Este fin de semana se lleva a cabo una elección que influirá en
el futuro de gran parte de Europa: en Reino Unido, Francia, España, Italia,
Grecia y muchos otros países. Sin embargo en ninguna de esas naciones pueden
votar. Los comicios serán en Alemania y la mujer en el centro de este
acontecimiento político es Angela Merkel.
Para todos los países de Europa, el tema fundamental es el económico. En todo
el continente la gente sigue luchando con los giros y vueltas de la crisis
financiera. Y donde quiera que se esté, la recuperación económica depende en
gran medida de cómo Angela Merkel abordará la siguiente etapa de la crisis. Por
eso, en estos días, todos los caminos conducen a Berlín.
Por eso siempre me ha parecido que uno de los trabajos más importantes del
periodismo en este momento es tratar de entender a Angela Merkel mejor.
Sin embargo, la señora Merkel es una política excepcionalmente privada y
reservada. No hay exhibicionismo y grandilocuencia. Incluso para los alemanes es
una mujer difícil de conocer.
Escarbando su pasado
Merkel no quería dar una entrevista antes de las elecciones alemanas y
ciertamente no en inglés, a pesar de que lo habla bastante bien. Pero hemos
hablado con una amplia gama de sus amigos, aliados políticos y críticos.
Hemos escarbado en su pasado en el lugar donde creció en la bella ciudad de
Templin, en el este, a unos 50 kilómetros de Berlín, y también hemos hablado con
amigos de la infancia y estudiantes que la conocieron en momentos en que la
política era más peligrosa y difícil.
Merkel en realidad nació en Hamburgo, Alemania Occidental. Pero su padre
Horst, pastor luterano, decidió trasladarse con su familia al este en 1954,
cuando Angela tenía sólo unas pocas semanas de nacida.
Como política, Merkel nunca ha sido avasallante cuando se trata de sus
creencias religiosas, pero está claro que la posición de su padre en la iglesia
tuvo una profunda influencia en ella, ya que de allí creció una poderosa brújula
moral.
Su infancia fue formada también por la Guerra Fría. Su padre era socialista y
celebró innumerables reuniones cargadas de política en su seminario y mientras
crecía, era testigo de intensos debates en su hogar. La joven Angela tuvo que
aprender a ser discreta por temor a llamar la atención de la Stasi, la policía
secreta.
Ser incapaz de expresar abiertamente su opinión en Alemania Oriental, afectó
a muchas personas de diferentes maneras.
Un viejo amigo de la escuela de Merkel, Hartmut Hohensee, lo compara con
tener que caer en "una especie de parálisis, sólo esperando que el invierno
pasara para que las flores comenzarán a crecer con el tiempo".
Las flores políticas de Merkel comenzarían a crecer, pero sólo hasta 1989,
después de la caída del Muro de Berlín.
La desintegración de la Unión Soviética produjo un remolino en la política
alemana. Las conversaciones de café se convirtieron en protestas callejeras, los
movimientos se convirtieron en partidos políticos, las personas trataron de
tomar el control de su país por primera vez. Fue este mundo al que Angela Merkel
decidió entrar a la edad de 35 años.
Merkel, quien tiene un doctorado en química cuántica, se destacó del resto en
ese mundo floreciente de la política alemana.
"Ella no parecía preocuparse por su aspecto exterior en lo absoluto", dice
Lothar de Maizière, quien fue el último primer ministro de la Alemania
Oriental.
"Parecía un típico científico de Alemania Oriental que llevaba una falda
holgada, sandalias de Jesús y el pelo muy corto".
Ascenso a la cima
Para sorpresa de muchos, esta mujer de la Alemania Oriental criada bajo el
comunismo se unió a los demócratas cristianos abrumadoramente masculinos y
patriarcales. A finales de 1990 se convirtió en miembro del Bundestag
(Parlamento Federal de Alemania) por la Unión Demócrata Cristiana (UDC), el
partido más grande de Alemania Occidental, con lo que comenzó su ascenso a la
cima.
