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"Me ha mirado, está claro que busca algo conmigo".
“Fíjate cómo me ha mirado, esta quiere tema". Eso piensa Carlos después de ver cómo Julia, su compañera de trabajo, le dedicaba lo que para él era una sonrisa de lo más seductora. Pero es muy probable que Julia sólo se estuviera comportando de forma amable con ese compañero sosito con el que se ha cruzado en el ascensor.
Y es que los hombres, por lo general, tienden a sobrestimar su efecto sobre las mujeres. Un estudio de la psicóloga Carin Perilloux, del Wiliams College de Massachusetts (EE UU), que se publicará próximamente en la revista Psychological Science, pone en evidencia el ego masculino. Según la tesis, los hombres suelen malinterpretar las señales que emiten las mujeres adaptándolas a sus deseos y dando por hecho que ellas se sienten atraídas por ellos en mucha mayor medida de lo que lo están en realidad.
Es decir, que una palabra amable, un gesto un poco más cariñoso de lo habitual o una mirada simpática se convertirá automáticamente en un gesto seductor para el hombre al que fuera dirigida. Sin embargo la percepción de las mujeres es diametralmente opuesta a la masculina: ellas, por lo general, suelen infravalorar el efecto que producen en los hombres.
Citas exprés
Los investigadores constataron estos comportamientos en un experimento con 200 universitarios. Los jóvenes, con una edad media de 19 años, mantenían varias citas exprés (de tres minutos de duración) con personas del sexo contrario. Antes y después de cada cita relataban sus impresiones a los investigadores, que concluyeron, basándose en esos testimonios, que ellos creen han ‘triunfado’ más de lo que lo han hecho, y ellas, al contrario.
Curiosamente, además, cuanto más atractiva era la chica con la que se citaban, mayor efecto positivo consideraban los chicos que habían tenido sobre ella.
Los investigadores dedujeron también que aquellos hombres que buscaban sólo una aventura pasajera (y no una novia formal) eran aún más proclives a sobrestimar su éxito en las citas, al igual que ocurría con aquellos que eran menos agraciados físicamente. Para los psicólogos que participaron en el proyecto esto podría suponer una ventaja evolutiva para los varones, ya que aumentaría sus posibilidades de reproducción. Si ellos consideran que son atractivos para un gran número de mujeres (dado que malinterpretan las señales que éstas emiten), intentarán reproducirse con todas ellas y, lógicamente, sus posibilidades de ‘triunfar’ serán mayores que si no lo intentan.
Dados los resultados Perrilloux considera que, para evitar malentendidos o desengaños, sería conveniente que las mujeres fueran algo más claras y comunicativas a la hora de desvelar sus intenciones (o la ausencia de ellas).
Por Rebeca Royo from elconfidencial.com 23/12/2011
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