Pautas para combatir un problema que afecta, por igual, a hombres que mujeres. La halitosis ya no es un tabú
Existen pocas situaciones más incómodas que mantener una conversación con alguien a quien le apesta el aliento. Esta tesitura resulta desagradable para el oyente, por causas obvias, y para el hablante, que al darse cuenta de que el otro ha “olfateado” su problema, empieza a ponerse nervioso, y lo peor es que no se siente abochornado e inseguro solo ante la persona que tiene enfrente, sino en todas sus relaciones: afectivas, sociales y laborales. Efectivamente, según datos divulgados por la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), el 30% de la población adulta padece o ha padecido halitosis en alguna ocasión y, tal y como comentábamos, esta condición acarrea consecuencias por las posibles implicaciones de salud, pero también porque afecta al individuo que la padece a nivel psicológico. El plan de acción para combatirla es el siguiente: 1. Acuda al dentista, quien le remitirá al especialista adecuado. 2. Sométase al tratamiento que le proponga su endocrino, otorrino o médico digestivo. 3. Evite el consumo de alimentos ricos en grasa, ajo, picante, cebolla o alcohol. 4. Frote a conciencia su lengua durante el cepillado. 5. Apóyese en productos naturales, como las hojas de menta o el té verde.
“Hay que tratar la halitosis de inmediato, en cuanto una persona lleva cuatro o cinco días con mal aliento, para evitar males mayores”, recomienda la odontóloga experta en halitosis Laiqi Xiang, de la Clínica Core, de Madrid, y miembro activo de la Asociación Internacional para la Investigación del Aliento (IABR). “Para ello, el primer paso radica en acudir a un dentista, pero no a un dentista cualquiera, sino a uno que tenga formación específica en este campo, que aplique los protocolos de actuación aceptados internacionalmente y que disponga de los medios tecnológicos adecuados para diagnosticar y tratar el mal aliento (cromatógrafos, dispositivos de análisis bacterianos, etc.). Solo si reúne estas condiciones podrá localizar el agente etiológico y derivarnos al especialista que sea oportuno para tratarlo pertinentemente”, continúa la doctora Xiang.
Ojo con la dieta y la higiene bucal
Existen infinidad de causas que originan halitosis: el ayuno prolongado, la obstrucción nasal, la sinusitis, diversas enfermedades metabólicas, el consumo de alcohol, el tabaco, el abuso de una dieta hiperproteica… Curiosamente, y al contrario de la creencia popular, las halitosis de origen gastrointestinal representan un porcentaje mínimo del total, mientras que las originadas por causas orales (depósitos bacterianos en la lengua, sequedad bucal, infecciones orales…) suponen más del 90%, según los expertos consultados. En cualquier caso, el mal olor siempre es más desagradable al despertarnos por la mañana, por una razón muy sencilla: el flujo salival disminuye durante la noche y las bacterias han tenido muchas horas para multiplicarse libremente por la lengua y por toda la cavidad bucal (cuando se produce más saliva, estas se resbalan y no se adhieren con tanta facilidad).
Dependiendo de la dolencia que causa nuestra halitosis deberemos ser tratados por el endocrino, el otorrino, el experto en aparato digestivo o el mismo dentista, pero en cualquier circunstancia, mientras el tratamiento surte efecto, es conveniente tomar medidas que nos ayuden a tener un aliento más fresco. La SEPA recomienda dos básicas: la primera, reducir o evitar el consumo de alimentos ricos en grasa, ajo, cebolla, picantes y alcohol; y la segunda, acostumbrarnos a mantener una buena higiene oral. Esto implica que, además de lavarnos muy bien los dientes, incluyamos en nuestro cepillado las zonas interdentales y la lengua por arriba y por abajo. Para lograr que el proceso de higiene bucal sea más efectivo, los expertos de dicha sociedad aconsejan el uso de cepillos y dentífricos de calidad, cepillitos interproximales, hilo dental, limpiador lingual y colutorios. “Los colutorios no resultan efectivos como terapia”, aclara la doctora Laiqi Xiang, “pero sí son relativamente útiles en tratamientos específicos. Por ejemplo, los que en su composición llevan clorhexidina ayudan a solucionar los problemas de encías y los que contienen sales de zinc favorecen la eliminación de la placa bacteriana. Sin embargo, los que cuentan con una cantidad muy elevada de alcohol pueden provocar sequedad bucal y empeorar la halitosis. Por eso, para no equivocarnos con nuestro colutorio, siempre debemos elegir el que nos prescriba el especialista. Y aun así, no hay que olvidar que su efecto es transitorio y que pasado su periodo de acción, que suele durar entre 30 minutos y dos horas, el mal aliento reaparecerá si la causa que lo origina continúa existiendo”.
Un termo de té verde
Además de los consejos anteriores y del tratamiento específico del especialista de turno, hay prácticas naturales a las que podemos recurrir para enmascarar el mal aliento. Por ejemplo: “Es recomendable frotar la lengua con hojas de menta (así eliminamos la película bacteriana depositada en la superficie lingual), masticar hojas de perejil (la mayor producción salival y el olor tan intenso de esta planta ayudan a eliminar el mal olor) y tomar infusiones de té verde”, indica la especialista. ¿Y por qué esa tipología? Porque así lo sugiere un estudio de la Universidad British Columbia (Vancouver, Canadá), recogido en La Revista Científica del Ilustre Consejo de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España (RCOE). Según dicha investigación, estas infusiones disminuyen de forma asombrosa la concentración de sustancias en descomposición de la boca, además de ejercer un poderoso efecto desodorante. “En ningún, caso podemos dejar que la halitosis dificulte nuestra vida cotidiana”, concluye la doctora Laiqi Xiang. Siempre hay solución.
¿Y si es imaginaria?
La Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración revela:
1. La halitosis afecta por igual a hombres y a mujeres, pero ellas demandan más tratamientos.
2. La razón principal de aparición del mal aliento se debe a la presencia de unos gases que se acumulan en la lengua, una zona que solemos excluir al cepillarnos los dientes.
3. Hay personas que no son conscientes de su halitosis por intensa que sea, mientras que otras viven obsesionadas con una halitosis imaginaria y a pesar de explicarles que su aliento no huele mal, no lo aceptan. Esta situación da lugar a una patología llamada halitofobia, que debe ser tratada por un psicólogo o por un psiquiatra.
4. La halitosis, afortunadamente, ha dejado de ser un tema tabú y existen folletos y guías disponibles para aprender a combatirla. Están disponibles en la tienda on line de SEPA.
http://elpais.com/elpais/2015/05/12/buenavida/1431422498_563494.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.