El canciller alemán Helmut Kohl quería a una mujer de bajo perfil y de la
antigua Alemania Oriental para su primer gabinete después de la reunificación.
De Maizière justamente recomendó a Merkel. Comenzando como ministra de la Mujer,
poco a poco escaló posiciones, convirtiéndose en ministra del Medio
Ambiente.
Pero en 1999 la tranquila joven de Templin sorprendió a todos. Resultó que
Helmut Kohl, quien la llamaba su maedchen o niña, había estado
depositando donaciones en un fondo secreto para recompensar a sus amigos.
Nadie parecía dispuesto a enfrentarse a Kohl, pero Angela Merkel se negó a
seguir al resto. En un artículo de primera página en un influyente periódico
conservador, denunció a su exmentor y lo exhortó a renunciar. Fue un
impresionante acto de parricidio político y colocó a Merkel en ruta a lo más
alto de la política alemana.
"Una de las cosas que la gente no siempre entiende de ella es que es... en
realidad, una operadora política despiadada", dice Jonathan Powell, quien la
conoció cuando era jefe de gabinete del primer ministro de Reino Unido. "La
forma en que trató a todos sus rivales en la UDC era extraordinariamente
maquiavélica desde ese punto de vista. Al final de deshizo de ellos en un abrir
y cerrar de ojos".
Angela Merkel se convirtió así en presidente de la UDC en 2000 y en la
primera mujer canciller de Alemania cinco años más tarde.
El momento decisivo de sus ocho años de mandato hasta el momento llegó con la
crisis financiera de la eurozona. Grecia reveló una gigantesca -y difícil de
manejar- deuda pública. Y pronto se supo que otros países se encontraban en una
situación desesperada muy similar. Pero a medida que Europa esperaba a ver si
Alemania estaría de acuerdo para rescatar a los miembros de la eurozona o
forzarlos a resolver sus propios problemas, Merkel fue criticada por reaccionar
con demasiada lentitud.
La cautela y el consenso han sido siempre la marca de fábrica de la máquina
Merkel. "Sólo se puede gestionar una crisis si pones a tu favor a un montón de
gente", dice Ursula von der Leyen, quien ha trabajado en cada uno de los
gabinetes de Merkel desde 2005.
"Angela Merkel siempre sabía dónde quería terminar, pero se tomó su tiempo
para encontrar la manera de que todo el mundo pudiera estar de acuerdo".
Merkel es una mujer con un carácter anormalmente complejo y de múltiples
capas, como nadie en la política mundial.
Tatcher y Merkel
Mucho de su historia parece hacerse eco de Margaret Thatcher. Merkel viene de
la periferia, la Alemania Oriental, en lugar de Lincolnshire, la ciudad natal de
Tatcher. Fue criada por un padre determinado y piadoso. Algo solitaria, se
convirtió en toda una científica antes de elegir la política.
Como Thatcher, Merkel es una incansable trabajadora, excelente en el detalle
y una operadora política astuta.
Sin embargo, las diferencias son mucho más importantes que las similitudes.
De su pasado de la Alemania Oriental viene su fuerte creencia en la solidaridad
social y de trabajar con los sindicatos, cree en un sistema político basado en
la coalición, es amante del consenso y ,cuando le conviene, la lentitud en la
toma de decisiones.
Muchas veces ignoramos que Merkel es la líder política más importante en el
mundo y eso es poco menos que sorprendente. Angela Merkel ha sido una figura de
mucho relieve en la historia de Europa, mucho más de lo que realmente
creemos.
¿Va a seguir siendo fundamental en el futuro? Probablemente. Los inminentes
resultados de las elecciones alemanas no se pueden predecir, pero si Merkel
gana, como ya muchos han pronosticado, tendrá otra oportunidad de asegurar su
legado.
Andrew Marr BBC 21/09/2013
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