Una instalación petrolera en las costas de Angola (Reuters)
Los proyectos no cumplen con los objetivos de los acuerdos de París
Las grandes compañías energéticas tienen una veintena de inversiones en curso que suman 45.000 millones de euros en macroproyectos repartidos por el mundo.
Sin embargo, la totalidad de ellos es incompatible con los objetivos fijados en los acuerdos de París que prevén limitar el aumento de la temperatura global del planeta dentro de los dos grados centígrados a lo largo de este siglo.
Un problema geopolítico, para el medio ambiente, y también económico, para sus accionistas. Es lo que emerge de un detallado estudio elaborado por el gabinete de análisis Carbon Tracker la pasada semana.
Con la cartera de inversiones prevista, la temperatura debería subir hasta los 2,7Cº con lo que, según los analistas, estos proyectos deberían replantearse para centrarse en otros menos costosos para que la rentabilidad, en el nuevo contexto climático, sea suficiente.
Eso sí, el tijeretazo a la hora de invertir debería ser considerable según los cálculos de esta organización: un 83% menos. ¿Cuáles son las compañías que deberían replantear sus planes de expansión?
Riesgo financiero
Las compañías podrían derrochar 2 billones en proyectos que no son sostenibles
Hay firmas como Shell o Exxon que están involucradas en proyectos de exploración y extracción de hidrocarburos muy costosos, como los del Ártico y los de las arenas bituminosas (esencialmente Canadá) y crudos más pesados, como las aguas profundas en Angola o Azerbaiyán. Son inversiones que exigen mucho dinero y tienen un elevado coste medioambiental, porque para que salgan a cuenta las compañías tienen que esperar un fuerte consumo, en precios elevados (un barril de 80 dólares, ahora cotiza en 60) y que se cierre un ojo a nivel de regulación y se superen los límites del calentamiento del planeta.
Exxon es la compañía que tiene menos en cuenta la emergencia climática y la que más tiene que perder si la demanda de petróleo y gas cae debido a la política o a la tecnología, ya que más del 90% de su gran proyecto de oleoducto hasta el 2030 está fuera de los objetivos de París. De hecho, cuatro de cada diez dólares de esta empresa están invertidos en proyectos que no están en línea con los objetivos del clima y que no serían sostenibles en el mundo post-fósiles que se perfila en el futuro.
Pero todas las firmas energéticas tienen algún proyecto incompatible con los acuerdos de París. Ahora bien, es cierto que Estados Unidos, el país que cuenta con las petroleras más grandes, se ha retirado de dicho acuerdo. Esto significa que, en su territorio, las empresas no están sujetas a restricciones medioambientales a la hora de invertir en proyectos. Pero sí que lo están cuando deciden hacerlo en otros países que sí se han comprometido a cumplir los requisitos. “Más allá de lo que decida cualquier país, el riesgo para las compañías es que el mercado les castigue y esto supone un riesgo para sus accionistas”, comentan desde Carbon Tracker.
Extracción costosa
Exxon y Shell son las firmas que han gastado más dinero en este tipo de planes
De acuerdo con sus estimaciones, las firmas corren el riesgo de derrochar unos 2 billones de euros en la próxima década si los distintos gobiernos se ponen serios y deciden poner freno a las emisiones.
Por su parte, las petroleras recuerdan que debido al auge de la demanda de energía en los países emergentes en los próximos años sólo con inversiones en energías renovables no será posible satisfacer el consumo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirma que se necesitarán unos 19 billones de euros en los próximos 20 años en inversiones para abastecer el mercado.
No obstante, de cara al público las compañías dicen otra cosa. La británica BP y la noruega Equinor este mismo año aseguraron que su estrategia era “consistente con los objetivos de Paris” y que su gasto de capital “se situaría hacia un escenario de un incremento inferior a 2ºC”, respectivamente.
“Mientras las firmas energéticas afirman que apoyan el Acuerdo de París, digan lo que digan, esto no se refleja en su comportamiento”, dijo Andrew Grant, analista de Carbon Tracker. “Si no quieren cumplir, esto depende de ellas. Pero en última instancia esta postura les puede obligar al final a apoyarse en otros inversores”, concluye. El mercado vigila: ser compatible con el calentamiento global es un valor económico.
La industria se pone las pilas y cambia... de nombre
La emergencia climática está causando pequeños cambios en la industria, aunque mucho de ellos tengan más valor simbólico que real. La prestigiosa conferencia Oil & Money Conference, un evento que cuenta con 40 años de vida y que se celebrará en octubre en Londres, por primera vez en su historia pasará en el 2020 a llamarse Energy Intelligence Forum. La palabra oil así desaparece, al no ser tan popular en la opinión pública como hace cuatro décadas. Por otra parte, el acto este año ya nacía algo debilitado.
El rotativo The New York Times decidió poner fin a su patrocinio. “El tema de la conferencia representa para nosotros un motivo de preocupación porque desde hace tiempo invertimos en cubrir el tema de las consecuencias en el medio ambiente. Por todo ello, no queremos que se cuestione nuestra independencia o que haya un conflicto de interés”, explicó el diario en una nota. Hace tiempo que las petroleras tratan de lavar su imagen.
La última iniciativa es de Shell, la número dos mundial. La compañía ha anunciado que en su planta de Houston, para los empleados que necesitan viajar a otras ciudades de Texas, dispondrán de un servicio de transporte con vehículos eléctricos de la marca Tesla. Shell ha sido la primera empresa en alertar sobre el “pico de la demanda” de petróleo a mitad de la próxima década.
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