En pleno centro histórico de Asunción y al frente del Palacio de los López, el majestuoso edificio neoclásico que hospeda al gobierno de Paraguay, se está construyendo The One Downtown, un proyecto residencial de fachada blanca y espejos que bien podría estar en Ciudad de Panamá, la meca latinoamericana del emprendimiento inmobiliario.
De 20 pisos y con piscina infinita en el techo, gimnasio y un café en el lobby, el proyecto se califica a sí mismo como "único".
"Y llega para adaptarse al nuevo estilo de vida que empieza a nacer en Asunción", añade en su folleto publicitario.
Durante los últimos años, el frondoso y antes plano paisaje de la capital paraguaya ha visto cómo decenas de edificios emergen por lo alto.
Algunos son centros comerciales, otros de oficinas, pero la mayoría son propiedades residenciales que llevan nombres como Feel, Blue Tower, Pride y Eminent.
Y promueven un "estilo de vida" que Paraguay, un país históricamente aislado del mundo que en años recientes se abrió y creció como nunca, apenas conoce.
Elecciones en pleno boom
Los paraguayos, que en su mayoría están lejos de acceder a esa forma de vida, elegirán un nuevo presidente este domingo con la esperanza de que el "milagro económico" se expanda a toda la sociedad.
En unas elecciones que no suscitan particular euforia, se enfrentan Mario Abdo, por el histórico y oficialista Partido Colorado, y Efraín Alegre, como parte de la coalición opositora Alianza Ganar.
Paraguay, ahora gobernado por el colorado Horacio Cartes, goza de números macroeconómicos envidiables en la región: alto y constante crecimiento, bajo déficit fiscal y tipo de cambio estable; datos de un boom que en parte han sido producto de una de las mayores tasas de inversión extranjera en América Latina.
Los inversionistas en este nuevo "estilo de vida" son brasileños, argentinos y estadounidenses.
Y aunque la mayoría de los compradores son paraguayos, la otra cara del país no es en inglés ni puede llegar a fin de mes sin que falte algo de dinero.
Paraguay mantiene niveles de pobreza del 26%, una de las percepciones de corrupción más altas de la región, infraestructura y servicios básicos ineficientes y costosos y uno de los peores sistemas de educación del mundo, según el ranking de Competitividad Global del Foro Económico Mundial.
El milagro económico ha cambiado estéticamente a Asunción. Pero no del todo a Paraguay.
Apertura para un país aislado
Rubén Ramírez, uno de los economistas más prestigiosos del país, viajó a Panamá en 2008 como funcionario de la Corporación Andina de Fomento (CAF), un banco de desarrollo.
"Cuando llegué, los edificios estaban apenas en construcción y el país estaba como veo a Paraguay ahora, en la antesala de un auge económico", le dice a BBC Mundo.
La ministra de Hacienda, Lea Giménez, suscribe: "El ejemplo de Panamá es interesante porque, teniendo en cuenta las diferencias de fondo, nosotros también tenemos como objetivo convertirnos en un hub para la región".
Después de haber caído en default en 2003, los gobernantes paraguayos se pusieron de acuerdo por primera vez en su historia para llevar a cabo un conjunto de políticas económicas de continuidad.
Desde entonces, explica Ramírez, "se construye una cultura disciplinada de control y estabilidad del gasto público y del balance fiscal; se desarrolla una política monetaria y cambiaria estable; y se reforma el sistema tributario para que con 10% al IVA, 10% a la renta, 10% a las ganancias se promueva la inversión".
Críticos de estas políticas neoliberales dicen que el país entregó su independencia económica a grandes potencias como Brasil, Argentina y Estados Unidos.
Pero economistas como Ramírez argumentan que, para un país sin acceso al mar, rodeado de enormes economías y con una historia de autoritarismo, violencia y crisis, la apertura a gran escala es inevitable y urgente.
"Por eso creo que Paraguay, pese a los desafíos en lo judicial, político y social, va a ser como Panamá", concluye.
Boom en un país subdesarrollado
Por desafíos como ese es que personas como el historiador, político y ahora candidato a senador Roberto Paredes niegan la existencia de un boom en Paraguay.
"Seguimos siendo uno de los países más desiguales del continente, el crecimiento ha sido pequeño comparado al aumento de la población, tenemos a millones de paraguayos, de mano de obra, que se van del país en busca de mejores sueldos", le dice a BBC Mundo.
"Si vas a hablar de boom, habla del crecimiento de 11% de (el gobierno de facto de) Stroessner, pero 4% no es lo que necesitamos", alega.
