Copia de Viagra capturada en la aduana del Reino Unido. (Reuters)
Los expertos alertan del fraude en internet que puede poner en riesgo a pacientes con dolencias cardíacas: "Retiran una marca y al mes siguiente vuelve a salir con un nombre diferente"
Hace unos días, el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, se hacía eco en Twitter de la retirada de un complemento alimenticio por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Eran unas cápsulas que contenían el principio activo sildenafilo (el de la Viagra), pero no estaba declarado en su etiquetado.
"Uno de los mayores peligros de los 'productos naturales': a veces les añaden medicamentos reales para que de verdad tengan algún efecto. Y la gente podría estar tomando algo no adecuado o dosis excesivas", advertía el ministro. Lo que parece un hecho tan excepcional como para llamar la atención del responsable de la cartera de ciencia no lo es en absoluto. En un mes, la AEMPS ha emitido seis comunicados similares para retirar un total de 10 productos.
El 18 de marzo retiraron Vocativ Cápsulas, que también contenía sildenafilo sin declarar. El 29 de marzo hacían lo mismo con Vocativ Sobres, que a pesar de llevar el mismo nombre comercial, llevaba un componente distinto, tadalafilo. El mismo día se anunció la retirada de Trazan Complex Cápsulas, por incluir los dos principios activos anteriores, tanto sildenafilo como tadalafilo.
Otro comunicado anunció la retirada de cinco productos a la vezcomercializados por una misma empresa, Ilustre Adrenalina, Unipessoal Lda, ubicada en Portugal. La historia se repite: con diferentes nombres comerciales y distintos formatos (comprimidos, sobres o cápsulas), contenían los mismos fármacos que los anteriores.
Ya el 15 de abril se produjeron dos nuevas retiradas: Palo de Cabinda + Tribulus Cápsulas, por contener el principio activo yohimbina, y la citada por Pedro Duque, VX Cápsulas, debido a la presencia de sildenafilo en su composición “en cantidad suficiente” para tener un efecto farmacológico.
Todos estos productos tienen mucho en común. Se venden como complementos alimenticios de origen vegetal, pero incluyen principios activos que no declaran. De esta forma, están comercializando fármacos por una vía fraudulenta. Algunos se presentan explícitamente como estimulantes sexuales. Tanto el sildenafilo como el tadalafilo están indicados “para restaurar la función eréctil deteriorada mediante el aumento del flujo sanguíneo del pene”, aclara la AEMPS. En el caso de la yohimbina, en España no hay ningún medicamento autorizado que la incluya en su composición, aunque sí está autorizada en Francia, también para la disfunción eréctil.
El problema se puede contextualizar dentro del negocio que supone la venta de medicamentos ilícitos 'online'. Desde el año 2008, la Interpol coordina las llamadas operaciones Pangea, que incautan toneladas de productos farmacéuticos que se comercializan en internet. En la Pangea XI, que tuvo lugar el pasado mes de octubre, participaron 116 países.
“Esto pasa hace tiempo, pero antes era anecdótico y ahora nos llegan las alertas cada dos por tres”, comenta Roi Cal, vicepresidente de la Asociación de Farmacéuticos a Favor de la Evidencia Científica (FarmaCiencia). En el caso de los productos que se hacen pasar por complementos alimenticios,"destacan dos tipos, contra la impotencia y para adelgazar".
Según explica a Teknautas, estos productos se adquieren principalmente en la red, pero también es posible encontrarlos en herbolarios: "Generalmente, no llegan a las farmacias porque trabajamos con laboratorios que pasan controles de calidad exigentes y que no se arriesgarían a comercializar cosas así, ni siquiera los que trabajan con homeopatía".
Marián García, farmacéutica, divulgadora sanitaria y profesora de la Universidad Isabel I, cree que tampoco es fácil que estos productos fraudulentos lleguen a los herbolarios. “Puede haber alguno, pero la gran mayoría de los establecimientos utilizan canales de distribución seguros”, así que en realidad “suelen llegar a la gente a través de pseudoterapeutas que los ofrecen de tapadillo”.
