lunes, 4 de marzo de 2019

Barcelona se sitúa en el foco de una nueva guerra fría

Barcelona se sitúa en el foco de una nueva guerra fría
Ambiente en el segundo día de la nueva edición del Mobile World Congress 2015 (Luis Tato)



Desde el 2006, año del primer Mobile World Congress (MWC) en Barcelona, se ha ­hablado muy poco de política. Hasta ahora la tecnología parecía una materia plana, tan plana como la tierra que describía Thomas Friedman en el 2005 ( La Tierra es plana, exaltación de la globalización en clave optimista). La tecnología, y en particular las telecomunicaciones, eran un gran campo de juego en el que mandaban los americanos, los europeos sacaban la cabeza de vez en cuando y los chinos se mantenían en un discreto segundo plano del que sólo destacaban por sus copias baratas y mal hechas. Pero eso era antes. Antes de Huawei.
Huawei es un fabricante de móviles y el primer proveedor del mundo de infraestructuras para 5G, la nueva revolución industrial, necesaria para sectores como el coche autoconducido, la salud digital o elinternet de las cosas, pero también para infraestructura militar. Y eso ha despertado la alarma de EE.UU., que acusa a la compañía de espionaje y complicidad con el Gobierno comunista chino.
En Barcelona, americanos y chinos se han enfrentado esta semana. Los americanos desplazaron a la ciudad a altos cargos de la Administración para hacer lobby entre las compañías. A Robert L. Strayer, director adjunto de ciberseguridad. O a Ajit Pai, presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Los chinos, por su parte, demostraron que están en su terreno. Suyo era el stand de bienvenida en la T1 del aeropuerto. Suyos los mejores stands (hasta cinco) del recinto. Suyos incluso los lazos de las tarjetas plastificadas que exhibían los asistentes a la feria. Los chinos estuvieron pletóricos. En una conferencia de prensa, Guo Ping, presidente rotatorio de Huawei (cargo nada habitual en los negocios occidentales), hizo broma de las acusaciones americanas. “¿Espionaje de datos? Que se lo pregunten a Edward Snowden [consultor tecnológico exempleado de la NSA estadounidense que se exilió a Rusia tras filtrar a The Guardian documentos que revelaban espionaje masivo por la Administración americana].”

¿Es Huawei el primer episodio de lo que será un largo conflicto global entre chinos y americanos?”

¿Es Huawei el primer episodio de lo que será un largo conflicto global entre chinos y americanos? Lo que se conoce como guerra fría comienza con el fin de la II Guerra Mundial y termina con la caída del muro de Berlín (1989). En ella, Estados Unidos y el bloque occidental se enfrentaron a la antigua URSS y a los países del bloque soviético por razones ideológicas y políticas. Nunca combatieron directamente. Pero lo hicieron a través de terceros: los primeros apoyaron golpes de Estado en el tercer mundo, y los segundos financiaron revoluciones y movimientos de liberación.
Ahora hay también dos grandes poderes enfrentados. Estados Unidos, en fase de aparente declive que su presidente, Donald Trump, pretende revertir con una guerra comercial directa con el poder emergente. Y China, que evita los choques directos, pero quiere explicarse cada vez más en el mundo. Frente a la debilitada y decadente democracia occidental, ofrece un régimen tecnocrático basado en la meritocracia. En la última década, China ha tejido una red de influencias en la Europa oriental y balcánica. Se ha ganado grandes amigos en Europa occidental (David Cameron, Dominique de Villepin, Romano Prodi). Financia infraestructuras en África y Asia a cambio de control político y comercial (la ruta de la seda). En Australia, China ha infiltrado literalmente la clase política y el mundo académico. El objetivo en todos los casos: alejarlos de EE.UU.
Muchos analistas atribuyen a esta influencia un carácter hostil. Claro. Pero China no hace nada diferente de lo que hicieron los estadounidenses en las primeras décadas del siglo XX, cuando un poder en declive (entonces el imperio británico) se estancó y libró una guerra sin cuartel con el poder emergente, el imperio alemán. Aquella pugna puso fin al primer gran periodo de globalización. Y trajo la guerra.
En las últimas semanas, EE.UU. ha hecho saber a sus aliados que cortará la colaboración si siguen los tratos con la firma china”
Huawei resume el último periodo de expansión chino. Fundada en Shenzen en 1987 por un ingeniero procedente del Ejército Popular de Liberación, Reng Zhengfei, para fabricar equipos para telecomunicaciones. Engordada con crédito barato del Estado y una estrategia de crecimiento basada en romper precios y expulsar al competidor del mercado. Factura 108.000 millones de dólares, pero no cotiza en bolsa. Sus interioridades se desconocen y, como otros grupos empresariales, tiene una estrecha relación con el Gobierno chino.
Pero una cosa es la hegemonía en los teléfonos móviles y otra en las infraestructuras para el 5G. En ­julio del 2017 los responsables de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda (5 Eyes) se reúnen y sueltan la bomba: Huawei es un peligro para “la seguridad nacional de los países y la seguridad económica”. Tiene capacidad para armar sus aparatos con un back door (puerta trasera) con el que transferir datos a China. Una sospecha, por cierto, que también puede formularse a los americanos.
El 1 de diciembre del 2018, Estados Unidos cruza la línea roja. Canadá detiene en Vancouver a Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, el mismo día en que Donald Trump comparte filete argentino con Xi Jinping en el Park Hyatt de Buenos Aires. El FBI culpa a la compañía de haberse saltado el embargo a Irán y de haber orquestado el espionaje sistemático de un competidor, el americano T-Mobile, lo que habría ocurrido en el 2013. En las últimas semanas, EE.UU. ha hecho saber a sus aliados con bases militares (¿también España?) que cortará la colaboración si siguen los tratos con Huawei. Lo que incomoda a los operadores europeos, para los que la compañía china es imprescindible para desplegar el 5G.
El viernes Canadá aceptó extraditar a Meng Wanzhou a EE.UU. Canadá no ha tenido más remedio que elegir bando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.