- Sin tener constancia de ello, seguro que has ingerido algún alimento o condimento con transgénicos
En esto de los transgénicos, ya me disculparán pero no seré yo quien me pronuncie sobre sus beneficios o sus perjuicios. Ni siquiera los científicos son capaces de ponerse de acuerdo sobre la cuestión. Y no digamos ya éstos y las organizaciones medioambientales.
Lo que sí puedo decirles es que casi con toda seguridad y sin saberlo han ingerido algún alimento o condimentoen el que hubiera uno o más organismos modificados genéticamente (OMG en español; GMO en inglés).
Aunque es cierto que la legislación europea evalúa todos y cada uno de los productos transgénicos que se pretende comercializar, no obliga a poner ningún sello bien visible que indique si son OMG o no. Sí es preceptivo ponerlo en la etiqueta de cualquier producto que tenga al menos un 0,9% de algún transgénico, pero hay que leer detenidamente la letra pequeña para saberlo.
La industria alimentaria es bien consciente de la controversia ante los transgénicos y ya son muchas las empresas explícitamente opuestas al uso de transgénicos, que así lo hacen constar. En Estados Unidos, el país donde más proliferan esos cultivos, en los últimos años se han incorporado cerca de 30.000 productos a un proyecto titulado Non-GMO, que certifica que están libres de genes modificados.
El proyecto titulado Non-GMO certifica que los productos estan libres de genes modificados
Pero vayamos al principio. Desde que pasaron de ser nómadas a sedentarios, los humanos han estado modificando genéticamente plantas y animales, sin ni siquiera darse cuenta. Tradicionalmente, se guardaban semillas de las mejores cosechas para sembrarlas al año siguiente o se seleccionaban para la cría los ejemplares más fuertes. Haciéndolo una y otra vez a través de los siglos, las especies han ido mejorando, en cantidad y calidad.
La modificación genética actual parte de esa base, pero es muy distinta, porque los científicos pueden seleccionar los genes o series de genes que les interesan para lograr que los productos tengan unas características predeterminadas.
En la modificación genética actual los científicos pueden seleccionar los genes para lograr unas características
Con la cría selectiva, todos los rasgos del animal o la planta pasan a sus descendientes. Pero eso implica también que se genera mucha “basura”, es decir características que no interesan, y hay que repetir y repetir hasta obtener lo buscado. Además sólo funciona con especies similares, como dos variedades de maíz, por ejemplo.
Para obtener una planta transgénica, en cambio, los científicos tienen que aislar ADN de distintos organismos, que pueden no estar relacionados, ya sean una bacteria, un virus, o incluso ADN humano. Esos genes se combinan entre sí mediante procesos bioquímicos hasta conseguir una construcción genética, en la que puede haber ADN de cinco a quince procedencias. Para resumir, un transgénico es “un organismo cuyo material genético ha sido alterado de una forma que no sucede en la naturaleza”, según definición de la directiva de la UE.
Un transgénico es “un organismo cuyo material genético ha sido alterado de forma que no sucede en la naturaleza”
Hasta aquí todo parecen buenas noticias. Sus partidarios así lo creen. Y aseguran que no se han podido demostrar que los OMG sean perjudiciales para la salud humana, que provoquen daños medioambientales o haya aumentado las alergias alimentarias.
Todo lo contrario de sus detractores, que basan su percepción negativa en el hecho de que hace tan poco tiempo que los transgénicos forman parte de nuestra vida que es muy pronto para calibrar si son peligrosos o nopara las personas, animales y el ecosistema en general.
Algunos argumentos a favor
>Los cultivos están protegidos frente a virus, insectos y malas hierbas.
>Gracias a plantas tolerantes a los herbicidas y a los pesticidas, éstos se utilizan menos, lo que es bueno para el medioambiente y para la economía, porque reducen costes.
>Los frutos son más resistentes, duraderos o incluso más nutritivos.
>Los hay preparados para desarrollarse en zonas estérileso de sequía donde hasta ahora era prácticamente imposible plantar.
>Se consiguen frutos de mayor tamaño y, en consecuencia más rentables.
>Se les pueden añadir proteínas que ayudan a combatir enfermedades y malnutrición.
>Plantas y animales crecen más deprisa.
>Como consecuencia de la tolerancia y resistencia, teóricamente, los rendimientos de los cultivos aumentarán y con el tiempo se contribuirá a un mejor abastecimiento de una población que se multiplica.
Algunos argumentos en contra
>No se sabe aún si estas nuevas especies son más invasivas que las convencionales y por lo tanto pueden alterar seriamente al ecosistema.
>Ponen en peligro la biodiversidad porque se eliminan organismos de la naturaleza.
