
Los ejecutivos bancarios en Europa le restan importancia a dichas preocupaciones. Insisten en que han reducido su exposición en activos de alto riesgo y tienen suficiente capital para absorber cualquier pérdida. Igualmente, añaden que los inversionistas parecen preocupados por el caos de la zona euro y no se han interesado últimamente por la persistente exposición de los bancos al mercado de crédito.
"No es para nada una preocupación", dijo un alto directivo de BNP Paribas SA de Francia, que tiene 12.500 millones de euros en valores garantizados por activos y obligaciones de deuda garantizada ligadas a los mercados de bienes raíces. Los activos son líquidos y con "precios muy conservadores", aseveró.
Sin embargo, estos activos podrían depreciarse debido a una ola de ventas por parte de los bancos. El mes pasado, los reguladores instruyeron a varios prestamistas europeos a que recaudaran un total de 106.000 millones de euros en capital nuevo para mediados de 2012. Banqueros, analistas y otros expertos dicen que subastar los activos de crédito que sobran es probablemente un método atractivo para levantar los fondos. Los bancos franceses, en particular, han identificado dichas ventas como un componente clave de su plan de cerrar una brecha de capital de 8.800 millones de euros.
El problema es que si los bancos venden esos activos a pérdida, socavan aún más sus bases de capital. Pero si no lo hacen, no les queda más remedio que quedarse con activos que consumen grandes cantidades de capital.
Los bancos en el Reino Unido, Francia y Alemania son los mayores tenedores de estos activos estructurados, incluso después de haber reducido su exposición en entre 30% y 50%.
Comparado con los bancos europeos, los prestamistas estadounidenses se han desprendido de esos activos de forma más rápida. "Es una diferencia muy cultural", dijo Kian Abouhossein, jefe de investigación de bancos europeos de J.P. Morgan.
"En EE.UU. se recibe el golpe, recauda capital y se sigue adelante…". En Europa, los bancos suelen esperar a que los precios se normalicen para luego deshacerse de dichos activos.
Por DAVID ENRICH y LAURA STEVENS from Wall Street Journal 06/11/2011
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