martes, 30 de junio de 2020

La carne de laboratorio que impedirá la trasmisión de enfermedades animales

Foto: Foto: iStock.
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La carne cultivada no tiene implicaciones morales, ya que no hace falta matar a ningún animal para ‘comérselo’. Además, beneficiará al medioambiente y a la lucha contra el hambre


Winston Churchill vaticinó en 1931 que algún día la raza humana "escaparía del absurdo de criar un pollo entero para comerse solo la pechuga o el ala, produciendo esas partes por separado bajo un medio adecuado". Actualmente, la predicción del ‘premier’ británico está más cerca que nunca de cumplirse —no solo con esta ave— y beneficiará al medioambiente, a la lucha contra el hambre e, incluso, ayudará a evitar enfermedades zoonóticas como la que ha podido causar el covid-19.
Estamos hablando de la carne cultivada, también denominada carne artificial, carne ‘in vitro’ o ‘clean meat’. Un producto sin implicaciones morales, ya que no hace falta matar a ningún animal para ‘comérselo’. Se trata de un tipo de carne —tejido animal real— que “se obtiene de un proceso de producción que empieza con una muestra de tejido de un animal, al que no hace falta sacrificar”, explica a El Confidencial Mercedes Vila, cofundadora y directora tecnológica de Biotech Foods, la única empresa en nuestro país que está desarrollando este producto.
“Cogemos un trozo de carne, que tiene grasa, venas, nervios, sangre y tejido muscular, y aislamos las células que nos interesan, en nuestro caso las musculares, empleando técnicas que hemos desarrollado. Esas células se colocan en un ambiente adecuado con un medio de cultivo y gracias a ello las células proliferan multiplicándose. De este modo empiezan a madurar creando tejido, al que denominamos carne cultivada”, expone Vila.


La doctora en Física de Materiales aclara que, a pesar de los nombres que se le puedan dar, como ‘carne de laboratorio’, este proceso es “igual de natural que el que se realiza con las bacterias para fabricar yogures o con las levaduras para las cervezas”. Por ello, prefiere denominarla carne cultivada.
Para los que todavía se lo estén preguntando, sí, es carne real. Si miramos el producto a través de un microscopio, se observan las mismas células que en el animal del que se ha extraído el tejido original. Y si nos fijamos en el ADN, también se observa el mismo. A pesar de esta similitud, por el momento, solo están listos para producir preparados de carne, tipo salchichas y hamburguesas. Estos productos finales, aseguran, tendrán una textura y sabor iguales a los de los originales, ya que estas características “no provienen exclusivamente de la carne, también del proceso de elaboración que se siga”, explica Íñigo Charola, CEO de Biotech Foods.
En este sentido, Charola añade que en un futuro la tecnología permitirá fabricar un filete como tal, pero en los últimos años “todos los actores de este campo hemos comenzado a investigar por el músculo. Es el que contiene toda la proteína, de alto valor biológico, y todos los aminoácidos esenciales que el organismo necesita y que creemos que es la parte más importante que aporta la carne”.

Evita enfermedades zoonóticas

Este tipo de enfermedades infecciosas, causadas por un patógeno que salta de los animales a los humanos, podría ser el origen del brote del covid-19 que ha desembocado en la pandemia actual.
Debido a su proceso de elaboración —la carne cultivada se desarrolla en un entorno biológico 100% seguro—, se trata de una carne exenta de riesgo alimentario, ya que se realiza una cuidada selección de las células extraídas del animal y su desarrollo se produce en un entorno biológico libre de virus. Con este avance biotecnológico, los riesgos de contaminación por enfermedades zoonóticas se reducen exponencialmente, según explica la directora tecnológica.
Además, Vila apunta que, si se comienza a producir carne a gran escala de este modo, “se reduce la necesidad de tener tantos animales en el mundo, los cuales se pueden encontrar en condiciones que favorecen la proliferación de este tipo de virus”.

Gran reducción del impacto ambiental

Según datos de la FAO, el 14% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial lo genera la ganadería industrial (la misma cantidad que todas las generadas por el transporte). Además, esta industria es responsable del 70% de la deforestación en el Amazonas.
En este sentido, Vila señala que la producción de carne cultivada “reduciría considerablemente los gases de efecto invernadero”, al disminuir notablemente el número de animales necesarios para tener este alimento. Igualmente, habría una reducción de la explotación del suelo y de la contaminación del mismo, por idéntico motivo.
“Desde el punto de vista de sostenibilidad, requiere muchos menos recursos que una ganadería intensiva tradicional”, resume.

¿Erradicar el hambre en el mundo?

Por el momento, es muy pronto para afirmar que este tipo de producto podría ayudar a paliar el hambre en el mundo, ya que hay muchas cuestiones nada baladíes que abordar para ello. Pero lo que sí es cierto es que esta forma de obtener carne permitiría tener una gran cantidad de alimento muy nutritivosin necesidad de disponer de todos los recursos que requiere la ganadería tradicional.
Albóndigas de carne cultivada.
Albóndigas de carne cultivada.
Uno de los elementos del modelo actual es que solo se puede producir en aquellos lugares en que existan ciertas condiciones, como que el clima sea el adecuado para que los animales puedan vivir o que haya pasto. “Pero la carne cultivada se hace dentro de una industria como un queso, un yogur o una cerveza. Por ello, se podría hacer al margen de las condiciones climáticas del país o al margen de las disponibilidad del suelo”, apunta el CEO.

Todavía no está en el mercado

Por el momento, no podemos encontrar en el mercado español este tipo de producto por dos motivos principales. El primero de ellos es que están investigando en el escalado de la producción, lo que permitiría generar más producto y reducir los costes.
En segundo lugar, están trabajando en el marco regulatorio, que se encuentra regulado por la Unión Europea dentro de la categoría ‘novel food’. Ya que el producto tiene que pasar una serie de test de seguridad para garantizar su consumo.
“Una vez que suceda este escalado y la regulación, podremos sacarlo al mercado”, señala Charola, que se muestra prudente al dar fechas: “Nos encantaría decir una fecha, pero nos parece un ejercicio de imprudencia”. “Lo que sí podemos afirmar es que a medio plazo saldrá al mercado y que este tipo de producción va a sufrir un gran crecimiento de aquí al final de la década”.
Pero no solo se enfrentan a estas dos cuestiones evidentes, también a la más importante: la aceptación del consumidor. Un desafío ante el cual el CEO se muestra positivo, especialmente con la población más joven, ya que varios estudios apuntan a que “al estar más comprometidos con los valores de sostenibilidad, son más proclives a consumirla”.


AUTOR
FRAN SÁNCHEZ BECERRIL    29/06/2020 05:00 - 

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