¿Cómo ha impactado el covid en el mercado energético?
El mundo se paró entre marzo y mayo y, con ello, el consumo de energía se hundió a mínimos históricos. Sin fábricas, sin empresas, sin coches, sin aviones, sin barcos… Solo el consumo en los hogares repuntó ligeramente, en torno al 4%, muy lejos de ser capaz de compensar el frenazo de todo lo demás. Así, por ejemplo, en España la demanda eléctrica se desplomó de media un 12,7% entre marzo y junio y el gas natural un 15,5%. La demanda de gasolinas un 60%, el gasóleo A un 43% y el carburante para aviación un 88%.
Pero la primera embestida del coronavirus en el mundo impactó de manera definitivamente negativa en el petróleo. El West Texas (WTI) llegó a perder más de un 65% en el mercado de futuros y el Brent de referencia en Europa otro tanto. De hecho, en abril, los futuros llegaron a cotizar en negativo por primera vez en la historia y los 'traders' pagaban hasta 40 dólares por quitarse de encima unos barriles que no tenían donde almacenarlos en un escenario de exceso de oferta y nula demanda.
¿Este impacto es definitivo?
Los expertos coinciden en que, aunque el covid ha tenido un impacto muy fuerte en el mercado energético, como en todo lo demás, este impacto es temporal. Los cierres de todos los países se han dejado notar en la demanda, mientras que la oferta se ha ajustado. Pero se trataría de un efecto temporal. Y es que covid aparte, el mundo crece en su demanda de energía sin cesar. El mundo está sediento de energía y necesita cada vez más para funcionar. Somos 7.800 millones de personas y el PIB per cápita crece anualmente, algo que no podría hacer sin más energía o con una energía más eficiente.
De esta manera, la demanda de energía primaria en el mundo creció en el 2019 otro 1,3% y, de hecho, no ha dejado de crecer nunca en los últimos 200 años. 2020 podría ser una excepción, pero algo muy puntual dadas las circunstancias. Sin embargo, la elevada incertidumbre que hay hace difícil establecer estimaciones de cara a final de año.
¿Qué país se ha llevado la peor parte?
La industria del esquisto americano sin duda, ya que el descenso tan brusco del crudo generó muchas quiebras de empresas dedicadas a esta modalidad que ya contaban con sus excesivos endeudamientos. “Esto tuvo un impacto muy profundo, ya que un precio del barril por debajo de los 55 o 60 dólares hace incurrir en pérdidas a este tipo de empresas”, explica a El Confidencial Diego Morín, experto del IG Markets. “Además, la dificultad para almacenar el crudo que se produjo generó mucha incertidumbre en el Golfo de México, donde se llegó incluso a alquilar petroleros para almacenar crudo en alta mar”, asegura.
No en vano, Estados Unidos es el país que más había crecido en producción en los últimos diez años por el desarrollo de la extracción de crudo no convencional a partir de esquistos en las rocas, el llamado 'shale oil'. Por ello también es el país que más ha sufrido con el desplome de los precios ya que este tipo de producción es muy dependiente de una inversión constante para sostenerla. De hecho, este tipo de pozos pierden un 70% de su capacidad en el primer año y si no se pierde esta industria se para.
El problema viene cuando a los precios actuales este tipo de 'shale oil' no es competitivo. Por ello, de cara a las elecciones en noviembre uno de los focos de atención se ha puesto sobre la industria del 'fracking', en tanto que es una de las mayores 'contratadoras' del mercado laboral americano y donde más se ha invertido en los últimos 10 años. No en vano, permite a EEUU ser autónoma desde el punto de vista energético (ha pasado de ser importador neto a ser exportador) por lo que el impacto del covid en este sentido puede ser determinante.
¿Va a cambiar el orden energético mundial?
Como en todos los sectores, el energético no va a ser ajeno al covid-19 y ya, por lo pronto, su impacto directo en la industria más importante de la primera potencia mundial va a cambiar de una manera u otra el futuro del mercado energético mundial. La clave está hasta dónde y con qué intensidad llegará ese cambio.
“Por ahora, lo que vemos son muchas disputas e inseguridad entre los países productores, donde Estados Unidos, Arabia Saudita, Europa o Latinoamérica siguen sin poder encontrar un rumbo claro para retomar sus actividades. Por tanto, creo que habrá un antes y después del coronavirus, con posibles alianzas entre los productores y muchas disputas, por lo que tendremos muchos meses de inestabilidad en el mercado”, explica Morín.
Sin embargo, a lo largo de la historia se han producido otras transiciones energéticas y estas siempre son lentas. Ya existía antes del covid un consenso mundial para dejar de depender exclusivamente del petróleo por cuestiones geoestratégicas, económicas, sociales y medioambientales.
La intención está, pero el camino es más largo, más difícil y más caro de lo que creemos, y no puede venir de la mano de un golpe puntual, por muy duro que haya sido, como esta pandemia. Sustituir de la demanda del día a día del petróleo es muy complicado y costoso. En 10 años el peso de petróleo+carbón+gas ha bajado solo del 86% de la demanda mundial al 84%, según los datos del British Petroleum Statistical Review of World Energy. A pesar de los compromisos y de las inversiones, las fuentes de energía fósil solo han caído 2 puntos porcentuales en este tiempo.
