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Comprar una licencia de taxi en Nueva York cuesta exactamente lo mismo que un apartamento de dos habitaciones en un edificio emblemático del distrito financiero: un millón de dólares.
Esta es la cifra que alcanzaron dos licencias de taxi que fueron vendidas hace unos días en Nueva York. Estas placas de aluminio que se pegan a los taxis amarillos cotizan más que el oro.
"Una licencia de taxi es una inversión más sólida que un piso, oro, petróleo, bonos o acciones", indica a BBC Mundo Graham Hodges, profesor de historia y autor del libro "Taxi!"
Las cifras le dan la razón ya que el valor de las placas no ha parado de subir desde que Nueva York instauró el sistema de licencias de taxis en 1937 y sacó al mercado 13.000 licencias: US$10 (1937), US$2.500 (1947), US$55.000 (1977), US$200.000 (1997) y el millón de dólares actual.
"El valor de las licencias de taxi ha aumentado un 15% anual desde que salieron al mercado en 1937 a un precio de 10 dólares", explica a BBC Mundo Andrew Murstein, presidente de la compañía Medallion Financial Corp, un negocio que cotiza en Nasdaq desde 1996 bajo el símbolo TAXI y que se ha especializado en la concesión de créditos a compañías de taxi para que puedan comprar licencias.
Abuelo visionario
El abuelo de Murstein era un inmigrante argentino que compró 10 licencias de taxi en 1937 y con los años acumuló 500. Cuando años más tarde su hijo decidió desprenderse de 200 licencias se percató de los problemas que tenían los compradores para conseguir créditos de los bancos y vio una oportunidad de negocio.
"Hemos prestado US$3.000 millones y nunca hemos tenido pérdidas", puntualiza Murstein. Los accionistas de la compañía obtienen un 8% de dividendos.
Murstein conserva aún 300 licencias de su abuelo y aunque ahora obtendría unos US$300 millones si las vendiera no tiene ninguna intención de desprenderse de ellas. "Su valor seguirá subiendo", indica. "Incluso en momentos de crisis como el actual en negocio de los taxis es muy activo porque personas que se quedan sin empleo quieren trabajar como taxistas a tiempo completo o parcial".
Los propietarios de las licencias saben que podrán venderlas en un futuro por un valor superior al que pagaron por ellas. Además mientras no lo hacen obtienen unos ingresos mensuales de unos US$7.500 (250 dólares diarios) alquilando las licencias a taxistas.
Mal pagados
"Los taxistas tienen que trabajar muchas horas para poder pagar el alto alquiler diario y ganar un poco de dinero", explica el profesor Hodges.
El académico trabajó como taxista a principios de los setenta: "En aquella época era habitual que los estudiantes universitarios se ganaran un dinero extra conduciendo un taxi, ahora es un trabajo que solo quieren hacer inmigrantes procedentes de países muy pobres porque es un trabajo mal pagado y precario".
Los beneficios de los taxistas contrastan con los obtenidos por los propietarios de las licencias. Un taxista gana unos 30.000 dólares anuales trabajando jornadas de 12 horas y seis días por semana.
"Cuando yo trabajaba como taxista iba a comisión y me quedaba con el 49% de los beneficios", explica el autor de "Taxi!". "Pero unos años después, en 1979, ya se legalizó el sistema de alquiler de licencias y los taxistas se convirtieron en proletarios que tienen que pagar alquileres diarios altísimos pase lo que pase ese día".
Antimonopolio
Nueva York tiene una estricta regulación que protege el monopolio y limita que salgan a subasta nuevos permisos para tener un taxi amarillo.
La millonaria compra de las dos licencias se ha producido coincidiendo con el pulso entre el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que quiere ampliar la cifra actual de 13.000 y añadir 1.500 permisos más, y los titulares de las licencias de taxi de la ciudad, que creen que esta ampliación haría que las licencias existentes pierdan valor y luchan por mantener su inversión.
"Al final Bloomberg tendrá que negociar y conformarse con una cifra menor de nuevas licencias porque el sector del taxi tiene mucho poder político", avanza Hodges. "Aunque en mi opinión incluso ampliando el número de licencias su valor seguirá creciendo".
Comparte esta opinión el presidente de la Comisión de Taxis y Limusinas de la Ciudad de Nueva York, David Yassky. "El hecho de que las licencias ya hayan alcanzado un valor de 1 millón de dólares demuestra la confianza de los inversiones en la economía de la ciudad y en el negocio del taxi", afirma.
Los taxis amarillos son un emblema de la ciudad, un símbolo de la actividad frenética de Manhattan, y tienen apariciones estelares en multitud de películas y series de televisión.
"A pesar de la recesión este año han pasado por Nueva York 50 millones de turistas y la mayoría se sube a un taxi amarillo en algún momento u otro de su visita", agrega Yassky.
Por Emma Reverter - Nueva York - from BBC.com 18 de diciembre de 2011
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