La Provenza (Konstanttin / Getty Images/iStockphoto)
Otoño también es un buen momento para visitar esta región del sudeste francés que enamora por sus paisajes, sus colores y sus olores.
Acogedora, romántica, con pueblos repletos de encanto y paisajes hermosos, la Provenza hechiza y seduce a cuantos la descubren. Y es que esta región del sudeste francés que se extiende desde orillas del Mediterráneo hasta los Alpes, conocida por sus campos de lavanda, sus villas medievales y su excelente gastronomía, invita a ser visitada en cualquier época del año.
Recorrerla en otoño permite disfrutar de un espectáculo cromático que invade cada rincón. El olor y el color de la lavanda -todavía perceptibles tras un verano de esplendor- dejan paso a la vid, la aceituna y el azafrán. Ahora se impone visitar sus cultivos y sus bodegas, catar sus vinos y sumarse a las fiestas de la cosecha, conocer sus pueblos y disfrutar de su hospitalidad. Te proponemos siete de ellos cuya belleza no te dejará indiferente.
Gordes
Es, en opinión de muchos, uno de los pueblos más bonitos de Francia. Escondido entre los escarpados paisajes del parque natural regional de Luberon, ha enamorado a célebres pintores como Marc Chagall y Jean Deyrolle, que lo frecuentaron a lo largo de su vida.
De calles y casas empedradas, Gordes disfruta de una envidiable localización en la cima de una colina que culmina con un castillo del siglo XVI. Sus vistas, sus extensos campos de amapolas y lavanda y los asentamientos antiguos -conocidos como bories- son solo algunos motivos que invitan a visitarlo.
Lourmarin
A poca distancia de Gordes descubrimos Loumarin, una localidad de poco más de mil almas que destaca por su refinamiento y enamora a los amantes del arte. Sus pintorescas casas de piedra de distintas épocas ofrecen una hermosa postal. Cuenta con un castillo renacentista y un cementerio neolítico en el que descansan los restos del novelista, dramaturgo y ensayista Albert Camus.
Los amantes de la gastronomía están de suerte. Y es que la localidad está repleta de cafés y elegantes restaurantes, como el Auberge La Feniere, dirigido por Reine Sammut, una de las chefs más prestigiosas de Francia.
Isle-sur-la-Sorgue
Conocida popularmente como la Venecia provenzal, Isle-sur-la-Sorgue es una localidad sumamente relajante y romántica. Es famosa por sus hermosas tiendas de antigüedades y por su feria anual -una de las mejores del mundo-, que atrae a miles de personas.
Otro de los grandes alicientes de este pueblo, a menos de media hora de Gordes, es pasear a orillas del Sorgue y detenerse en alguno de los clásicos cafés que lo flanquean.
Aix-en-Provence
La antigua capital de la Provenza mantiene intacta la elegancia que la ha acompañado a lo largo de los siglos. Centro histórico y cultural de la región, tiene en la Cours Mirabeau, una avenida arbolada salpicada de cafés, el epicentro de la vida local.
Su luz, sus fuentes -no hay plaza que no disponga de una-, la piedra dorada de sus fachadas, sus palacetes, museos y jardines invitan a conocerla y a saborearla. Y es que Aix-en-Provence cuenta con infinidad de tesoros, entre los que sobresale el legado de Cezánne, que nació y murió en esta ciudad.
Cassis
Aunque es visitado por numerosos turistas, Cassis conserva su esencia de pueblo marinero, y es, posiblemente uno de los centros turísticos más bohemios y con más clase de toda la región. Su casco antiguo permite descubrir numerosas tiendas de artesanía local.
Flanqueada a ambos lados por acantilados rocosos -conocidos popularmente como el Calanques de Cassis -, perfectos para disfrutar de una caminada, la localidad cuenta con hermosas playas y un bonito puerto en el que tomar algo o saborear un buen plato de marisco regado por alguno de los famosos vinos de la región.
Saint-Rémy de Provence
Escenario de inspiración de algunas de las obras más célebres de Van Gogh, como que pasó una temporada ingresado en el hospital de mental, Saint-Rémy-de-Provence es un destino imperdible para los amantes del arte y la historia. Se encuentra al sur de Aviñón y al norte de la cordillera de Alpilles y puede presumir de ser uno de los pueblos más conocidos de la zona.
El monasterio, su centro histórico y el sitio romano de Glanum son algunos de sus grandes atractivos, junto a su excelente cocina y a sus acogedores cafés.
Les Baux de Provence
A escasamente diez kilómetros de St Remy-de-Provence, en lo alto de un promontorio, en el corazón del macizo de los Alpilles, encontramos Les Baux de Provence, una localidad desde la que contemplar vistas espectaculares de los alrededores. Conocido por su impresionante castillo en ruinas y sus numerosos tesoros antiguos, ofrece una imagen ciertamente intrigante.
Aunque no alcanza los 400 habitantes, este diminuto pueblo es uno de los más visitados de la región, por lo que en temporada alta se llena de turistas que literalmente invaden la población.
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