Clientes engañados
Los que sí llegan a las farmacias son los clientes engañados. “Algún paciente me ha venido diciendo que está tomando un producto natural que le va genial y yo le he tenido que replicar que o no es natural o se debe al efecto placebo, no hay otra”, señala Roi Cal, “porque no existe ningún producto natural contra la disfunción eréctil”.
En opinión de Marián García, sigue habiendo un tabú que hace que algunas personas, en lugar de acudir a la consulta, busquen otro tipo de soluciones. “En primer lugar, deberíamos saber que ni siquiera hay evidencias de que ningún alimento potencie la libido, ni las ostras, ni la canela ni el chocolate; pero, además, tampoco existen complementos naturales que aumenten la potencia sexual, y eso es lo que te venden este tipo de productos, que supuestamente funcionarían porque contienen ginseng, maca y tribulus; y que nos atraen porque tenemos la percepción equivocada de que lo natural siempre es saludable”, explica.
Ni siquiera hay evidencias de que ningún alimento potencie la libido, ni las ostras, ni la canela ni el chocolate
Fabricados principalmente en China y en otros países asiáticos, llegan fácilmente al mercado como complementos alimenticios, con lo cual basta con que indiquen cuáles son sus ingredientes, sin tener que pasar análisis previos para comprobar si esa composición es cierta. Si no declaran alguno de ellos, como en estos casos, “no pasa nada hasta que existe alguna notificación o sospecha y se llevan a analizar, pero pueden haber estado circulando durante meses”.
Cambian de nombre y vuelven al mercado
Una vez que se comprueba el fraude, la retirada es bastante efectiva. “El aviso llega a los canales de venta, farmacias, herbolarios y tiendas 'online'. Queda prohibida su venta y además se retira el 'stock”, apunta el farmacéutico.
Sin embargo, la solución es temporal. A los fabricantes les resulta muy sencillo volver a poner el producto en circulación: “Retiran una marca y al mes siguiente comercializan lo mismo con un nombre diferente. Los que habrá que no conocemos…”.
Un riesgo para la salud
Aunque en internet se comercializa de manera ilegal la propia Viagra, “en ese caso el cliente sabe lo que está comprando bajo su responsabilidad”, distingue Marián García. El problema es mucho mayor si una persona piensa que se está tomando un compuesto natural sin efectos adversos y en realidad consume otra cosa sin ser consciente de ello.
Los principios activos no declarados en las etiquetas pueden tener contraindicaciones o provocar interacciones con otros fármacos que resulten perjudiciales. “Puede darse el caso de que un paciente tenga problemas de corazón y el médico le prohíba la Viagra, pero al pasar delante de un herbolario vea que hay un producto natural sin efectos secundarios para la disfunción eréctil”, advierte Roi Cal. Al final, estará tomando lo mismo que lleva la famosa pastilla azul y sin control médico, poniendo en riesgo su salud.
Además, de cara a la sociedad en general, se produce otro perverso efecto colateral. Frente a la falta de evidencia de muchos productos alternativos, está la famosa frase “a mí me funciona”. En este caso, las víctimas de estos supuestos productos naturales pueden afirmarlo con razón, les funcionan, porque en realidad se están tomando un fármaco camuflado, pero podrían estar contribuyendo a difundir una idea equivocada acerca de la eficacia de productos de origen natural que, de acuerdo con los expertos, no está demostrada.
Posibles medidas
Según el vicepresidente de FarmaCiencia, se deberían buscar fórmulas para endurecer las medidas contra estos productos fraudulentos. “Cuando la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios detecta uno de estos casos, podría plantearse no solo retirar un producto en concreto sino todos los que comercialice el laboratorio que los produce, porque ya sabemos lo que está pasando”, afirma.
Para la profesora de la Universidad Isabel I, urge informar y educar. "Tiene que haber más controles, pero el problema también es que esto no se cuenta. Igual que ha habido una campaña contra las pseudociencias a nivel institucional, también debería haberla sobre la compra de fármacos y alimentos a través de webs autorizadas, porque sí se pueden comprar algunos fármacos sin receta a través de internet, pero con las garantías necesarias", apunta.
AUTOR
JOSÉ PICHEL 03/05/2019
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