Primera: Jesús muy posiblemente nació en Galilea (al norte), no en Belén (más al sur). El censo romano (de Quirino, ordenado por Augusto) que supuestamente provoca el viaje de Jesús y María desde Galilea a Belén es posiblemente una excusa para que el evangelista Lucas justificara que Jesús naciera donde había anunciado la tradición judía (Belén), pero ninguna fuente histórica recoge la existencia de dicho censo; así, el censo de Quirino tuvo lugar el año 7 “después” de Cristo, es decir más de diez años después de la muerte del Rey Herodes, bajo cuyo reinado había nacido Jesús según los evangelistas; por su lado no se recoge ningún censo de Augusto estando vivo Herodes el Grande, además, los censos que ordenó el emperador sólo afectaban a ciudadanos romanos y no exigían volver a una zona de origen ancestral.
Segunda: Jesús nació posiblemente entre el año siete y el cuatro “antes” de Cristo. El motivo es el error de datación que cometió el monje Dionisio el Exiguo cuando calculó la fecha del supuesto nacimiento de Jesús, a partir de la cual se contarían los años de la era cristiana (en España durante mucho tiempo los años se contaban desde la conquista de Hispania por Augusto, el 38 a. c., no desde el nacimiento de Jesús).
Tercera: muy posiblemente Jesús no nació un 24 de Diciembre. Durante mucho tiempo se pensaba que el solsticio de invierno tenía lugar el día 24, no el 21, por lo que dicha fecha, al igual que la del solsticio de verano (24 de Junio) se asociaban a importantes festivales y celebraciones. El 24 de Diciembre marcaba la celebración en el mundo romano del “Sol Invictus”, ya que simbolizaba la fecha en la cual el día comenzaba a vencer sobre la noche; estas celebraciones eran seguidas de intercambio de regalos. Posiblemente se escogió la fecha del 24 de Diciembre como cumpleaños de Jesús para reflejar una simbología similar (la luz comienza a vencer sobre la noche) y para cristianizar tradiciones paganas (así la celebración de San Juan el 24 de Junio hacía lo propio sobre los festivales paganos de dicha fecha, como los festivales druídicos de Stonehenge).
Cuarta: aunque se ha debatido su posible fecha de alumbramiento, por entonces poca gente conocía la fecha de su cumpleaños (mucha gente no lo recordaba, y en cualquier caso los calendarios eran altamente imprecisos hasta que se adoptó el calendario juliano, y dieciséis siglos después, el más perfecto calendario gregoriano, ideado por el matemático jesuita Clavius). Si nos atenemos al posible fenómeno astrológico de la estrella de Belén, se produjo una muy brillante conjunción de planetas Júpiter y Saturno en Febrero del año 7 antes de Cristo.
Quinta: Jesús murió posiblemente el 9 de Abril del año 30, en plena celebración de la pascua judía. Por lo tanto Jesús no murió con 33 años, sino con más.
Sexta: no había legiones romanas estacionadas en Judea, la legión estaba situada en Siria, no en Judea. Muy probablemente no hubo legionarios romanos durante el calvario; la centura que protegían a Pilato, a la sazón desplazado a Jerusalén desde Cesarea, estaba compuesta de auxiliares, no romanos.
Séptima: Jesús muy posiblemente llevaba el pelo corto (como era normal en el mundo judío en aquella época) y no llevaba barba (las primeras representaciones artísticas de Jesús, de los siglos III y IV le representan de hecho sin barba).
Octava: los reyes magos probablemente ni eran reyes ni magos, sino posiblemente sacerdotes mazdeístas o zoroastrianos. No había ningún rey negro, ya que venían de Persia. De hecho hasta hace quinientos años en las representaciones artísticas de los “reyes magos” no aparece ningún rey negro, es sólo a partir de los descubrimientos marítimos en la costa africana del siglo XV cuando se pone de moda representar a uno de los tres “reyes” con la piel oscura.
Novena: los primeros escritos sobre Jesús no son los evangelios, sino las cartas de San Pablo, escritas posiblemente a los veinte años de la muerte de Jesús. Los evangelios “canónicos” no fueron elegidos como canon por la Iglesia por ninguna teoría de la conspiración, sino porque fueron redactados entre los años 70 y 100, por lo que son los más antiguos y por lo tanto los que más verosimilitud pueden ofrecer frente al resto de relatos más tardíos. Los evangelios apócrifos provienen desde el año 130 (Evangelio Apócrifo de Tomás), redactándose el resto muchas decenas o centenas de años después.
Con todo, a pesar de consideraciones, muchos pensadores consideran que Jesús es una de las personas más influyentes de nuestra historia, si no la que más. Posiblemente la razón estriba en que proporcionó para el que quisiera seguirle, un sentido a nuestra vida y a nuestra muerte. En palabras del Evangelio: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13).
Estos son los esperanzados anhelos del ser humano. Y ahí reside posiblemente la inmaterial y permanente transcendencia de su mensaje.
IGNACIO DE LA TORRE 25/12/2014
http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-observatorio-del-ie/2014-12-25/consideraciones-sobre-jesus_600387/#
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