martes, 3 de diciembre de 2019

África desconecta a sus humildes

África desconecta a sus humildes

Deseo.En el 2005 había un 2% de africanos en red y ahora son el 24%; en la imagen, instalación de tres ordenadores en un centro extraescolar de Burundi (Àlex Garcia)


Los altos costes del acceso a internet dejan sin conexión a la red a tres cuartas partes del continente


El mensaje afligido de Rodolphe Mukundi es frecuente. “Disculpa no haber respondido tus watsaps en varios días, se me había acabado el crédito del móvil”. Vecino veinteañero de la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática de Congo, Rodolphe intenta hacerse un hueco en el difícil sector de los fixers africanos, una figura local que ayuda y comparte contactos con los periodistas extranjeros que aterrizan en la zona para trabajar. No lo tendrá fácil por dos veces: por la competencia y porque a menudo no tiene dinero para pagar internet y comunicarse con sus posibles clientes. Su problema de acceso a la red es el de casi todo Congo.


Para un congolés, disponer de internet es hasta diez veces más caro que la media mundial. En realidad, el obstáculo es continental. Según un informe de la Alianza para una Internet Asequible (A4AI, por sus siglas en inglés), los consumidores africanos pagan las cantidades más altas del mundo por tener acceso a internet con relación a sus ingresos. Si la media mundial implica que un usuario paga por 1GB de datos alrededor de un 2% de sus ingresos, el límite recomendado por las Naciones Unidas para un internet asequible, en el caso del continente africano la cifra se eleva a más del 7%, y en casos extremos como República CentroafricanaChad o RD Congo, hasta el 20% del sueldo medio. Por eso para Rodolphe contestar los e-mails y los watsaps a tiempo es una cruz: para cualquier congolés, el coste actual de un 1GB en Congo equivaldría a 389 euros para un usuario en España.

Para conectarse, los africanos pagan los precios más altos del mundo con relación a sus ingresos


El estudio, una iniciativa de The Web Foundation fundada por el inventor de la web, Tim Bernes-Lee, y con socios como Google, Facebook o la cooperación sueca, apunta que los altos precios de conexión en África, “demasiado caros para todos excepto para unos pocos ricos”, son la primera razón de que gran parte del continente permanezca desconectada. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU en sus siglas en inglés), si a lo largo del planeta el 49% de la población mundial no tiene acceso a internet, en el caso africano la cifra asciende al 76%. Pese a la diferencia abismal, la agencia de telecomunicaciones de la ONU pide perspectiva para no caer en el pesimismo total y subraya que el crecimiento de usuarios conectados en el continente africano es exponencial desde hace más de una década. En el 2005 había sólo un 2% de africanos en red y ahora son el 24%. Incluso algunos países como Mauricio o Egipto se han situado entre los países con una internet más accesible.
Para Sonia Jorge, directora ejecutiva de A4AI, hay trabajo urgente por hacer porque internet se ha convertido en un bien básico que facilita el progreso y la libertad de cada individuo. “El acceso a la red ofrece a las personas herramientas para ganarse la vida o comenzar un negocio. Les ofrece acceso a nuevas formas de desarrollar habilidades y alcanzar sus ambiciones. Además, les da acceso a información para apoyar a sus familias y ser ciudadanos activos en sus comunidades”. Además de una herramienta contra la pobreza, puede serlo por la igualdad. Jorge también advierte que la brecha digital, que amenaza especialmente a las mujeres y los habitantes de zonas rurales, refuerza las desigualdades y el riesgo de exclusión.
La investigación señala a dos culpables: los mercados con monopolio y la falta de voluntad de los gobiernos. También propone soluciones. Insta a las autoridades africanas a adoptar regulaciones que incrementen la competitividad en el sector y reduzcan costos y anima a invertir en el acceso público a internet vía wifi en bibliotecas o espacios libres.
Aunque el informe apunta buenas prácticas en Kenia, Namibia o Ghana, las buenas nuevas no llegan a todos los rincones del territorio africano. Además de cortes de conexión en países donde se producían manifestaciones masivas como forma de control —el caso de Sudán, Etiopía o Zimbabue, por citar algunos—, algunos gobiernos han aprobado medidas para maniatar la libertad en internet. El año pasado entró en vigor en Tanzania una ley que exige un permiso expedido por el gobierno y una licencia anual de aproximadamente 900 euros a los bloggers que quieran compartir contenidos en la red.
La conclusión es clara: los pobres, disidentes y críticos africanos, desconectados.

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