Una de las maravillosas playas de las Islas Cook (simonbradfield / Getty Images/iStockphoto)
- Playas cristalinas, paisajes exóticos y un carácter abierto y hospitalario son algunos de los ingredientes de este rincón paradisíaco
Si coges un mapa del mundo y diriges tu vista hacia Nueva Zelanda, luego subes un poco por el Pacífico, más o menos hacia el este de Tahití y al suroeste de las Islas Hawái podrás divisar 15 islas desperdigadas en un área de 240 km² en medio del gran océano. Rarotonga es su isla principal y capital de este maravilloso país (sí, las Islas Cook es un país).
De hecho, antes que nosotros, sobre el año 1600, pasaron varios conquistadores españoles por allí, pero finalmentelas descubrió en el año 1773 el capitán James Cook desde lo alto de su buque. En realidad ni si quiera desembarcó. Puede que le impresionará tanto su belleza que decidiese no descender a tierra para no quedarse allí por siempre jamás. Y simplemente reclamó su posesión para Gran Bretaña, por si acaso – supongo - no encontraba dónde jubilarse en un futuro.
Cómo llegar hoy en día
Como es evidente, lo más aconsejable para alcanzar este archipiélago es coger un avión. Lo suyo es volar desde España a Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda.
Tal vez la opción más habitual es ir a Auckland (en Nueva Zelanda) y desde allí a Rarotonga, ruta que se hace en 6 horas (en Air New Zealand por ejemplo el billete cuesta alrededor de 250€).
Cuándo ir
En primavera sin duda, entre abril y mayo (o en octubre), puesto que es su época seca, llueve escasamente y el sol luce con más alegría. Las tardes son un poco traicioneras, la verdad, y puede que excepcionalmente te asalte una tormenta fugaz y entonces cae el agua intensamente.
Ah, ¿y el tema hotel?
De entrada decir que, aunque se pueda pensar lo contrario, alojarse en las Islas Cook no es nada caro. No es una de esas típicas islas exóticas de lujo con hoteles con precios desorbitados para millonarios aburridos. Que va. Tienen hotelitos modestos junto a la playa, la mar de agradables, incluso bed & breakfast, albergues y hostales para los más jóvenes.
Ponte algo de música
Si tuviéramos que elegir una música o un tema que defina la vida en este país, sería Everything is Gonna Be Allright, de Bob Marley. La verdad es que si tienes la suerte de poder viajar a las Islas Cook, así será como te sentirás: todo fluirá deliciosamente.
Las casas no pueden tener más altura que los cocoteros
No es ningún secreto que algunos otros destinos de vacaciones se han visto afectados por el abuso de la forma de vida occidental; sus playas pacíficas ahora se han masificado con las avalanchas de turistas y sus frondosos bosques han sido reemplazados por mastodónticos edificios o rascacielos. Pero en las Cook no. No los verás por ningún lado.
Hay una ley que prohíbe construir edificios más altos que los cocoteros. Estamos hablando de un país con mucha conciencia ecológica, áreas completamente protegidas (tiene una reserva de miles de millones de kilómetros cuadrados), agricultura de perlas negras sostenible y con un objetivo de cara al 2020 de utilizar exclusivamente energías alternativas como la solar o la eólica.
La isla al completo es un resort
Rarotonga tiene una circunferencia de solo 32 kilómetros, lo que significa que puedes caminar alrededor de la isla en tan solo medio día. Tiene un ambiente íntimo y relajado, y nada es demasiado problemático. Casi no se generan conflictos.
Y es que no hay motivos: los días son ideales: te despiertas en un bungalow frente al mar, te das un chapuzón en el océano de buena mañana, haces snorkel en la laguna y más tarde desayunas en una cafetería cercana.
Y por la noche, te pegas una cenorrio de 5 estrellas en el Nautilus Resort Rarotonga en la playa de Muri. Para acabar, la isla cuenta con muchísimos bares y tiene una animada vida nocturna. Si un día así te nace algún problema interior, háztelo mirar.
