La batalla de las divisas (Reuters)
Pekín posee 1,2 billones en bonos estadounidenses, pero una venta masiva como represalia dañaría a su economía
“Vosotros compráis nuestros productos, nosotros compramos vuestros bonos”. Esta regla no escrita ha marcado las relaciones económicas entre China y Estados Unidos en los últimos veinte años. Como consecuencia, una ola de productos ensamblados o fabricados en China ha inundado el mercado estadounidense. Y, a cambio, este mecanismo ha permitido a los norteamericanos endeudarse para financiar sus gastos, porque Washington siempre ha podido contar con los chinos a la hora de colocar sus bonos del Tesoro.
En plena guerra comercial entre las dos superpotencias, también este equilibrio se cuestiona. O, por lo menos, se aprovecha políticamente. China posee 1,13 billones de dólares en títulos de deuda estadounidense, el 17% del total que recae en manos extranjeras. Es decir que es el mayor prestamista internacional de los norteamericanos (por delante de Japón) y ocupa el tercer lugar en el ranking, justo después de la Reserva Federal. El primer lugar es para los estadounidenses.
Medida de presión
Vender títulos del Tesoro como arma de retorsión
Hace unos días, el director del periódico estatal chino The Global, Xu Hijin, dijo que “varios altos cargos están discutiendo la posibilidad de deshacerse de los bonos estadounidenses y están buscando una vía para hacerlo de una forma específica”. De hecho, el pasado mes de marzo, China se deshizo de bonos por un valor de 20.000 millones de dólares. La mayor operación de venta de los últimos dos años. Si Pekín decidiera usar el botón nuclear de la deuda, las consecuencias para el mercado serían imprevisibles. “Para mí es el mayor riesgo. Es la mayor arma que tienen los chinos”, dijo a la cadena CNBC Sung Won Sohn, profesor de Economía de la Loyola Marynount University y presidente de la consultora SS Economics.
Además, en los últimos meses, los chinos han reorientado parte de sus inversiones hacia otros activos y han huido del dólar. Por ejemplo, este año, por primera vez, han vuelto a comprar oro en el mercado para diversificar sus activos. Son señales, más que una declaración de intenciones... ¿pero puede China realmente amenazar a EE.UU. con una venta masiva de bonos como represalia? En realidad, las cuentas no salen. Como dicen los analistas de Société Generale, “para los chinos es un último recurso, una táctica de tierra quemada poco efectiva”. ¿Por qué?
Caída del dólar
Una tormenta cambiaria que alteraría el yuan
“Si los chinos decidieran vender sus bonos, ¿quién los compraría? Con toda probabilidad, la Reserva Federal. Que no haría otra cosa que imprimir billetes y esto causaría un revuelo en los tipos de cambios”, señala el economista e inversor Luis Torras, que acaba de volver del país asiático tras reunirse con altos cargos chinos.
En resumen, vender bonos causaría una caída del dólar. Esto encarecería para los consumidores estadounidenses los productos de China (que vendería menos), pero también desajustaría el renminbi. No hay que olvidar que los chinos han usado estas ingentes inversiones en dólares para mantener débil al yuan. Una herramienta que le ha permitido de hacer menos costosas su ventas al exterior y, sobre todo, dar trabajo a su población. Y es difícil que los chinos renuncien a esto.
Reservas extranjeras
El valor de las divisas que acumula China caería en picado
China es el país que más reservas en divisa extranjera acumula: la friolera de 3,1 billones de dólares. El problema es que dos tercios de ella están denominadas en dólares. Si el billete verde se deprecia, el valor de estas reservas se debilita. El mismo discurso se puede hacer con los bonos del Tesoro de Estados Unidos que posee Pekín. Si China comienza a venderlos, con el objetivo de presionar a Washington, también acaba haciéndose daño ella misma, porque el valor del resto de bonos en su cartera acabaría descendiendo. Su riqueza disminuiría.
Impacto relativo
La mayoría de la deuda americana es nacional
La economía norteamericana tiene muchos recursos. Si bien está muy endeudada, tal vez podría soportar el chaparrón. Más de la mitad de la deuda soberana estadounidense, en concreto un 55%, está en mano de inversores nacionales. Con las cuentas en mano, los chinos tienen entre el 6% y el 7% de los bonos estadounidenses.
En caso de venta masiva de estos títulos, habría con toda seguridad un impacto (para EE.UU. pasaría a ser más caro financiarse, hasta un 0,4% más, según el banco UBS), pero tampoco sería una tragedia. Y un dato significativo: esta semana el rendimiento del Tesoro norteamericano a 10 años rozó el 2,32%, el más bajo desde fines del 2017. Los inversores ven aún la renta fija estadounidense como un lugar seguro.
Entorno económico
Pekín se quedaría con alternativas de inversión
Si Pekín cediera los bonos norteamericanos, debería también responder a otra pregunta: ¿qué hacer con este dinero que ingresaría? Hoy por hoy, con el entorno de tipos bajos no hay muchas otras alternativas donde aparcar el dinero, a no ser que se quiera apostar por la renta variable. Para que se tenga una idea, en la actualidad el bund alemán a 10 años ofrece rendimientos negativos. A Pekín le sale el tiro por la culata.
Estrategias de negociación
Los chinos quieren ganarse la confianza del mercado
Para Torras, “China y EE.UU. están cosidos por la deuda. Así que están obligados a entenderse y, más allá de la bravuconería y la gestualidad, tendrán que lograr un acuerdo”. “Creo muy improbable que China adopte la opción nuclear, lo más probable es que los chinos aparecen siempre como respondiendo a acciones de EE.UU. pero no tomando la iniciativa”, comenta Alfredo Pastor, profesor del Iese, experto en economías emergentes.
“Los chinos piensan que no pueden crear un problema serio a EE.UU. De hecho, uno de sus objetivos ha de ser necesariamente inspirar confianza en el resto del mundo sobre sus intenciones pacíficas e irse ganando así la seguridad general. Y esto no es compatible con una postura comercial agresiva”. El botón nuclear, se acaricia, pero afortunadamente nunca se usa.
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