Un exceso obstinado de la capacidad industrial en todo el continente está socavando los efectos de la política monetaria del Banco Central Europeo, que con un nuevo recorte de tasas espera apuntalar la tambaleante economía de la región.
La demanda por todo tipo de bienes, desde lavadoras y automóviles hasta gasolina, no ha repuntado desde la crisis económica y financiera que azotó al continente hace algunos años.
El exceso de capacidad en sectores tan variados como el acero, los electrodomésticos, los autos y las aerolíneas, no ha sido debidamente abordado, lo que ha deprimido los precios y los márgenes de ganancias. No obstante, la oposición política, sindical y social al cierre de fábricas y reducir la producción sigue siendo robusta.
El presidente del BCE, Mario Draghi, resaltó los vientos en contra en una conferencia de prensa realizada después del anuncio del recorte de tasas. Draghi aludió a una "significativa capacidad ociosa" como uno de los factores que ha desacelerado la recuperación de la zona euro.
Un ejemplo del atolladero en que se encuentra la economía europea es la envejecida refinería de petróleo cerca de la pequeña localidad de Gela, en Sicilia, Italia.
Una drástica caída de la demanda energética en Italia, donde el consumo de productos de petróleo refinado ha descendido 30% desde 2006, el doble del promedio europeo, ha desplomado en apenas cuatro años la capacidad de uso de la refinería de 89% a 29%. Eni ENI.MI -0.66% SpA, el gigante energético italiano dueño de la planta, ha acumulado pérdidas operativas de 1.000 millones de euros, unos US$1.310 millones, en la refinería en los últimos cinco años.
Las pérdidas obligaron al conglomerado a empezar a considerar el cierre de la gigantesca refinería este año. Sin embargo, la presión de los sindicatos y los políticos obligó a Eni a archivar los planes para clausurar Gela o cualquiera de sus refinerías en Italia. La empresa, en la que el Estado italiano conserva un 30%, sería partidaria de suspender las operaciones en al menos dos de las cinco refinerías italianas que controla en su totalidad si lo pudiera hacer sin desatar una tormenta política, reconoció una fuente cercana a la situación.
"La refinería de Gela fue construida a comienzos de los años 60 para otorgar empleos a los habitantes del lugar y conseguir el respaldo de los políticos sicilianos que eran muy poderosos en Roma en ese entonces", dice Davide Tabarelli, presidente de la consultora Nomisma Energia. "La refinería debería haber cerrado sus puertas hace 30 o 40 años, pero ha sido imposible".
En tanto, las automotrices europeas afrontan un exceso de capacidad sin precedentes. Los analistas calculan que unas 18 plantas en el continente tendrían que dejar de funcionar para equiparar la oferta de vehículos con la demanda. Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de Fiat, ha hecho un llamado para que cierren más fábricas en Europa. Pese a una ardua batalla con los sindicatos, Fiat sólo ha clausurado una planta en Italia en 10 años, a pesar de que las ventas de autos en el país han caído 50% desde 2007.
El problema de la refinería de Gela se ha estado gestando durante años. Los expertos señalan que la cantidad de crudo bombeado en Sicilia siempre ha sido insuficiente para mantenerla a niveles relativamente altos. Incluso ahora, la refinería produce principalmente un producto terminado con un alto nivel de azufre que no puede ser usado por las plantas locales de energía debido a que no cumple los criterios medioambientales y es transportado a otros países, dice Tabarelli.
Eni indicó a fines de julio que dejará de refinar crudo en Gela e invertirá 2.200 millones de euros, US$2.890 millones, para convertirla en una planta de producción de biodiesel. Los 1.000 trabajadores mantendrán sus empleos, dijo Eni, quien se negó a brindar más detalles.
La decisión le valió una tregua a la empresa, pero la paz podría ser efímera. Ante el incierto futuro de los biocombustibles, los sindicatos insisten en que Gela debe seguir refinando petróleo.
"Convertir a Gela a la producción de biodiésel es una farsa y no tiene ningún sentido financiero" asevera Tabarelli. "Es solo una manera de hacer las paces con los sindicatos y las autoridades locales".
Para mitigar los efectos de la crisis, algunas empresas europeas tratan de reducir costos en el exterior, pero eso tampoco ha sido fácil.
El grupo alemán ThyssenKrupp TKA.XE +0.82% canceló el mes pasado un plan para recortar 550 empleos en una siderúrgica en Italia tras las protestas de los trabajadores y la presión del gobierno italiano.
Entre tanto, los gobiernos europeos tratan de utilizar fondos públicos para impedir despidos y cierres de fábricas, una estrategia que ha postergado la reestructuración en muchos sectores. Italia, por ejemplo, le concedió exenciones tributarias al fabricante sueco de electrodomésticos Electrolux ELUX-B.SK -1.52% para que no cerrara sus plantas en el país, a pesar de un derrumbe en las ventas de electrodomésticos en los últimos años.
http://lat.wsj.com/news/articles/SB10001424052970204875204580134350535042106?tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204875204580134350535042106.html
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