Los abogados 'cleaners' pueden borrar de la red información injuriosa para una persona o marca. El costo: entre 3,000 y 15,000 dólares.
Una fotografía explícita, un tuit iracundo o un desafortunado comentario en algún blog tienen la capacidad de tirar a la basura la reputación de una persona o una marca en cuestión de un clic; sin embargo, quien requiera de una impecable reputación digital y cuente con al menos 3,000 dólares para invertir, puede obtener la pulcritud de su nombre en la red.
¿Cómo? a través de un “cleaner”.
Actúan como una suerte de mercenarios digitales; sin embargo, son abogados de profesión. Su paga depende de eliminar el pasado de personas o empresas en Internet, estas huellas que se van dejando a cada clic y con cada publicación que hace la persona o terceros acerca de ella, y la cual, debido a la naturaleza masiva y constantemente creciente de la red, puede viralizarse y perjudicar la imagen pública de un individuo.
“Frente a una realidad digital en la que todos somos lo que Google dice que somos, tiene plena vigencia la tarea de limpieza de reputación online: el cleaning digital”, consideró el abogado del despacho argentino AFT Abogados, Fernando Tomeo, en entrevista con Grupo Expansión.
Las largas horas que una persona pasa conectada en línea, cinco horas en promedio en México según AMIPCI, y la constante interacción con redes sociales y medios de comunicación bidireccionales vacían en Internet buena parte de la identidad de una persona. No es de extrañar, que reclutadores laborales, inversionistas o incluso personas busquen en la red referencias de esos individuos antes de entablar relación con ellos.
De acuerdo con un estudio de la tecnológica AOL, 78% de las personas que van a iniciar una relación con alguien “lo googlean” antes de dar el sí. De ese total, ocho de cada diez se queda con información y referencia de las primeras 10 búsquedas que aparecen en pantalla Fernando Tomeo, quien ha dedicado parte de sus labores jurídicas a esta práctica, añade que limpiar un contenido de la web no es tarea sencilla por su efecto viral y porque los servidores se multiplican por el mundo replicando los datos e información personal que siempre se puede encontrar en algún servidor. Eso no significa que desaparecer de la red sea imposible.
Bufetes como AFTAbogados en Argentina, Abanlex Abogados en España o el sitio Reputation.com, con oficinas en Inglaterra y Estados Unidos, son algunos de los que realizan este tipo de servicios cuyos precios van acorde a la medida del daño que pueda causar el contenido encontrado en la red. Reputation.com, por ejemplo, ofrece paquetes y tiene costos estándar entre 3,000 y 15,000 dólares.
Los productos listados en su sitio de Internet van desde la contratación de un “Agente de Reputación”, hasta servicios como el manejo del rankeo de los contenidos perjudiciales para la persona en buscadores como Google, Yahoo o Bing, para lograr que aparezcan relegados en la numeración.
En casos más graves se pueden generar contenidos dedicados para mejorar la reputación de la persona o empresa en Internet, con un coach específico, además de crear páginas web elaboradas por editores profesionales, gestión de redes sociales, o en ciertos casos, se solicita ayuda legal para la eliminación definitiva del contenido.
“Utilizamos técnicas y software propio para proteger la reputación del contenido no deseado, lo manejamos para que no aparezca hasta arriba de las búsquedas, y aunque se ve caso por caso, si la gravedad lo amerita se puede eliminar”, respondió Lacey, una ejecutiva de Reputation.com, ante la solicitud de un servicio.
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Para eliminar definitivamente la información perjudicial de Internet, el experto de AFT Abogados, comenta que hay que llevar a cabo un proceso que implica, solicitar la baja, eliminar y bloquear el contenido de un sitio o red social.
Cuando el contenido malicioso fue cargado a la red por el solicitante, Tomeo afirma que puede eliminarse; no obstante, en el que caso de haber sido publicado por terceros es más complicado controlar la situación.
“Al identificar con precisión el contenido, comienza la tarea de limpieza mediante la utilización de los propios aplicativos de Buscadores y Redes Sociales o mediante acciones extrajudiciales puntuales o medidas cautelares judiciales ante sitios como Facebook o Google por ejemplo”, dijo el abogado.
Google y Facebook han cedido en ocasiones a solicitudes de esta naturaleza, siempre y cuando se genere un proceso legal para eliminar el contenido en el que se pruebe el daño que le causa al solicitante. Aún así, Tomeo puntualizó que no se garantiza la eliminación al 100%.
Algunos casos con los que Tomeo y Reputation han trabajo incluyen compañías, empresarios y funcionarios, aunque el abogado refirió que no conoce ningún caso de político o personajes públicos mexicanos que hayan solicitado servicios de este tipo.
A nivel corporativo, explicó, los responsables de mantener limpia la imagen de la persona en la red, son sus propios asesores, abogados y personal de comunicación. Si bien estos servicios tienden a lograr resultados satisfactorios para los clientes, Tomeo advirtió que la mejor forma de mantener una buena imagen en línea es con prudencia propia.
“No podemos controlar a terceros, pero sí podemos ejercer nuestra propia abstinencia digital al momento de subir contenidos, esa es la mejor solución”, dijo.
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