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La producción de ingredientes activos farmacéuticos es un área en la que China sobresale a nivel mundial.
Cuatro años antes de que llegara la actual pandemia de covid-19, en una fábrica de China ocurrió un incidente que tuvo impacto en muchos países del mundo.
Qilu Pharmaceutical Company, un productor de antibióticos que elaboraba el medicamento Piperacillin (usado en el tratamiento de la neumonía), registró una explosión el 10 de octubre de 2016 en su planta de Jinan, a 400 km al sur de Pekín.
"Según las personas que viven cerca, la explosión se sintió con fuerza, y un polvo blanco y un olor a quemado llenaron el aire", reportó al día siguiente el informativo China Daily.
El incidente no solo generó una contaminación ambiental en Jinan, donde niños acudieron a clases en medio de una nube de polvo; también desencadenó un desabasto mundial de Piperacillin.
Al ser la única fuente de ese fármaco, puso en evidencia cómo la industria farmacéutica ha concentrado la producción de medicamentos en unos pocos países donde hay ventajas competitivas.
China es uno de ellos, principalmente en el área de los ingredientes activos farmacéuticos (API, por sus siglas en inglés), que son la base para la producción de fármacos de casi todo tipo.
Eso ha llevado tanto a autoridades como especialistas a advertir que existen riesgos sanitarios latentes.
"China tiene una política industrial que tiene como objetivo convertirse en la farmacia del mundo", dice a BBC Mundo Rosmary Gibson, una experta de la industria y asesora del instituto de investigación bioética The Hastings Center.
"La pandemia global ha revelado los riesgos. Los países están mirando hacia un solo país que domina el suministro global de ingredientes para medicamentos para atender a las personas con covid-19", apunta.
El gigante asiático ha colocado esta industria entre las prioritarias de su ambicioso plan de desarrollo "Made in China 2025".
¿Cómo lo está logrando? ¿Y qué riesgos implica para el resto del mundo?
El dominio de las API
Los API son la base para la elaboración de medicamentos, también llamados productos farmacéuticos terminados, en sus diversas presentaciones finales, como píldoras, tabletas, fórmulas, etcétera.
Tanto los fármacos de patente, que regularmente son terminados en un país diferente, como los genéricos, cuyo principal productor es India, tienen como base los API.
Un medicamento puede ser producido en cualquier país del mundo y la industria no está obligada a indicar en sus etiquetados el origen de sus API, según Gibson y otras investigaciones en la materia.
Esto, aunado a las diferencias entre las estadísticas de diferentes entidades, hace difícil de rastrear cuál es el país que más produce.
Pero hay algunos indicadores clave, como el valor de las exportaciones.
La analista Allison Malmsten explica a BBC Mundo que China realmente no vende al mundo muchos productos farmacéuticos terminados, renglón en el que otros países tienen mucha ventaja.
Su principal enfoque de producción son los API.
"La mayoría de las fuentes confirman que China es el proveedor líder de API en el mundo, pero difieren en los números exactos. Hay diferencias también entre los números de las firmas y los del gobierno", señala la experta, de la consultora de investigación de mercado chino Daxue Consulting.
En 2019 China exportó US$37.000 millones en productos farmacéuticos, de los cuales 81% corresponden a API, según su investigación.
Sin embargo, las cifras más recientes disponibles de la Organización Mundial de Comercio sobre "productos farmacéuticos" colocan a China en décima posición, con US$15.066 millones en 2017. Alemania está a la cabeza con US$84.679 millones.
La diferencia, advierte Malmsten, es el enfoque de proveedor de manufactura a través de las API que tiene China, no como vendedor de medicamentos terminados como la alemana Bayer o la suiza Roche, dos de las grandes firmas farmacéuticas.
"En comparación con India o Europa, China es la mejor en la fabricación de API de lotes grandes no patentados. De hecho, más del 90% de los medicamentos registrados en China son genéricos", indica.
"China e India tienen el mayor número de grupos de fabricación API. Estos dos países juntos representan el 80% de los medicamentos genéricos enviados a la UE (Unión Europea) y el 70% de los medicamentos genéricos enviados a EE.UU.", añade.
América Latina en general se abastece de Estados Unidos y Europa, dice a BBC Mundo Rafael Andrés Díaz-Granados, el presidente de la Federación de Farmacéuticas de Latinoamérica, que trabaja con las farmacéuticas más grandes del mundo.
"Algunos miembros tienen producción local pero la gran mayoría de su producción se desarrolla en EE.UU. y la UE", explica.
En la región, los medicamentos genéricos son los más consumidos, área en la que India es el gran proveedor a nivel mundial. Sin embargo, 70% de los API para fabricarlos son importados de China.
