- Los venecianos, divididos sobre el regreso de los turistas de los que depende su ciudad
- La Unesco podría incluir a Venecia en peligro si no impide la entrada de cruceros
Hace unos días, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) amenazó con incluir a Venecia en su lista de patrimonio mundial en peligro por el impacto del turismo de masas, en relación al crucero 'MSC Orchestra' que atravesó el canal de la Giudecca y pasó con sus 92.000 toneladas ante la plaza de San Marcos.
El 'MSC Orchestra' fue el primero de estos cruceros que regresaba a la ciudad italiana después del parón de 18 meses ocasionado por la pandemia. Sin embargo, ha quedado demostrado que estas naves gigantes desplazan enormes cantidades de agua y erosionan los antiguos y frágiles cimientos de los edificios. Los motores emiten altos niveles de contaminación, que son perjudiciales tanto para la salud de los habitantes como para la mampostería.
El regreso del turismo de masas a una ciudad tan popular entre las parejas y famosa por sus canales y su Carnaval no ha sido aclamado por los 50.000 residentes que transitan día a día por sus calles. Venecia no es diferente a otras ciudades y, como es lógico, depende casi por completo de los aproximadamente 30 millones de turistas que vinieron cada año antes de la pandemia. Es cierto que atraer visitantes extranjeros con mucho dinero será clave para reactivar sus economías, pero esto puede poner en peligro la ciudad. Bonita encrucijada.
Simone Venturini, la directora de turismo, defendió el enfoque de la ciudad e indicó que se había dado cuenta de que era "el momento de centrarse más en el turismo de calidad". "Todos sentimos la necesidad de volver a la normalidad pero es nuestra responsabilidad hacerlo con respeto a nuestra ciudad", dijo, y agregó que estaba trabajando para "promover eventos y exposiciones internacionales y atraer visitantes que deseen quedarse más de una visita rápida", según recoge el Financial Times.
"El Covid ha acelerado un proceso que comenzó hace mucho tiempo", declaró una vendedora de la Plaza de San Marcos. "Está claro que el sistema actual está destruyendo poco a poco la ciudad y no trae nada. Venecia era un "museo hecho de la vida real y de personas reales", por lo que "es nuestro deber protegerla con todas nuestras fuerzas", aseguró. Y es que muchos son los comerciantes que se han manifestado colocando carteles en sus tiendas o restaurantes en contra de este turismo de masas.
Por su parte, para muchos venecianos, los turistas que regresan son motivo de celebración. La industria crea puestos de trabajo, aproximadamente 4.200, según las cifras proporcionadas a CNN, y el alcalde de la ciudad, Lucca Zaia, o el teniente de alcalde, Andrea Tomaello, lo festejan. "Los cruceros son extremadamente importantes para nosotros. El puerto genera ingresos para nuestra ciudad y es un ingreso de calidad: los pasajeros de cruceros gastan y permanecen más tiempo en la ciudad", asegura Tomaello.
También hay comerciantes que reciben este turismo de masas con los brazos abiertos, aunque sea a modo de una 'visita de médico'. "El turismo de masas es un punto delicado, pero sin él ni siquiera los fontaneros, los electricistas, los peluqueros y las lavanderías funcionarían", aseguró un vendedor de zapatos ubicado en el Puente de Rialto.
"No hemos recibido dinero desde hace casi dos años. Gastamos todos nuestros ahorros en pagar el alquiler y comprar comida. Si el turismo de masas es nuestra única forma de llegar a fin de mes, entonces ponlo en marcha ", dijo una vendedora de cristalería. "Por supuesto, debe organizarse mejor. Pero si Londres, París y Barcelona tienen turismo de masas, ¿por qué no nosotros?".