La felicidad es una búsqueda universal, pero ni los sociólogos ni los filósofos pueden dar una definición exacta de lo que significa (martin-dm / Getty Images)
DÍA MUNDIAL DE LA FELICIDAD
En casi todos los países tienen actitudes y palabras para perseguir esta utopía
Todos los países tienen su propio secreto para encontrar, trabajar o mantener ese rumbo que en principio todos buscamos: hacia la felicidad. Existe, pues, un auténtico “atlas de la felicidad”, que va desde el Xingfu de los chinos (algo que te aporte un verdadero sentido de propósito) hasta el Petta reddast, la creencia inquebrantable de los islandeses de que, al final, todo saldrá bien. O la idea de vivir la Pura Vida en Costa Rica. ¿Cómo es el trazado hacia esa pura vida? Pues consiste en compartir el máximo rato posible con las personas que parecen más tranquilas. Las que no tienen nunca prisa, cuidan de sus amigos y disfrutan del exterior y el entorno que las rodea.
En Siria existe el concepto de Tara b, que hace referencia al encantamiento o éxtasis inducido por la música. En Sudáfrica, el Ubuntu (sustantivo que vendría a significar “yo hallo mi valor en ti y tú hallas tu valor en mí”) habla de la sensación de interconexión y creencia en un vínculo universal con toda la humanidad. EnEstados Unidos acotaron el Homeyness para hablar de la cualidad de ser hogareño, de un regreso a tiempos más sencillos...
Con esa tesis Helen Russell, periodista y autora de superventascomo The year of living danishly y Leap year, ha escrito un nuevo libro que se titula precisamente así, Atlas de la felicidad , y que tal y como ella misma resume, “describe los secretos de distintos rincones del mundo para ser feliz y cómo pueden cambiar tu vida”. En su viaje alrededor del planeta propone hasta treinta y tres conceptos universales de felicidad.
Para España, como era de esperar, ha recurrido al tópico. Recoge el tapeo y la sobremesa. Cuenta del primero que “es la palabra coloquial que se usa para referirse a quedar con los amigos, una tradición sagrada en España y para muchos la definición de la felicidad” y anota que aquí le han explicado que “disfrutamos de la vida porque sabemos comer bien”.
Probablemente aquí cuestionaríamos este argumento de la autora, pero a ojos de un extranjero puede parecer cierto. “Es verdad que este gusto por vivir alrededor de una buena mesa y compartir los buenos momentos y charlas pseudofilosóficas tras el almuerzo o la cena es algo que me sorprendió y que he conseguido –con mucho esfuerzo porque ahí no es nada habitual– integrar en mi día a día en Tokio tras haber vivido cinco años en Barcelona”, cuenta Yoshikito Kato, ex nadador japonés que, a su vez, explica qué es el Wabi-sabi. “La palabra proviene de wabi, que se puede traducir por simplicidad y sabi que se refiere a la belleza del desgaste y de la edad”, apunta. Un término que, según explica Russell en su libro, “representa el camino hacia la felicidad en Japón, centrado en el abandono de todos los ideales estéticos que exigen perfección; una forma de apreciar las cosas como son”.
Un invento difícil de entender
Pero, ¿existe realmente la felicidad? Francesc N úñez, sociólogo y profesor de los Estudios de artes y humanidades de la UOC, cree que quizá es un invento. No existe en todas las culturas o civilizaciones. Lo que sí que parece universal es la esperanza en que “hay algo tal vez más allá de la vida humana, o la posibilidad de un buen paso en este tránsito que hace que la vida sea bienaventurada; pero en qué consiste esa bienaventuranza es muy distinto en cada lugar”. En nuestra tradición occidental sí que hay la idea de la eudaimonía, un término griego comúnmente traducido como felicidad o bienestar. Aristóteles consideraba que la virtud y su práctica son el componente más importante de la eudaimonia, aceptando la necesidad de bienes externos, que, por contra, los estoicos negaban.
Núñez advierte que, sea lo que sea la felicidad –que él definiría como “esta idea por vivir una vida tranquila y bienaventurada”–, no está completamente en nuestras manos. Y que lo que sí depende de nosotros es hacer “todo lo posible por mejorar la vida de quienes nos rodean, ser diligentes con nosotros y, en consecuencia, con ellos para que todo sea mejor y resulte más agradable, más allá de las sorpresasque nos va deparando el día a día”.
Por su parte, Jaume Farrás, experto en sociología de la vida cotidiana y sociolingüística en la Universitat de Barcelona, recuerda que existe idéntica definición de la felicidad en dos grandes obras de la literatura de caballerías. En el Tirant lo Blanc y en El Quijote se afirma, más o menos, que “es feliz quien se hace”. De ser cierto, lo que sugiere es que “es el individuo quien construye la etérea realidad de su felicidad”.
Coincide con la idea de Helen Russell de que en todos los países hay fórmulas para buscar esta felicidad. “Todos tienen sus recursos y costumbres que les ayudan en su intento de vivir una plena”, dice en su particular atlas la autora, que defiende la idea de que conociendo esos trucos tan diversos, cada uno puede trabajarlos en su propio beneficio. Allí donde esté.
