- Las cuatro razones que dan algunos economistas sobre los vacíos de este índice
El Producto Interior Bruto (PIB) es uno de los índices más comunes para medir la riqueza o situación económica de un país. Este valor fue creado en 1930 por el economista Simon Kuznets y continúa teniendo vigencia. El mismo creador y otros grandes expertos han puesto en entredicho su utilización para medir el bienestar financiero de un país.
De hecho, treinta años después de crear la fórmula, dijo: "Se deben tener en cuenta las distinciones entre la cantidad y la calidad del crecimiento". Según recoge la BBC, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, ha criticado su uso, utilizando expresiones como "la dictadura del PIB" o "fetichismo del PIB".
Pero las razones que aportan los expertos van mucho más allá. De hecho, según recoge el medio británico, hay cuatro argumentos por los que no se debería tener tanta fijación en este índice: un PIB más alto no significa que un país sea mejor que el resto, mide todo tipo de actividades, tampoco es sinónimo de un mayor bienestar generalizado, y no se tiene en cuenta el aumento de la contaminación del medio.
Respecto a la relevancia de este índice, es importante tener en cuenta que se utiliza para elaborar presupuestos y son la base de muchas decisiones de los gobiernos. También es crucial a la hora de conceder préstamos a los países, ya que influirá en el tipo de interés.
El problema es que, en muchas ocasiones, en los territorios con una economía más estable, el PIB no suele variar mucho y esto se puede interpretar como que no están creciendo. Y, al contrario, en una nación donde haya escasez, por poco que crezca, el porcentaje será más elevado. Esto último es lo que ocurrió el año pasado en países de Sudamérica, como Bolivia, que registró una subida del 6,1% en 2021, pero un año anterior había caído un 8,7%.
En segundo lugar, el PIB tiene en cuenta todo tipo de actividades, como la compra de armas por parte de los gobiernos o la inyección de dinero a través de mercados de contrabando (drogas, armas o personas), que no suponen ninguna mejora del bienestar social. De hecho, según la Organización de Naciones Unidas (ONU) el blanqueamiento de dinero representa entre el 2 y el 5% del PIB a nivel internacional.
"Si tu crecimiento está basado en actividades que no son sostenibles no es bueno"
La riqueza puede generarse en un solo grupo poblacional, aumentando sus privilegios. Por ello, los expertos apuntan que se debería incluir el Índice de GINI y el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El primero permite analizar dónde van los ingresos y el segundo, la esperanza de vida, la alfabetización, la educación y otros factores sobre la calidad de vida.
Por último, el PIB no tiene en cuenta el desgaste de salud, que aumenta cuanto más consumo hay. "Si tu crecimiento está basado en actividades que no son sostenibles, como destruir el medioambiente, entonces no es bueno", señala Dimitri Zenghelis, cofundador del Proyecto Wealth Economy de la Universidad de Cambridge a la BBC.
Por su parte, los defensores del PIB señalan que impulsar el crecimiento económico ha permitido que se desarrollen tratamientos contra el cáncer, instalaciones eléctricas o el acceso a agua potable, es decir, la mejora de la calidad de vida o bienestar.