Observadores críticos locales además sostienen que los bajos impuestos, en un país con alta informalidad e ilegalidad, lo que han hecho es convertir a Paraguay en un paraíso fiscal a donde vienen argentinos y brasileños a lavar dinero.
Existen mitos, nunca comprobados, de que políticos y expresidentes latinoamericanos acusados de corrupción son dueños de tal o cual edificio.
Y muchos se preguntan cuántos de los edificios nuevos están siendo realmente ocupados. Los desarrolladores hablan de éxito: de hasta 80% de preventa. Pero de noche la gente suele identificar menos de cinco luces prendidas entre decenas de apartamentos.
La ministra de Hacienda, Lea Giménez, destaca en conversación con BBC Mundo que uno de los logros del gobierno de Cartes es una Ley de Transparencia que "permite a los ciudadanos saber qué se hace con el presupuesto público".
Asimismo, la ministra recalca que si bien Paraguay tiene una economía de alguna manera sometida a sus pares regionales, en este gobierno se logró mitigar esa dependencia.
"Mientras Argentina y Brasil estuvieron en recesión, nosotros mantuvimos el crecimiento", afirma.
Giménez cita datos que revelan una diversificación de la economía y la exportación que aminoran la dependencia: Paraguay pasó a exportar a 22 países nuevos y la contribución de la agroexportación al Producto Interno Bruto se redujo, mientras aumentaron la de las industrias, el comercio y la construcción.
Inversión extranjera en un país de mercados negros
En todo caso, las pizzerías y parrillas argentinas, las marcas de ropa estadounidense y los ganaderos y sojeros brasileños se han multiplicado en Paraguay.
El país recibió US$274 millones de inversión extranjera directa en 2016, la última cifra disponible según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Fue un aumento del 5% de la inversión con respecto a 2015, una tendencia que solo se repitió en Brasil y Colombia, mientras que en el resto de la región decayó.
Para finales de 2016 el Banco Central paraguayo reportaba una presencia de 287 empresas internacionales, de las cuales 77 son brasileñas, 29 estadounidenses, 23 argentinas y 23 españolas.
La mayoría de esas inversiones en Paraguay, reporta la CEPAL, están destinadas a servicios financieros, seguido de comercio, hoteles y restaurantes.
El argentino Branko Vuckovich es uno de esos inversionistas que vino a Paraguay en busca de mayor estabilidad económica, pero luego se quedó.
"Me quedé porque siento que acá puedo dejar una huella, porque acá tengo la posibilidad de planificar", le explica a BBC Mundo, sentado en el elegante lobby de su hotel La Misión, decorado con murales amazónicos.
Conocido como el primer hotel boutique de Paraguay, la estética de La Misión pretende recordar las misiones jesuíticas guaraníes que, en el siglo XVII, dieron con uno de los procesos de amalgama cultural menos violentos durante la Colonia.
Vuckovich, que habla de los paraguayos como "nosotros", asegura que Asunción ya no es esa ciudad encerrada donde no había mucho que hacer: "La gente ya no tiene que ir a Buenos Aires a buscar buenos restaurantes, hoteles, espectáculos o cines. Más bien, son ellos (los argentinos) los que vienen de compras y paseo a Asunción", explica.
"No todos los inversionistas extranjeros que venimos acá lo hacemos para llenar los bolsillos e irnos. Es más, te diría que son pocos los que son así", responde a las críticas de algunos paraguayos.
El argumento es parecido al que usa Edgardo de Fortuna, también argentino y presidente de Fortune International Group, una agencia de emprendimiento inmobiliario que ahora está construyendo Jade Park, quizá el proyecto más ambicioso que se haya hecho en la capital paraguaya.
"Cuando te va bien invirtiendo en un país, no te vas, seguís ahí y volvés a invertir", indica a BBC Mundo.
De 122 apartamentos en tres torres que se verán por toda Asunción, el Jade Park tendrá, entre otras, sala de yoga, cancha de tenis y básquet, spa, sala de juegos, pool bar, dos piscinas con "diseño orgánico" y salas para choferes y empleados domésticos.
Entre las empresas constructoras, le dice a BBC Mundo una de las oficiales de venta, está el grupo Cartes, de propiedad del presidente paraguayo, investigado en Estados Unidos por lavado de dinero y narcotráfico (cargos que él niega).
"Logramos que se construyan 480 cocheras, porque a la familia paraguaya le gusta tener hasta cuatro autos", explica la vendedora, de ascendencia extranjera, mientras muestra los materiales de lujo con que se hace la cocina.
"Acá lo que te venden es un lifestyle", añade. "Es como estar en Miami, pero en Asunción".
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