La venta de la mansión neoyorquina conocida como The James F.D. Lanier House nos ha permitido acceder a su exclusivo interior. Esta joya de la época conocida como la Edad Dorada ha salido al mercado por primera vez en 40 años por 33 millones de dólares (31 millones de euros).
El edificio es un ejemplo de la obsesión de los industriales estadounidenses de finales del siglo XIX por copiar los palacios europeos. Las estancias repletas de esculturas de mármol, madera de caoba o adornos de pan de oro lo convierten en un lugar más parecido a un museo que a un hogar familiar.
La firma inmobiliaria de la prestigiosa casa de subastas Christie's es la encargada de gestionar la operación. La última vez que cambió de manos fue en 1984 por 4,2 millones de dólares, según figura en los registros públicos.
La casa está ubicada en el número 123 al este de la calle 35, entre Park Avenue y Lexington Avenue. En el área conocida como Murray Hill, donde otros millonarios de la época construyeron sus casas con la obsesión de exhibir su riqueza, y muy cerca de donde viven los protagonistas de la famosa serie de Netflix The Gilded Age.
El edificio de ladrillo y piedra caliza tiene una fachada de 10 metros de ancho, cinco plantas y 3.547 metros cuadrados. Estas dimensiones la convierten en una de las casas unifamiliares más grandes de Manhattan.
Los propietarios originales fueron el matrimonio formado por James y Harriet Lanier, destacados miembros de la alta sociedad neoyorquina de la época. James, cuyo nombre completo era James Franklin Doughty Lanier II, era un banquero y jinete descendiente de nobles europeos. Su abuelo, James Franklin Doughty Lanier, cofundó Winslow, Lanier & Co., una destacada firma de inversión privada con la que amansó su fortuna.
Como mandaban las leyes no escritas de las altas esferas de la sociedad, su esposa, Harriet, era hija del hombre de negocios y filántropo Heber Reginald Bishop, conocido por sus colecciones de arte. En especial por su selección de piezas de jade, que donó a diferentes instituciones antes de morir. Fue mecenas de numerosos artistas y fideicomisario del Museo Metropolitano de Nueva York.
Una casa con historia
Los Lanier contrataron al aclamado estudio de arquitectura Hoppin & Koen para diseñar la casa de sus sueños, que se inauguró en 1903. Entre sus numerosos proyectos se encuentran la mansión de Springwood en Hyde Park (Nueva York), donde nació, vivió y está enterrado el presidente Franklin Delano Roosevelt. También tienen obras públicas como la terminal del puente de Brooklyn o la antigua sede de la Policía de Nueva York en Little Italy.
La propiedad es uno de los ejemplos mejor conservados del estilo Beaux-Arts parisino tan admirado entre la alta sociedad de la época. Los detalles arquitectónicos de piedra tallada, mármol blanco, techos recubiertos de cobre, pilastras jónicas y cornisas dentadas se han mantenido de forma meticulosa a lo largo de los años.
Los espacios privados casi intactos reflejan cómo vivían los primeros multimillonarios de EEUU. La casa cuenta con nueve habitaciones, cinco de ellas suites, siete baños completos, tres medios, así como varias estancias adicionales para el personal interno.
Para albergar la intensa vida social de sus propietarios originales, la casa cuenta con un salón para reuniones con una barra con cubierta de mármol y detalles en pan de oro. Un comedor con capacidad para 16 comensales bajo una monumental lámpara de araña de cristal de roca. Así como una amplia sala de estar con techos de cuatro metros y una biblioteca con una chimenea tallada en piedra y varias esculturas de inspiración griega.
Los pisos están conectados por una escalera de caoba y un ascensor recubierto con paneles de madera. Los propietarios actuales incorporaron un gimnasio con sauna, una piscina, una sala de masajes, una bodega y un patio trasero con una fuente de piedra y enrejados de hiedra.
Las zonas comunes nada tienen que envidiar a un pequeño Versalles con techos arqueados, medallones de rosas, una galería repleta de bustos de la antigüedad, candelabros de cristal, una fuente de mármol tallada en una pared y tres tragaluces que dejan pasar la luz natural.
El edificio está considerado como monumento histórico desde 1979 por la Comisión para la Preservación de Monumentos Históricos de Nueva York y, en 1986, se incluyó en el Registro Nacional de Lugares Históricos.
ESPERANZA BALAGUER
Nueva York
29 ABR. 2022 - 08:01
https://www.expansion.com/inmobiliario/casas/2022/04/29/62681fd3468aeb2d338b4622.html