- A medida que ganan importancia, sus problemas son más acuciantes
- Pide que los reguladores den un mayor control a las 'stablecoins'
El Fondo Monetario Internacional avisa en uno de los capítulos analíticos de su Informe Global de Estabilidad Financiera (GFSR, por su siglas en inglés) que los criptoactivos ofrecen un nuevo mundo de oportunidades pero también múltiples retos y los riesgos.
En este sentido expone cómo el valor total del mercado de todos los criptoactivos superó los 2 billones de dólares en septiembre de 2021, lo que supone multiplicar por 10 el valor de principios de 2020. También está floreciendo todo un ecosistema, repleto de plataformas de compra y venta, carteras, mineros y emisores de stablecoins.
"Muchas de estas entidades carecen de prácticas operativas, de gobernanza y de riesgo sólidas", recalcan Dimitris Drakopoulos, Fabio Natalucci y Evan Papageorgiou, los expertos del Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados de Capital del Fondo.
Así, por ejemplo, mencionan cómo las bolsas de criptomonedas se han enfrentado a importantes vaivenes e interrupciones durante los períodos de turbulencia del mercado. También hay varios casos de alto perfil de robos relacionados con el hackeo de fondos de los clientes. Según insisten, hasta ahora, estos incidentes no han tenido un impacto significativo en la estabilidad financiera. Sin embargo, a medida que los criptoactivos se generalizan, su importancia en términos de implicaciones potenciales para la economía en general van en aumento.
Los autores del capítulo analítico del GFSR también destacan cómo los riesgos para la protección de los consumidores siguen siendo considerables, dada la limitada o inadecuada divulgación y supervisión.
Más de 16.000 tokens han cotizado en diversas bolsas y alrededor de 9.000 existen en la actualidad mientras que el resto han desaparecido de alguna forma. El (pseudo) anonimato de los criptoactivos también crea lagunas de datos para los reguladores y puede abrir puertas no deseadas para el blanqueo de dinero, así como para la financiación del terrorismo.
"Aunque las autoridades puedan rastrear las transacciones ilícitas, es posible que no puedan identificar a las partes de dichas transacciones", avisan. Además recuerdan que el ecosistema de las criptomonedas está sujeto a diferentes marcos normativos en distintos países, lo que hace que la coordinación sea más difícil.
Al respecto recalcan cómo la mayoría de las transacciones en las bolsas de criptomonedas se realizan a través de entidades que operan principalmente en centros financieros extraterritoriales. Esto hace que la supervisión y la aplicación de la ley no sólo sean difíciles, sino casi imposibles sin la colaboración internacional.
El ascenso y riesgo de los "stablecoins"
Por otro lado, también hacen mención a los stablecoins, divisas digitales que pretenden fijar su valor normalmente frente al dólar estadounidense. Estos también están creciendo fugazmente y su oferta se multiplicará por 4 a lo largo de 2021 para alcanzar los 120.000 millones de dólares.
Sin embargo, el término "stablecoin" abarca un grupo muy diverso de criptoactivos y puede ser engañoso. Dada la composición de sus reservas, algunas stablecoins podrían ser objeto de fugas de capital, con efectos dominó para el sistema financiero. Estas salidas de capital podrían estar motivadas por la preocupación de los inversores sobre la calidad de sus reservas o por la rapidez con la que éstas pueden liquidarse para hacer frente a posibles reembolsos.
Aunque el alcance de la adopción de los criptoactivos es difícil de medir, las encuestas y otras medidas sugieren que los mercados emergentes y las economías en desarrollo pueden estar liderando el camino. En particular, los residentes de estos países aumentaron significativamente sus volúmenes de negociación en las bolsas de criptomonedas en 2021.
Importantes retos por delante
De cara al futuro, la adopción generalizada y rápida puede plantear desafíos significativos al reforzar las fuerzas de dolarización en la economía -o en este caso las criptodivisas-, donde los residentes comienzan a utilizar criptoactivos en lugar de la moneda local. Esta tendencia puede reducir la capacidad de los bancos centrales para aplicar eficazmente la política monetaria. También podría crear riesgos para la estabilidad financiera a través de los riesgos de financiación y solvencia derivados de los desajustes monetarios, así como amplificar la importancia de algunos de los riesgos mencionados anteriormente para la protección del consumidor y la integridad financiera.
Las amenazas a la política fiscal también podrían intensificarse, dado el potencial de los criptoactivos para facilitar la evasión fiscal. Los beneficios derivados del derecho de emisión de moneda también podría disminuir mientras el aumento de la demanda de criptoactivos podría facilitar las salidas de capital que afecten al mercado de divisas.
Por último, una migración de la actividad de "minería" de criptomonedas fuera de China a otras economías de mercado emergentes y en desarrollo puede tener un impacto importante en el uso de la energía nacional, especialmente en los países que dependen de formas de energía más intensivas en CO2, así como en los que subvencionan los costes de la energía, dada la gran cantidad de energía necesaria para las actividades de minería.
Es por ello que los funcionarios del FMI piden a los responsables políticos aplicar normas mundiales para los criptoactivos y mejorar su capacidad para supervisar el ecosistema de las criptomonedas. También exigen que las regulaciones en lo que a los "stablecoins" respecta se correspondan con los riesgos que estos plantean y las funciones económicas que desempeñan. Al mismo tiempo inciden en que los mercados emergentes que se enfrentan a los riesgos de un mayor auge de la actividad relacionada con las criptomonedas deberían reforzar las políticas macroeconómicas y considerar los beneficios de la emisión de monedas digitales por parte de sus respectivos bancos centrales.