Hygge en Dinamarca
Los planes sencillos para disfrutar
“Nadie pensó que el hygge pudiera llegar a ser un fenómeno… y ahí está”. Se refiere a la particular forma de entender y de disfrutar de la vida en Dinamarca. Tan fácil como basarse en los planes sencillos, confortables y relajados. Solos o en compañía. “Todos podemos ser más felices y en los diversos países se ve cómo al final casi siempre esa idea gira en torno a conceptos universales como pasar el tiempo con la familia y los amigos, rebajar la presión en el tr abajo,sumergirse en la naturaleza, o valorar la vejez, como pasa en Japón”, cuenta Russell , que también recuerda que hay formas que a algunos pueden sorprender, o incluso contrariar, como “beber (mucho) en ropa interior como hacen en Filandia”.
KalsarikKännit en Finlandia
Beber en ropa interior
Lo de Finlandia, el país más feliz del mundo según el World Happiness Report , se llama KalsarikKännit. El diseñador gráficoF. E., que estuvo viviendo mucho tiempo en ese país, asegura que se sorprendió mucho la primera vez que escuchó esa palabra. “Ahí pasas mucho tiempo en casa. Muchísimo. Hay días en que el frío y la oscuridad son tan brutales que te invitan a quedarte encerrado solo o con tu pareja y ponerse manos a la obra. Solo hay que subir la calefacción, comprar provisiones y ponerte ropa interior cómoda, y tomarte unas copas sin necesidad de salir”, resume. Recuerda que kalsari significa “ropa interior” y kännit significa “emborracharse”.
En Grecia practican el Meraki. “Es el camino a la autorrealización como filosofía de vida y motor de toda acción que podamos emprender”, explica el profesor de yoga Yiannis Andritsos. Y si el Meraki se convierte en Grecia en el corazón del engranaje que mueve nuestra cadena de valores, en Brasil se activa con el saudade.
Es el término que expresa sentimiento de añoranza, nostalgia o melancolía. Pero siempre teñido de felicidad. “Fue registrado por primera vez en un compedio de poemas del siglo XIII, el Cancioneiro de Ajuda, saudade, y se extendió en el siglo XV cuando las naves zarparon hacia África y Asia y aquellos que quedaron en tierra sintieron la pérdida de los que habían partido”, cuenta Russell. Ahora la palabra es propia de los caracteres portugués y brasileño. Y los últimos practican un día entero de saudade cada 30 de enero.
¿Cómo incorporar esa nostalgia grata a nuestra propia receta para ser feliz? Russell nos propone “ver películas antiguas, escuchar la música que te haga recordar buenos tiempos pasados o buscar viejas cartas de amor o, en caso de ser millenial, emails y mensajes de texto” .
En Hawai hay algo parecido. Es el Aloha. Significa hola o adiós y también significa amor y afecto. Es, en definitiva, una manera de afrontar la vida. “Son positivos, acogedores, son buenos”, explica una surfista que cambió Barcelona por ese lugar donde aloha es la ley. “Alo significa cara a cara y ha respiro de vida”, traduce Davianna Pōmaika’i McGregor, fundadora del Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de Hawái, Manoa. Reconoce que a 4.000 kilómetros de California y a 6.500 de Japón, sus habitantes entienden que llevarse bien con los que llegan aquí es el camino más recto a la felicidad.
Joie de vivre en Canadá
Ser más educado y dar las gracias
El carácter nacional en el Canadá francófono se ha configurado a partir de otro concepto interesante e igualmente positivo: la joie de vivre. “El término se usa desde finales del siglo XVII cuando Émile Zola lo incluyó en su novela de 1883 con ese mismo título, y ha evolucionado en algo parecido a una religión laica en el mundo francófono”, cuenta Russell en su Atlas de la felicidad. Para disfrutar esa Joie de vivre aconseja ser más educado y usar el por favor y elgracias siempre. Y ser exigente al tratar de conciliar la vida personal y profesional.
Y en India se inspiran en el Jugaad, pronunciado yugad y referido a los camiones que improvisaron con piezas de antiguos todoterrenos militares desechados en la década de los 50, que representa “la inventiva y el ingenio improvisados, una filosofía que anima a sacar el máximo provecho de lo que se tiene”. Eso, como tener relaciones sólidas con la familia, amigos y compañeros de trabajo y disfrutar de la naturaleza son, al final, las claves de la felicidad prácticamente en todo el mundo.
Francesc Núñez explica que también hay que saber poner nombre a los sentimientos y “el lenguaje puede ayudarnos a ser más felices”. Pero también interviene la renta per cápita, la libertad para poder escoger un estilo de vida, la generosidad o las percepciones de corrupción en cada sociedad. La receta completa de la felicidad es un misterio en el que seguro que interviene también, según Núñez, “la esperanza de vida o el sistema sanitario, pero más la capacidad que tenemos para expresar la felicidad en palabras”.
Dicho de otro modo, “la habilidad para darle sentido a las emociones a través del lenguaje”, tal como expresa Amàlia Susana Creus, profesora de Ciencias de la Información y la comunicación de la UOC, quien considera que “los humanos tienen la habilidad de poder compartir las emociones por medio del mensaje y experimentar una gran diversidad”.
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