Sirven una cerveza artesanal excepcional
Parece que últimamente la cerveza artesanal se está poniendo de moda en todo el mundo. Y claro, también en Rarotonga. Matutu Brewery produce una cerveza que es para chuparse los bigotes. Vale la pena visitar su fábrica, que es de propiedad y gestión familiar, y donde podrás catar 3 tipos: la lager, la pale ale y la new draught.
Cooks Lager Brewery y The Tumanu Experience, que también están en Rarotonga, son visitas obligadas. Tradicionalmente, la cerveza de arbustos se elaboraba en las islas a partir de naranjas, plátanos y lúpulo. Sin embargo, hoy en día, la práctica solo está disponible en los ‘Tumunu’ (una especie de clubes de cerveza) de la isla de Atiu. Se trata de una cerveza fuerte y con cuerpo que se consume acompañada de música, oraciones y discursos cortos.
Se puede practicar el mejor ‘snorkeling’ del planeta
No es una exageración. Mira que hay sitios espectaculares en el mundo, pues nada como en las Islas Cook para ponerse unas gafas, un tubo y unos patos y lanzarse al agua a explorar el mundo submarino. Es una pasada. Te puedes pasar ahí -bajo el agua- todas las vacaciones.
Rarotonga está rodeada por una laguna, bordeada de arrecifes de coral con aguas tranquilas para bucear y bucear sin parar (la mayoría de los lugares son accesibles desde la playa). En un buen día, la visibilidad puede alcanzar hasta los 60 metros de profundidad.
Olvida el neopreno y sumérgete en las agradablestemperaturas tropicales (entre 24 y 28 grados) que hay en las islas durante todo el año.
Pero son las vívidas aguas azules de la vecina isla de Aitutaki donde realmente te quedarás sin aliento; aseguran los entendidos que es la mejor laguna del mundo. A solo 45 minutos en avión desde Rarotonga, esta isla es famosa por la suavidad de su arena y la transparencia de sus aguas.
Una de las mejores maneras de explorar la laguna de Aitutaki es en un viaje de un día a bordo de un barco o vaka tradicional. Y si te quieres quedar un día a dormir allí (seguro que se te pasará por la cabeza, no lo dudes), te recomendamos el lujo informal de Tamanu Beach Resort Aitutaki.
No existen los semáforos
Rarotonga tiene una población de poco más de 15.000 personas y solo un puñado de autos en la carretera, por lo que no hay necesidad de semáforos. La sensación es de libertad, rapidez y silencio. No hay bocinas.
Recorrer la isla es seguro y relajante, ya que la mayoría de las personas optan por moverse a pie o en uno de los dos únicos autobuses locales de la isla que recogen a cualquiera en cualquier momento. Muchos turistas se deciden por el alquiler de una moto escúter, que también es una forma extraordinaria de aventurarse en libertad por la isla.
Una isla para viajeros con espíritu aventurero
Si bien, como he comentado anteriormente, la principal atracción de las Islas Cook son sus aguas cristalinas, no hay que dejar a un lado su exuberante jungla. Su carácter volcánico crea una vegetación verde y frondosa de un colorido muy peculiar, destacando los árboles frutales el de la piña tropical, el limón o el cocotero.
Una visita obligada para el viajero más atrevido es la caminata de cuatro horas Cross-Island Track, que lo llevará a través de un terreno accidentado para llegar a ‘Needle’, una formación rocosa única.
Todavía tiene un profundo significado espiritual para los lugareños: en 2002, el Dalái Lama, después de viajar allí con “Pa” (un anciano muy respetado en las islas), lo declaró uno de los ocho últimos puntos de energía del mundo.
La bici es otra actividad muy popular. O bien se puede alquilar una y pasear apaciblemente por las calles de Avarua (la capital de Rarotonga) a un ritmo pausado ; o bien, para los que les gusta algo más fuerte, valen la pena las excursiones en quad.
Ojo, no hay serpientes o arañas
Las Islas Cook es el hogar de una enorme variedad de vida marina, flores tropicales y plantas. Sin embargo, no hay ni rastro de serpientes o de alguna araña venenosa. No hay que vigilar entre los árboles a cada momento. Cero peligro en ese sentido.
