Según State of Homelessness in America 2013
Muchas personas aquí, pese a trabajar, no pueden permitirse un techo
En Franklin Square, a escasa distancia de los hoteles donde Barack Obama
celebra galas de donantes a 5.000 dólares el cubierto, decenas de personas sin
techo han improvisado su hogar al raso, desde donde ponen de manifiesto a diario
la pobreza de la capital de la primera potencia mundial.
En un parque donde las ratas se confunden con las ardillas, los
vagabundos comen, duermen y se integran en el trajín de abogados, oficinistas o
funcionarios que trabajan a pocas manzanas de la Casa Blanca, el
Capitolio o el Pentágono, un imán de prosperidad y de los sueldos más altos de
Estados Unidos.
El Distrito de Columbia acoge el mayor índice de sintecho de
todo el país en comparación con la media de los estados, y es una de las
metrópolis que encabeza el ránking de ciudades con alta concentración de
pobreza.
Según el estudio State of Homelessness in America 2013, Washington Distrito de
Columbia tiene una media de 113 sintecho por cada 10.000 habitantes, muy por
encima de los 20 de la media nacional.
"Siempre se ha intentado ver esta ciudad como un modelo para todo el país,
pero la realidad es que hay otras preferencias y éstas no son ocuparse de los
sintecho", indicó a Efe Michel Stoops, director de la organización National
Coalition for the Homeless (NCH).
La comunidad de los sintecho en Washington la engrosan la minoría
negra, personas con problemas mentales, discapacitados o veteranos de
guerra, un colectivo que se ha beneficiado en los últimos años de
algunas políticas especiales.
Mientras Obama centra su discurso económico en la clase media y los republicanos
piden recortes en gasto social, cientos de pobres deambulan por Washington
pidiendo algo de "change" (cambio) a las puertas de tiendas o hacen fila para
recibir el almuerzo que donan organizaciones caritativas como NCH o el Ejército
de Salvación.
"Pese a ganar el sueldo mínimo, muchas personas viven en la calle porque no
se pueden permitir una casa decente y los discapacitados reciben un cheque que
ronda los 500 dólares al mes, que no es suficiente", explica Stoops.
Según este experto, que ha pasado 25 años trabajando en programas sociales en
la ciudad, la reforma sanitaria de Obama que en 2014 proveerá cobertura
obligatoria a discapacitados será de gran ayuda para personas sintecho, mientras
que las promesas del mandatario de aumentar el sueldo mínimo a 9 dólares la hora
es otro paso positivo.
"Pese a todo, eso no es suficiente, repartir sandwiches en la calle tampoco
lo es. En invierno no hay bastante camas en los albergues y hay gente
que muere de hipotermia", recuerda Stoops, que trabaja en un programa
para reforzar la ayuda en los días fríos.
Unos 600 niños residen en refugios sociales para personas sin hogar, centros
que ahora, en verano, rebajan su población en beneficio de los parques, donde
los sintecho encuentran más libertad.
Pese a todo esto, según datos del Censo, siete de los diez condados
más ricos de Estados Unidos forman parte de la zona metropolitana de
Washington y son el hogar de aquellos que a diario trabajan en las oficinas de
la capital.
La red de metro de Washington es una galería de la desigualdad de esta
ciudad, especialmente el recorrido por las líneas amarilla y verde en dirección
al sur. Ambas líneas se bifurcan al cruzar el río Potomac, la primera hacia el
oeste a barrios blancos con ingresos superiores a los 100.000 dólares; la
segunda, con vagones de mayoría afroamericana, a zonas con ingresos de 30.000
dólares.
Washington DC también es el destino de muchos jóvenes universitarios que
estudian en las escuelas más prestigiosas del mundo o aspiran a un trabajo bien
remunerado en el gobierno, un centro de estudios o uno de los más prestigiosos
bufetes de abogados de la calle K.
Según Jan Pohl, un abogado que litiga casos de patentes, "los más afortunados
pueden salir de la universidad y cobrar como asociados de un bufete 160.000
dólares al año, pero muchos llegan a la ciudad y pocos lo consiguen".
La capital de Estados Unidos se ha convertido en una historia de dos
ciudades, una que vive con los mejores sueldos de EEUU y en uno de los
metros cuadrados más caros del país, y que se cruza cada día con otra,
inesperada, la de la pobreza olvidada en los parques.
Jairo Mejía (Efe) | Washington Actualizado domingo 30/06/2013
12:55 horas
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