¿Se va a recuperar la demanda de petróleo?
En el corto plazo los expertos coinciden en que es complicado debido a la incertidumbre existente por el avance del coronavirus y las nuevas medidas en los países con mayor número de casos, que hacen que dos de los países productores, Arabia Saudita y Rusia, se hayan alejado en términos de negociación esta misma semana.
La demanda de petróleo ha pasado en 10 años de 85-86 millones de barriles día a 100 millones de barriles día. El impacto brutal del covid ha hecho que este cayera puntualmente a niveles de 70 millones de barriles en los momentos de confinamiento más extremo (abril/mayo). Ya estamos en niveles de 94 /95 millones de barriles. Y eso a falta de la recuperación de la normalidad del sector aéreo, clave para volver de nuevo a los 100 millones de barriles día.
De hecho, China ya está por encima de los niveles precovid en lo que a demanda de crudo se refiere. Así pues, el consenso del mercado apunta a que la crisis del covid es fuerte, pero es temporal y los paquetes de ayuda económica anunciados por los gobiernos (trillones de euros) van a estar ahí durante años.
Entre tanto, la OPEP+ intentará ajustarse para apoyar al mercado de petróleo a medida que las restricciones sigan afectando a la demanda.
¿Vamos a ver el precio del barril de nuevo en los 100 dólares?
Un rebote fuerte del precio está, en general por todos los analistas, descartado, por lo menos en el corto y medio plazo. “En la actualidad hay un exceso de petróleo motivado por un crecimiento continuado la oferta durante los últimos años y un fuerte deterioro de la demanda y las perspectivas de consumo, como consecuencia de la irrupción del coronavirus. El consumo de materias primas está muy vinculado al ciclo económico, pero si a este cóctel actual le añadimos, además, las restricciones de movilidad que reducen a la mínima expresión los desplazamientos de los ciudadanos, la crisis se acentúa”, explican desde IG.
El barril debería cotizar a un precio en el que el productor menos eficiente tenga un incentivo económico por seguir produciendo. Sobre los niveles de demanda de 100 millones de barriles día este precio debería ser 55 dólares. Pero si la demanda sigue estable/creciente y no hay inversión, se pueden producir tensiones en el precio.
Cuando no hay incentivo económico, no hay inversión, se produce menos, se incurre en déficit y el precio sube para "animar" a nuevos productores (con precio arriba si ganan dinero). Y al revés, cuando hay excesos el precio se hunde y los productores menos eficientes paran.
¿La pandemia ha podido ser el empujón definitivo para renovables?
La pandemia ha debilitado la economía y un mecanismo para estimularla es inversión pública que revitalice el mercado laboral, genere actividad etc. En ese sentido, las renovables están en buen momento. Hay muchos planes de inversión. Veremos sin duda más energía renovable, pero también de otras (gas natural y nuclear, sobre todo).
¿Cómo ha afectado el covid a las nucleares?
Le ha afectado negativamente, por lo menos en España, donde el sector ha pedido actuación al gobierno español para llegar a un acuerdo sobre el pago de impuestos, ya que, según el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, “es imposible pagar el 120% de impuestos sobre la facturación”. Además, la irrupción de la energía renovable puede castigar y mucho a la energía nuclear, sobre todo en términos de costes, ya que la llegada en los próximos años seguirá en crecimiento.
Una situación que contrasta con el resto de países. Así, por ejemplo, Polonia ha anunciado la construcción de cinco reactores nucleares; Japón ha recibido el OK para reabrir otros dos reactores; Holanda ha abierto consultas para instalar energía nuclear; Bélgica ha pospuesto la vida de los reactores que tiene; China tiene más de 45 reactores en construcción y otros tanto en estudio...
Según el British Petroleum Statistical Review of World Energy, la energía nuclear en 2019 aceleró su crecimiento un 3,2% y está casi en récord histórico de demanda. Es el gran socio de la energía renovable no funciona (porque no haya sol o viento). No se puede descarbonizar el mundo sin contar con la energía nuclear como fuente /tecnología que garantice el suministro.
¿Qué fuente de energía va a ser la ganadora de la pandemia?
“La energía renovable es la energía ganadora de esta pandemia, sobre todo por las ayudas que llegarán del fondo europeo, con parte del presupuesto destina a empresas que realicen una energía verde y sostenible, algo que atraerá fuertes inversiones de inversores minoristas”, afirma Morín.
Aunque aún es pronto pars saber la que va a ganar y por cuánto tiempo. Por ejemplo, en Alemania apagaron las nucleares porque querían apostar todo a renovables (sol y viento) y la energía que ha salido ganando con ello, curiosamente, ha sido el carbón que actúa de 'back up'.
AUTOR
MARÍA IGARTUA 20/10/2020