Un estudio en primates demuestra que los animales fieles cuidan y protegen más a los descendientes
Reproducción y comida son los principales motores evolutivos. Pero ¿dónde encaja la monogamia (o el hecho de que un macho se sienta vinculado a una o un grupo de hembras) en este proceso? Investigadores de las universidades de Londres, Manchester, Oxford y Auckland han estudiado los comportamientos de 239 especies de primates –humanos incluidos- y han llegado a una sorprendente conclusión: la fidelidad del macho sirve para proteger a las crías de los infanticidios a manos de otros ejemplares. Lo publican en PNAS.
La razón de esta protección está en que las crías –y sobre todo en especies que tienen que dedicar mucho tiempo a su crianza- son un obstáculo para un nuevo proceso reproductivo. Las hembras no son receptivas mientras tienen que estar pendientes al completo de la descendencia. Y para un macho nuevo que llega eso es un obstáculo. Animales como los leones lo solucionan mediante un infanticidio generalizado: cuando un nuevo macho se hace cargo de la manada, lo primero que hace es sacrificar a los descendientes del macho desplazado. De esta manera las hembras, libres de la crianza, vuelven a tener el celo.
En algunos primates se han visto comportamientos parecidos. De ahí que para la hembra y las crías, mantener la relación con el progenitor sea tan importante. Este las defiende, y además puede ayudar en el cuidado de los ejemplares jóvenes. De esta manera el ciclo reproductivo se acorta, explican los investigadores. Esto es muy importante según el desarrollo cerebral se va haciendo más complicado, ya que el proceso de aprendizaje de las crías es cada vez más complicado y estas son dependientes de la madre durante más tiempo.
“Es la primera vez que se han verificado sistemáticamente las teorías de la monogamia en primates, demostrando de manera concluyente que su causa es evitar los infanticidios”, ha dicho el antropólogo de la Universidad de Londres Kit Opie.
Susanne Schultz, de la Universidad de Manchester, añade: “Lo que hace este estudio tan emocionante es que nos permite bucear en nuestro pasado para entender los factores que fueron tan importantes para hacernos humanos. Una vez que los padres deciden quedarse y cuidar de los pequeños, las madres pueden cambiar sus decisiones reproductivas para tener más descendencia y con un desarrollo cerebral más complejo”.
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