Mar Muerto, Israel (vvvita / Getty Images/iStockphoto)
Se pretende construir 17 hoteles de lujo más en este emplazamiento tan inhóspito como singular
Entre las montañas del desierto y a orillas del mar Muerto, Israel extiende su oferta hotelera con playas artificiales, experiencias de ocio, servicios y un paseo marítimo para resucitar un emplazamiento tan inhóspito como singular, en el lugar más bajo del mundo. “El 70 por ciento de turistas extranjeros visita el mar Muerto, pero no pernocta o solo lo hace uno o dos días, y queremos que formen parte de la gran comunidad de israelíes que vienen actualmente”, ilustra a Efe sobre los planes Nir Kedmi, director ejecutivo de la Empresa Gubernamental para la Preservación del Mar Muerto.
Kedmi explica el ambicioso proyecto del valle del mar Muerto con el que pretenden construir 17 hoteles más, de lujo y alto estándar, entre los actuales, pero antiguos, complejos de Ein Bokek y Hamei Zohar, unidos en la costa por un extenso paseo marítimo.
En los años setenta Israel comenzó a desarrollar esta zona turística en el sur de la salada laguna, y hoy son mayoría los israelíes que se pasean con el albornoz blanco de las saunas de los hoteles y aprovechan los 26 grados de sus aguas.
“El potencial que tiene esta zona, con el desierto, y un tiempo perfecto en invierno cuando en Europa el tiempo es terrible. Aquí un 99 % del año no hay lluvias, y las temperaturas en invierno son de entre 25 y 11 grados”, explica Amir Halevi, director general del Ministerio de Turismo para el Consejo Regional de Tamar.
Desde hace dos años, avanza la remodelación de los actuales complejos hoteleros, con 4.000 camas, que doblará su capacidad y con lo que pretenden ampliar mercado hacia el turismo exterior, aprovechando además el recién inaugurado aeropuerto internacional de Eliat, en el sur del país.
Las saladas aguas de esta laguna bañan la tierra de Palestina -en el extremo norte- y la de Israel hasta el sur; y en la otra orilla se extiende Jordania, todas rodeadas por las montañas rojas del desierto que enmarcan singulares atardeceres y amaneceres cada día.
Destino turístico
En el lugar más bajo del mundo, a 400 metros bajo el nivel del mar, el clima -insoportable en verano con temperaturas que superan los 40 grados- es primaveral en invierno y su singularidad paisajística lo convierten en uno de los destinos más visitados.
La cercanía del desierto del Neguev o las ruinas de Masada, donde se ubica el asedio romano a la fortaleza del Rey Herodes y el suicidio colectivo de sus defensores durante la Gran Revuelta Judía, mezclan la historia y la naturaleza en su atractivo.
También está envuelto en las historias bíblicas, según la tradición en sus inmediaciones Lot y su familia escaparon de Sodoma y Gomorra, y dios convirtió en estatua de sal a su mujer, Edith, por desobedecer y darse la vuelta en la huida.
Halevi presenta el mar Muerto como el emplazamiento más importantes del país, no solo por lo que hoy significa, sino por su potencial, al que hasta ahora Israel no había priorizado en su inversión turística, y apela a la necesidad de mejora y rehabilitación que asegura avanza al ritmo planeado.
Confiados además en que el proyecto mantiene los parámetros medioambientales para salvar esta laguna que, de no encontrar una solución, podría desaparecer en décadas, porque actualmente pierde más agua por evaporación de la que recibe por manantiales naturales. Se seca.
En esta zona sur hace décadas que el agua llega de la cuenca norte, de mayor profundidad, de la que bombean el agua que se asienta en calmas piscinas de agua caliente, donde los locales pasan jornadas playeras los fines de semana o escapadas vacacionales en los hoteles. “Tenemos que proteger este área”, aconseja Halevi, quien confía en que este proyecto turístico ayude también a la preservación de un lugar único en el mundo.
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