De hecho, solo hay seis especies de aves que son nativas de las islas, incluida la rara kakerori, que a veces se puede ver en los bosques de la costa sur de Rarotonga. También es posible que avistes ballenas jorobadas mientras migran a través de las aguas entre junio y septiembre. Mientras buceas, puedes nadar al lado de una tortuga verde, marina o carey, aunque esta última es ahora una especie en peligro de extinción.
Puedes hacer ‘snorkel’ con peces ángel, peces mariposa y peces loro. Si lo que te interesa es la pesca en aguas profundas, te aconsejamos una excursión de un día en un barco : si tienes suerte podrías llevarte un marlin, wahu, atún o mahi mahi.
No comerás en McDonald’s
Y no es porque esté prohibido o algo parecido. Es porque no hay. No hay ni una sola cadena de comida rápida en las islas. En cambio, sí que podrás comerte un bocadillo en un puesto del mercado al borde de la carretera, o cenar en uno de los más de 50 cafés y restaurantes en Rarotonga, que van desde lugares para comer descalzo, hasta lugares apropiados para una noche romántica.
La gastronomía en las Cook es pura naturaleza: alimentos tropicales, mariscos recién capturados, frutas frescas y vegetales como el taro, el kumara, el plátano y la papaya. Una bebida popular es el agua de coco (y cócteles). Para algo un poco más tradicional, el rori (pepino de mar) se come crudo o cocido. Y el pescado crudo - llamado ika mata - se cura con lima, cebolla y coco.
La isla perdida
A parte de Rarotonga y Aitutaki, las dos islas principales, el archipiélago está formado por 13 islas más. Se dividen en dos grupos.
Por una parte se encuentran las del sur, que son lasvolcánicas : Atiu, Mangaia, Manuae, Mauke, Mitiaro, Isla Palmerston y Takutea; y las del norte, atolones bajos como Manihiki, Nassau, Penrhyn Island o Tongareva o Mangarongaro, Pukapuka, Rakahanga, Suwarrow o Suvorov.
De todos modos, la que tiene la historia más curiosa es la Isla Palmerston. Un carguero la visita cada cierto tiempo para llevarles provisiones a sus habitantes (unos 25), ya que está perdida en medio de la nada.
William Masters, un carpintero, decidió establecerse en la isla, se juntó con tres mujeres polinesias y tuvo 23 hijos, los cuales han heredado la isla. Tal vez ese sea el auténtico espíritu que atrae de estas Islas: su magnetismo ineludible.
Los habitantes de Cook son muy amigables
A diferencia de algunos lugares en el mundo donde los lugareños prefieren ocultarse, los isleños de Cook disfrutan de cualquier oportunidad para mezclarse con los turistas, conocer la cultura de los demás y ayudar desinteresadamente cuando sea necesario. Son de sonrisa fácil y abierta. Descaradamente hospitalarios.
Los sábados por la mañana, un buen plan puede ser caminar hasta el vibrante mercado cultural Punanga Nui, donde encontrarás artesanías únicas, pareos, perlas negras y la charla de la gente de allí, donde normalmente suena de fondo una música en vivo y melódica muy típica de las islas.
Por la noche, Rarotonga cobra vida con espectáculos culturales, un atractivo escaparate de la herencia nativa interpretado a través de canciones, llamas de fuego y ligeros temblores de cadera.
Los domingos, los viajeros son bienvenidos a asistir a un servicio de la iglesia; la mayoría de los lugareños son cristianos y la isla está salpicada de 24 de los edificios religiosos de ladrillo blanco.
Las flores exóticas y los sonidos emocionantes de sus hermosos himnos decoran el lugar, pero atención: hay que vestirse con respeto.
Tanto si buscas una escapada romántica con tu pareja, un lugar para descansar y relajarte o un rincón para explorar tanto la tierra como el mar, las Islas Cook ofrecen muchas opciones. El único problema, insisto en el aviso: es que luego no querrás volver a casa.
Este artículo es fruto de la colaboración entre La Vanguardia.com y Travelzoo, portal especializado en ofertas de viajes. Puedes acceder a Travelzoo aquí.
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