Exterior del anfiteatro romano de Arlés (emicristea / Getty Images/iStockphoto)
Arlés, situada en el extremo de la Camarga francesa, es famosa por ser fuente de inspiración del pintor holandés y atesorar un rico pasado romano
Si el pintor holandés Vincent Van Gogh y los habitantes de la antigua Roma pudieran quedar para tomar un café en algún sitio, casi con toda probabilidad escogerían la pequeña localidad de Arlés, en el extremo de la Camarga francesa.
El café se lo tomarían en alguna de las pintorescas terrazas que parecen decorar las callejuelas del centro antiguo. Y luego se irían juntos a disfrutar de un espectáculo en toda regla en el anfiteatro romano.
Vincent Van Gogh
El visitante actual, aunque no podría compartir conversación con Van Gogh ni con los romanos, sí podría imaginarse my bien cómo fue su vida allí. Cuando el artista holandés llegó a la Provenza quedó deleitado con la luz y los colores del lugar. Estuvo viviendo en Arlés durante un año, en una etapa muy productiva, ya que desde allípintó más de 300 cuadros, entre ellos obras maestras como el Puente de Langlois , Los girasoles , La silla de Van Gogh y Café nocturno .
No queda nada de la casa que alquiló, destrozada durante la Segunda Guerra Mundial, pero sí hay algunos espacios artísticos, como el Espace Van Gogh o la galería Rose des Vents, que recuerdan su figura y su obra. De todas maneras, la relación de la ciudad con el pintor no fue muy fluida.
Allí vivió su primera crisis de locura cuando su amigo Paul Gauguin vino a visitarle durante unos meses. Sus diferentes temperamentos provocaron una disputa monumental en la que Van Gogh amenazó a Gauguin con una navaja de afeitar con la que luego se cortó él mismo la oreja. El alcalde de Arlés ordenó su arresto durante un mes y obligó a precintar su casa.
Monumentos romanos
Situada donde el Ródano se bifurca en los afluentes que riegan los humedales de la Camarga, Arlés fue fundada por los griegos en elsiglo VI a.C., y posteriormente, conquistada por los romanos. Conserva numerosos restos de esa época, como un anfiteatro y un teatro y las termas de Constantino.
El anfiteatro fue construido entre finales del siglo I y comienzos del siglo II y acogió competiciones deportivas, carreras de cuadrigas y luchas de gladiadores y animales salvajes. Tenía capacidad para 20.000 personas, lo que da idea de la importancia de la ciudad en la época romana. Actualmente acoge corridas de toros, muy populares en la zona en la temporada estival.
El teatro, por su parte, data de finales del siglo I pero queda poco de su estructura original, ya que se usó durante siglos como cantera de material de construcción. Se mantienen en pie dos columnasimponentes, que seguro que también admiraban las 12.000 personas que asistían a los espectáculos. Ahora, allí se ofrece cada verano una variada programación de danza y música al aire libre.
Las termas de Constantino son unos baños romanos del siglo IV parcialmente conservados, y también hay unos almacenes subterráneos excavados en el siglo I. El museo arqueológico reúne muchas piezas encontradas en la ciudad.
Fiestas populares
El centro antiguo de la ciudad posee algunos de los mercados de alimentos más animados de la región. Y se celebran muchos encuentros culturales y fiestas al aire libre. Las más conocidas son laFéria Pascale, que marca el comienzo de la temporada taurina y laFête des Gardians, un homenaje a los vaqueros de la Camarga. Además de los eventos culturales, en verano, sobresalen también las festividades dedicadas a la cultura gitana y a la cosecha del arroz.
Por último, es muy recomendable hacer una escapada hasta la pequeña localidad de Les Baux-de-Provence, situada a 19 kilómetros al norte de Arlés. Destaca la ciudadela colgada en la roca de las montañas de los Alpilles y unas callejuelas empedradas entre palacetes renacentistas. Sin duda alguna, el último broche de esta zona rica en sensaciones.
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