El buque rompehielos de la Guardia Costera de Estados Unidos Polar Star regresó al Océano Ártico a mediados del año pasado tras siete años de retiro (la embarcación tiene 40 años), cruzando a través de una capa de hielo polar en reducción que los funcionarios de defensa dicen que cederá paso a nuevos canales comerciales y a una frontera rica en recursos para la mitad del siglo.
Oficiales de la Armada de EE.UU. dicen que el Ártico le dará al país su primer océano por supervisar desde la anexión del territorio del Pacífico Noroeste en 1846. A medida que el hielo alrededor del Polo Norte retrocede, dicen las autoridades, los buques de carga comerciales podrán transportar bienes con mayor rapidez entre Asia y Europa. Una mayor cantidad de empresas energéticas ofrecerán un mayor acceso al petróleo y gas en altamar en regiones controladas por EE.UU. y estimadas por oficiales militares en un valor de US$1 billón (millones de millones).
"La inevitable apertura del Ártico esencialmente creará un nueva costa al norte de EE.UU.", afirmó el almirante Jonathan Greenert, el principal oficial de la Armada.
Aunque este cambio se encuentra a años de distancia, los oficiales de la Armada y la Guardia Costera dicen que EE.UU. necesita prepararse ahora para patrullar y defender los nuevos canales —diseñando buques resistentes al hielo y expandiendo los ejercicios navales árticos— cuando los científicos militares predicen una nueva extensión de agua liberada del hielo.
La nueva estrategia naval, programada a lanzarse en las próximas semanas, indica que el mayor tráfico comercial, la exploración de petróleo y gas y el turismo crearán nuevas demandas en el Ártico. El documento, cuya copia fue revisada por The Wall Street Journal, indica que la Armada carece de "experiencia operacional" y de buques debidamente equipados para ese clima extremo. También debe lidiar con la mala cobertura satelital.
A eso se le suma que los recortes de presupuesto del Departamento de Defensa complican los planes de la nueva frontera del Ártico.
En noviembre, el secretario de Defensa Chuck Hagel señaló que el departamento debe prepararse para ejercer la soberanía de EE.UU. en el Ártico, a pesar de los recortes del presupuesto, y establecer la protección de los mares a esa zona.
Por ahora, la protección de las aguas estadounidenses del Ártico pertenece al Polar Star, el único rompehielos pesado de la Guardia Costera, y al rompehielos mediano del servicio, el Healy.
Sin embargo, atravesar por capas de hielo es pesado para un buque viejo. El temblor constante perjudica al sistema de tuberías, lo que mantiene a la tripulación en alerta de fugas, indicó el capitán de la Guardia Costera, George Pellissier, el oficial al mando. El equipo difícil de operar incluye computadoras para pronosticar el clima; parte de la transmisión del barco fue rescatada de un buque retirado.
Con poco dinero para nuevos buques, el Polar Star tiene que hacer doble turno: trabajar en el Ártico en el verano y en el Antártico en el invierno.
Estas exigencias rigurosas podrían ser difíciles para este viejo buque, indican oficiales de la Guardia Costera. Algunos oficiales militares desearían que 10% de los nuevos buques de la Naval fueran reforzados para el hielo para la prevista expansión de las operaciones del Ártico. Ahora, no cuenta con ninguno. Fortalecer a un buque de la naval para los mares árticos podría costar hasta US$300 millones, indican oficiales.
En cambio, Rusia cuenta con 25 rompehielos, incluyendo seis potenciados con energía nuclear, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, una organización sin afiliación a un partido político con sede en Washington. El presidente ruso Vladimir Putin recientemente prometió reabrir las antiguas bases árticas, una señal de la inversión de Moscú en el norte.
Algunos en la Armada y la Guardia Costera mantienen que EE.UU. necesitará hasta 10 rompehielos —a un costo aproximado de US$784 por buque— para mantener las vías de navegación libres de hielo, además de ayudar en misiones de búsqueda y rescate y garantizar viajes seguros para las embarcaciones.
Los científicos militares ven la reducción del hielo ártico como un hecho. En 2012, la cobertura de hielo tenía más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados menos que su promedio histórico, una reducción equivalente a alrededor de cuatro veces el tamaño de Texas, según científicos universitarios y del gobierno. La cantidad de hielo era significativamente mayor en 2013, pero la cobertura aún era la sexta menor de la historia documentada, según autoridades federales.
Mientras que Antártica es un continente rocoso cubierto de hielo, el Polo Norte es principalmente una capa de hielo de cuatro metros sobre el océano. El hielo crece en el invierno, y se derrite en el verano. Aunque varía de un año al otro, la cantidad que se derrite en el verano está aumentando, según oficiales militares.
Los cinco países que colindan con el Océano Ártico tienen zonas económicas exclusivas que se extienden 370 km de la tierra, y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que EE.UU. no ha ratificado, permite a países apropiar una parte incluso mayor de la plataforma continental y los recursos energéticos submarinos.
La larga costa de Alaska le da a EE.UU. el derecho a una grande zona económica en el Ártico. Justo como la caballería estadounidense protegía los ferrocarriles en el oeste, el general del ejército, Charles Jacoby, el principal oficial en Northern Command, la sede militar que supervisa el Oceano Artico, ve una responsabilidad militar en estas nuevas aguas.
Para la Armada, esto implica proteger las nuevas vías de navegación y hacer que los mares sean seguros para empresas energéticas y mineras. Para la Guardia Costera, implica la responsabilidad de rescates en buques que se hunden o plataformas petroleras en peligro.
Las empresas de buques de carga dice que no tiene urgencia de usar el Ártico; algunas partes son muy poco profundas para barcos cargueros. Una portavoz de A.P. Moller-Maersk dijo que la empresa de carga marítima no cree que la ruta será económicamente viable en los próximos 20 años.
Otros son más optimistas y mantienen que el ejército necesita invertir pronto.
"No estamos preparados", apuntó Heather Conley, un analista de defensa que ha escrito sobre temas relacionados al Ártico para CSIS, un centro de estudios en Washington. "Tenemos que tomar algunas decisiones difíciles de recursos. Seguimos intentando evitar tomar una decisión. Esto regresará a atormentarnos".
Los oficiales de la Guardia Costera dicen que el tráfico en el Océano Ártico se está expandiendo. Este servicio identificó a 240 buques operando en la costa norte de Alaska el año pasado, comparado con 190 en 2011. Un buque de China el año pasado empleó una ruta marítima del Ártico al norte de Rusia para reducir dos semanas en su viaje a Europa.
La Armada predice que para 2025, el tráfico comercial será capaz de navegar franjas del Oceano Ártico durante varios meses del año. Para 2040, estima que los canales serán navegables por buena parte del año, requiriendo "operaciones sostenidas en la región".
Para cumplir estas metas, según la estrategia del plan, la Armada está desarrollando planes de capacitación al igual que mejores pronósticos del clima y equipos de comunicación.
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