"Incluso los medicamentos que no se producen en China obtienen sus ingredientes básicos de China", dijo a la BBC el analista Shaun Rein, del China Market Research Group.
"Made in China"
Un reporte de Naciones Unidas con datos de 2015 mostraba que en China había unas 400.000 empresas manufactureras o distribuidoras de químicos, de las cuales 5.000 eran de la industria farmacéutica.
Pero el número podría ser mucho mayor en la actualidad, pues el plan "Made in China 2025" puso a la industria médica y de biotecnología como un sector prioritario para el desarrollo del país.
El 44% de los fabricantes de API del mundo se encuentran en territorio chino, mientras que el 36% está en India, según los datos de la firma Sinolink Securities obtenidos por Malmsten.
Por el contrario, la producción local de API en el resto del mundo ha ido decayendo desde comienzos de la década de 2000, en buena medida por las ventajas competitivas que ofrece producir en Asia.
En Estados Unidos, por ejemplo, la última planta de producción de penicilina local cerró en 2004, explica Rosmary Gibson. Los farmacéuticos en ese país optaron por hacer medicamentos más lucrativos.
La especialista en enfermedades infecciosas Judy Stone afirma que en EE.UU. la industria prefiere fabricar medicinas para enfermedades crónicas, como diabetes o hipertensión, que los pacientes "toman durante años". O medicamentos oncológicos "con sus elevados márgenes de beneficio", escribió en un artículo para la revista Forbes en 2018.
Un informe de expertos para el Congreso de EE.UU. publicado en noviembre de 2019, antes de la pandemia, indicaba varios elementos que ayudan a la maquinaria farmacéutica china a ofrecer costes de producción hasta 50% menores que en otros países.
Las empresas chinas reciben fuertes subsidios gubernamentales, trabajan bajo normas ambientales "laxas", tienen poca supervisión, cuentan con una industria química "robusta", se benefician del "robo de propiedad intelectual" y las regulaciones siempre benefician a las firmas locales y obstaculizan la entrada de extranjeras, afirma el reporte.
"El gobierno chino también fomenta las fusiones y adquisiciones, así como las inversiones de capital de riesgo en empresas de biotecnología y salud de EE.UU., lo que lleva a la transferencia de tecnología que ha permitido el rápido desarrollo de la industria nacional de China", dice el informe.
¿Qué consecuencias hay?
El informe presentado en el Senado de EE.UU. señalaba que había un riesgo para ese país.
"La dependencia de EE.UU. de los medicamentos de China, o medicamentos que usan API de China, aumenta la probabilidad de escasez de medicamentos en caso de que se interrumpa el suministro chino", dice el documento.
Con la actual emergencia sanitaria en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia de covid-19 a nivel mundial, se han levantado voces de preocupación por esa dependencia de China, actual rival político y comercial.
"La razón por la que ocurrió fue porque otras personas que se sentaron en esta silla [presidencial] eran tontas. Incluso se podría decir que fueron estúpidas, porque permitieron que esto sucediera", dijo Trump a la cadena Fox News el mes pasado.
Los riesgos para el mundo de la dependencia de los medicamentos hechos en China van desde los sanitarios y ambientales hasta los económicos y políticos, señalan los expertos.
Por una parte está la escasez, que se ha visto en casos del pasado como la explosión de Jinan, pero también en la falta de medicamentos en la actual pandemia.
A inicios de marzo, India restringió la exportación de 26 ingredientes y las medicinas que se fabrican a partir de ellos. Entre ellos había antibióticos, pero también paracetamol, uno de los medicamentos para el dolor de venta libre más usados en el mundo.
"Las personas hospitalizadas con covid-19 recibirán sedantes si están conectadas a un respirador. Necesitarán antibióticos si contraen una infección bacteriana. Y necesitarán medicamentos para aumentar su presión arterial si se vuelve peligrosamente baja. El 90% de los materiales químicos para fabricar todo eso provienen de China", dice Rosemary Gibson a BBC Mundo
Otro riesgo ya visto es el aumento de medicamentos falsificados que detectó la Interpol en marzo debido al cierre de fábricas por la cuarentena en China, lo que golpeó la cadena de suministro en cuestión de semanas.
El corte al suministro de China también impacta en los bolsillos de la gente, como señala a la BBC el economista de Oxford Economics Stephen Foreman: "Ya hay indicios de que la reducción en el suministro para la India (desde China) ha hecho subir los precios considerablemente".
Y el informe del Congreso de EE.UU. fue más allá en 2019: avizoraba ya una consecuencia geopolítica.
"Si Pekín opta por utilizar la dependencia estadounidense de China como un arma económica y reducir el suministro de medicamentos críticos, tendría un efecto grave en la salud de los consumidores estadounidenses", advierte.
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