Un grupo de investigadores observan que un fármaco contra la epilepsia hace que aumente la densidad y el grosor del cabello
Para muchos hombres perder pelo empieza a ser un problema a mediana edad y se convierte en su caballo de batalla durante el resto de su vida. La calviciecomún o alopecia androgénica es la causa más habitual de la pérdida de pelo y está relacionada con una alteración en las hormonas masculinas o andrógenos, marcada por una predisposición genética. Según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), este tipo de alopecia —entre las más de 100 variedades distintas— afecta a un 40% de los hombres entre 18 y 39 años y a un 95% de la población masculina mayor de 70 años.
Por eso, muchos recibirían con alegría la noticia de la posibilidad de curar este tipo de calvicie con un novedoso tratamiento basado en un fármaco que ya se usa contra la epilepsia. En efecto, un grupo de investigadores de la Universidad de Seúl (Corea del Sur) acaba de publicar en la revista Biomaterials un estudio esperanzador sobre la eficacia del ácido valproico —un medicamento que se suele utilizar en el tratamiento de convulsiones y también contra el trastorno bipolar— que, según observaron, aumenta la densidad y el grosor del cabello en ratones. En el ensayo utilizaron un nuevo sistema de microagujas disolubles de celulosa, que han patentado con el nombre de DMN.
Muchos tratamientos probados en ratones no llegan a testarse en humanos
Sin embargo, "no sería la primera vez que un fármaco prometedor en ratones no llega a los humanos", según explica Sergio Vañó, miembro del Grupo de Tricología de la AEDV y director de la Unidad de Tricología y estudio de las alopecias del Hospital Universitario Ramón y Cajal. La razón es que "la biología del folículo piloso de los roedores es muy diferente a la nuestra. Ahí tenemos el ejemplo de la clonación capilar, por ejemplo: en 2003 se consiguió con éxito en ratones… estamos en 2018 y todavía no podemos replicarlo en humanos".
El año pasado, otro grupo de investigadores de la Universidad de Texas que estudiaba la formación de tumores en nervios y el papel de la proteína KROX20 en el desarrollo de los nervios, encontró que si mataban las células que producen esta proteína, los ratones perdían el pelo. Además, pudieron observar que las células que producen KROX20 fabricaban también otra proteína denominada SCF que es la responsable de dar color al pelo. Conclusión: la pérdida de SCF hace que nos salgan canas y la de KROX20 que perdamos el pelo. Entonces, ¿tenemos la cura en nuestra mano? De nuevo el mismo problema: se trata de un estudio en ratones.
El trabajo presentado por el grupo de Seúl "es interesante porque parte de la evidencia —aunque escasa todavía— que relaciona el uso tópico del ácido valproico como tratamiento de la alopecia androgenética", explica Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (IDEI).
La gran novedad, las agujas biodegradables que usaron para inyectar el fármaco
"Faltan años de investigación para saber si esta hipótesis se confirma o cuál es su efectividad, porque los primeros resultados indican que se consigue solo una mejoría leve. Lo más novedoso de su estudio, más allá del medicamento antiepiléptico, es la patente de esas microagujas biodegradables que han diseñado", añade Sánchez Viera. Pero "pasarán años hasta que este nuevo sistema pase a ser testado en humanos, para comprobar su nivel de seguridad, no toxicidad y eficacia, en función de las dosis necesarias".
El experimento de Seúl tiene un punto a favor: si un laboratorio quiere invertir en estas microcápsulas con la sustancia anticonvulsionante para el tratamiento de la alopecia ya tiene la mitad del camino hecho, pues se trata de un fármaco ya aprobado, testado y comercializado para uso por vía sistémica.
Del ácido valproico se sabe mucho, incluso de su toxicidad —grave en mujeres embarazadas— y esto facilitará llegar antes a la fase final, aunque las microagujas patentadas también deban pasar los rigurosos controles de la investigación y aprobación. Eso va a permitir que se acorte el tiempo de comercialización y, si se comprueba su eficacia y seguridad en humanos, quizá algún día se convierta en un nuevo y revolucionario tratamiento contra la calvicie.
Ni el champú anticaída más caro funciona, diga lo que diga la publicidad
Y, entretanto, ¿qué opciones hay para tratar este problema? Los expertos advierten: un champú anticaída, aunque sea obscenamente caro, nunca va a funcionar diga lo que diga la publicidad. Y la cirugía low cost, cuando consiste en viajar a clínicas extranjeras de dudosa salubridad tampoco merece la pena, porque este tipo de intervenciones quirúrgicas para un trasplante capilar puede desembocar en infecciones y cicatrices.
Lo único que está científicamente demostrado contra la pérdida de cabello son los tratamientos médicos, ya sea por vía tópica, como geles o lociones, por vía oral o inyectables. "Hasta el momento, los únicos medicamentos aprobados y seguros, que se utilizan habitualmente en la experiencia clínica son el minoxidil, que es un vasodilatador, y los fármacos como finasteride y dutasteride", apunta Vañó.
"Se está trabajando también en tratamientos con láser de baja potencia —que aumenta la llegada de oxígeno y nutrientes a la raíz del cabello—, plasma rico en plaquetas —que se obtiene a partir de la sangre del propio paciente y, gracias a sus proteínas y células madre, estimula la creación de nuevos cabellos y su crecimiento—, o actuándo sobre el gen WNT —responsable de la producción de folículos pilosos—, pero todavía queda mucho por investigar", insiste Vañó.
https://elpais.com/elpais/2018/04/19/buenavida/1524138881_383355.html
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