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La gobernanza se convierte en 2020 en una fuente de riesgos. La agencia avisa de que los criterios medioambientales pesarán más en los rátings.
La banca se ha puesto a la cabeza de la carrera por financiar la sostenibilidad de la economía del futuro con la confianza de que se trata de un sector que está alejado de los riesgos siempre que no se equivoque en sus préstamos. Pero Moody's no lo tiene tan claro. La agencia de ráting alerta de que los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) cada vez tendrán un peso más grande en los rátings de las entidades y que la banca se enfrenta a amenazas por varios flancos.
Sobre todo, porque los inversores mirarán con lupa cada paso del sector bancario y no solo en el aspecto medioambiental, sino especialmente en el social y en el de gobernanza.
En el tema social, porque la reputación pasada de las entidades ha dejado huella: «Los riesgos sociales se han vuelto más pronunciados para los bancos después de que la crisis financiera global haya provocado un cambio negativo en la actitud de la población hacia ellos», resalta Moody's en su informe sobre previsiones para 2020. «Esto hace que sean más probables las reacciones de los clientes en contra de las prácticas comerciales consideradas socialmente inaceptables», añade.
En la gobernanza, porque por ahí pueden venir los mayores sustos. «Los factores ESG pueden afectar a la rentabilidad de un banco al materializarse los riesgos. De estos, los relacionados con la gobernanza son los más relevantes, ya que exponen a la banca a sanciones regulatorias que incluso pueden exceder la ganancia neta del año completo de un banco», advierte la agencia de rátings.
Tropiezos en la financiación
El sector se enfrenta a peligros que pueden venir desde cualquiera de los tres frentes de la ESG por separado o de una combinación de todos ellos, como sucede con los préstamos. Los bancos están llamados a desempeñar un papel fundamental en la financiación de una economía sostenible, recuerda Moody's. Eso abre un abanico de nuevas posibilidades de aportación y también de posibles tropiezos, como prestar a las compañías equivocadas (porque su modelo de negocio se vea afectado por la sostenibilidad) o sufrir una merma en la reputación al financiar proyectos cuestionables o que causen daños de algún tipo.
Estos peligros harán que las decisiones de financiación y de inversión de los bancos estén cada día más condicionadas por el impacto social o climático. A pesar de que el riesgo medioambiental que tienen los bancos «es generalmente bajo», recuerda Moody's, eso puede cambiar y convertirse en una falsedad si el préstamo se concentra en un sector o en unos proyectos determinados.
Los conflictos para los bancos pueden proceder de un impacto en sus activos y en su rentabilidad, pero también su solvencia está amenazada. «El capital puede estar sujeto a una variedad de acciones regulatorias que intentan capturar consideraciones ambientales y sociales (por ejemplo, un factor de apoyo verde o un factor de penalización marrón)», dice el informe. En el primer caso, el capital se verá reforzado; en el segundo, descenderá.
El último foco de presión para los bancos procederá de su liquidez y de la capacidad para tener acceso a financiación en el mercado barata y en buenas condiciones. Y eso, en un entorno regulatorio que ha obligado a las entidades a disparar sus emisiones para llenar los colchones anticrisis, cobra especial importancia.
Que los inversores den la espalda a un banco o que eleven el coste de su financiación tendrá un impacto directo en la cuenta de resultados o en el cumplimiento de la normativa. Moody's anticipa que la fórmula para que eso no suceda es dar el salto a la sostenibilidad.
«Los inversores de la banca están asumiendo cada vez más los criterios ESG en sus decisiones de inversión, elevando el control para que los bancos muestren credenciales sólidas de ESG», resume la agencia. Y eso irá más allá de la deuda y se extenderá a los depósitos, hasta el punto de que los clientes pueden llegar a exigir una prima de rentabilidad en el pago de intereses «cuando trabajen con bancos con malas credenciales de ESG», advierte Moody's.
INÉS ABRIL
23 FEB. 2020 - 23:23
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