>El cruce de genes puede provocar la resistencia de las bacterias a antibióticos.
>Hongos y virus pueden mutar hacia especies desconocidas para autoprotegerse.
>Hay sospechas de que pueden afectar a la fertilidad.Según Greenpeace un estudio de laboratorio con ratas detectó que estas se reproducían menos si eran alimentadas con transgénicos.
>Desde el punto de vista ético, los pequeños agricultores se ven perjudicados porque las patentes de las semillas modificadas están en manos de unas pocas multinacionales. Ellas controlan los precios y son demasiado caras para que los campos de tamaño medio o pequeño resulten rentables.
Estados Unidos, el paraíso de los transgénicos
Decía al principio que muchos de nosotros habremos ingerido algún transgénico sin ni siquiera saberlo. ¿En qué? Lo más probable que en alguno de los muchos alimentos procesados que consumimos. Los más habituales en nuestra alimentación son la soja y aceites de maíz, colza y algodón.
>Aceite de colza. Es uno de los alimentos más alterados que existen. Se obtiene de la colza a través de diversas acciones químicas.
>Aceite de algodón, especialmente el procedente de China e India es especialmente peligroso.
>Aspartamo. Es un aditivo tóxico incluido en muchos alimentos, creado con bacterias modificadas.
>Azúcar. Fue introducido en el mercado estadounidense en 2009 y, como los otros productos, no se ve afectado por los herbicidas.
>Lácteos. La leche y sus derivados contienen numerosas hormonas del crecimiento, ya que se les inyecta a las vacas. Una de las marcas de Monsanto ha sido prohibida en 27 países, pero no en Estados Unidos.
>Maíz. La mitad del que se cría en Estados Unidos es transgénico, de la multinacional Monsanto, especializada en ingeniería genética, y con patentes de numerosas especies y productos.
>Soja. Esa empresa controla su cultivo y el 90 por ciento de la modificada se ha desarrollado genéticamente para ser resistente a un herbicida de esa misma compañía.
En Europa apenas si se cultivan transgénicos, pero España es el país con mayor superficie de cultivo de maíz modificado genéticamente, de Monsanto precisamente, con cerca de 130.000 hectáreas en 2016.
Cebollas que no hacen llorar y papayas de laboratorio
Existen otros productos que han sido modificados para darles unas características que no tenía o quitarles otras poco apreciadas, hasta convertir algunos de ellos en algo casi nuevo.
>Calabacín y calabaza amarilla. Ambos han sido tratados para resistir a los virus.
>Cebolla EverMild. Es una creación de Monsanto, pero se ha hecho a partir del tradicional cruce de plantas, aunque con técnicas del siglo XXI, concretamente la denominada marcador genético. La idea era producir una cebolla más suave de sabor y que no nos hiciera llorar al cortarla.
>Oroblanco. Es un cítrico, entre toronja y pomelo, que lleva en el mercado desde los años 80. Se creó en el departamento de Experimentación de Cítricos de la Universidad de California con la idea de que resultara menos amargo que los anteriores.
>Remolacha Badger Flame. La desarrolló un profesor de la Universidad de Wisconsin para conseguir que sus hijos se la comieran. Es de color naranja vivo, y más dulce y suave que la convencional.
>Tomate negro. Los han desarrollado en Estados Unidos e Israel. El tono oscuro de su piel se debe a la antiocina, un pigmento propio de las bayas moradas y la uva negra. Es más sabroso.
>Papaya. Si la comes en Estados Unidos con etiqueta Made in Hawai ten por seguro que estás probando un transgénico. Se modificó hace unos 20 años, cuando un virus transmitido por insectos acabó prácticamente con todas las cosechas de la isla. Los agricultores se vieron incapaces de solucionar el problema y el caso se puso en manos de los científicos, que consiguieron transferir un gen de una parte no dañina del virus al ADN de la papaya. Los agricultores pudieron beneficiarse de los resultados, porque las compañías dedicadas a la ingeniería genética no estaban interesadas en un cultivo en principio tan poco rentable y cedieron la tecnología para desarrollar las nuevas semillas a una asociación de agricultores hawaianos.
Esta, a su vez, las repartió gratuitamente entre los agricultores. La papaya es de los pocos productos que sobrevivió a una intensa campaña que se llevó a cabo en la isla para acabar con las plantaciones y centros de investigación sobre transgénicos. Sólo se venden en Estados Unidos en Canadá, y están prohibidas en Europa.
> Patatas amflora. Es uno de los últimos productos autorizados en Europa, Tienen más celulosa de la habitual y que se dedican en gran parte de la industria papelera.
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