Unos lingotes de oro ruso: el país acumula reservas áureas (Ilya Naymushin / Reuters)
Inundaron de liquidez el mercado durante la crisis y ahora se lanzan a comprar oro; Rusia y China planean su propia ofensiva contra el dólar
“Esto es oro, señor Bond. Toda mi vida, he estado enamorado de su color, su brillo, su divina pesadez”, explicaba el terrible Goldfinger que en la saga de 007 (1964) tenía como objetivo eliminar con una bomba radioactiva los lingotes custodiados en el mítico Fort Knoxde EE.UU., para alterar el precio del oro en el mercado.
Han pasado los años y han cambiado los protagonistas. Pero el oro sigue desplegando su atractivo. Los bancos centrales mundiales han sacado su artillería. Después de inundar el mercado de liquidez con billetes durante la crisis, ahora han emprendido el movimiento opuesto: están comprando lingotes. Sus compras en valor (y en peso) entre el 2000-2017 del metal amarillo superan las ventas llevadas a cabo entre el 2002-2009.
Las autoridades monetarias ven incertidumbre en
la guerra comercial y se cubren las espaldas
“Hay varios motivos”, explica el profesor de Finanzas de Esade Jesús Palau. “Uno es de lógica interna, porque necesitan diversificar sus inversiones y equilibrar sus balances. Otro tiene más con ver con la percepción de los riesgos. Los bancos centrales no lo ven claro: Brexit, los vaivenes de Donald Trump, la amenaza de guerra comercial, tensiones con Corea del Norte... Creen que esto puede afectar al dólar. De ahí que prefieran tener en sus cofres un activo más seguro que preserve su valor, aunque menos liquido. Y por último, están mandando también un mensaje a los inversores. De alguna manera le dicen: ojo, salgan de las bolsas que están caras. ¡Diversifiquen!”, dice Palau. Como dijo Keith Neumeyer, de First Mining Gold.“Llegará un momento en que los gobiernos mundiales deberán deshacerse de la enorme deuda acumulada y por eso apuestan por el oro, como medio de pago de último recurso en caso de caos”.
Hoy en día, Rusia, China, Turquía y otros países emergentes son los que llevan la pauta. Sin tener los mismos objetivos especulativos del Goldfinger de antaño, aspiran a aumentar sus reservas de oro para incrementar su poder, su influencia y, sobre todo, reducir su dependencia del dólar. “Las sanciones por la anexión de Crimea, el descenso del precio del petróleo y la inestabilidad del rublo obligan a Rusia a explorar vías para recuperar la confianza. La adquisición masiva de oro de Moscú responde también a otro objetivo de tipo geopolítico: reducir la dependencia del dólar”, sugiere Yohay Elam, analista de oro del portal FxStreet.
En efecto, el billete norteamericano todavía representa el 70% de los pagos internacionales. Pero Rusia quiere ser dueña de sus inversiones. Desde marzo del 2015 compra oro cada mes. El año pasado, adquirió el 60% de todo el metal amarillo transitado en los bancos centrales. Sus reservas ya rozan las 2.000 toneladas y se acercan a los niveles de la época de Stalin (1941). Natalia Dembinskaya, columnista de Sputnik, lo explicaba así: “Acumularlo es tener un seguro de vida contra las sanciones y una oportunidad para ganar dinero”. Y algo más: al comprar oro, Rusia ha lanzado su propia batalla contra el billete verde.
Una maniobra con aires de guerra fría que habría gustado mucho a James Bond. Las reservas de dólares estadounidenses en Rusia se han reducido de forma considerable. En marzo los rusos tenían unos 96 .000 millones. Es cuando Vladímir Putin dijo que “el monopolio del dólar no es de fiar y para muchos es peligroso”. Resultado: en mayo, tres meses después, las reservas cayeron a 14.900. Hace pocos días se supo que el país ha salido de la lista de los 30 mayores titulares de deuda norteamericana del mundo.
Rusia tiene las reservas más altas desde Stalin y
este año lidera el 60% de las transacciones
“Hay una combinación de factores económicos y políticos”, explica a este diario Matthew Ryan, analista de Ebury. “Las tensiones geopolíticas entre Rusia y EE.UU. se han intensificado en los últimos meses. Mientras que el billete verde ha sido tradicionalmente visto como un activo seguro, el oro se considera más seguro todavía por las autoridades monetarias del mundo que comúnmente huyen hacia este tipo de activos en tiempos de dificultades financieras o políticas”.
China también ha triplicado sus reservas de oro en la última década. Su sueño es convertir el yuan en una divisa internacional, y para ello necesita cantidades de lingotes que respalden su divisa. Rusia le echa una mano: ha comprado más activos en yuanes que otros bancos centrales del mundo, por unos 12.000 millones de dólares en la primera mitad del 2018.
China y Turquía se suman al giro estratégico para ganar influencia y contrarrestar a EE.UU.
Otro aliado de este grupo de países es Turquía. “¿Por qué nos endeudamos todos en dólares? Usemos otra divisa. Propongo que todos nos basemos en el oro”, dijo hace poco el presidente Recep Tayyip Erdogan. “El dólar está siempre bajo presión cambiaria, mientras que el oro nunca fue un instrumento de opresión a lo largo de su historia”, afirmó el mandatario turco. En poco más de un año, Ankara ha reducido a la mitad el valor de los títulos de deuda de EE.UU.
Si no fuera pura realidad, se diría que hay material para una nueva película de James Bond.
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