Envases vacíos en una planta de selección
(Foto: Jose Luis Gallego)
Las asociaciones empresariales alertan que su aplicación supondría un cambio radical en la gestión de los residuos de envases, que según la normativa deberán reducirse en un 20% para 2040
La Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI) ha aprobado las enmiendas al reglamento de envases y residuos de envases que sustituirá a la actual Directiva, en vigor desde 1994. La nueva normativa se encuentra en la fase final de su tramitación, regulará qué tipo de envases se podrán comercializar a partir de ahora en el mercado de la UE, así como las medidas de gestión y prevención de sus residuos que deberán habilitarse.
Tras su aprobación, prevista para la segunda sesión de noviembre de la eurocámara, todos los envases comercializados en la UE deberán cumplir con los requisitos marcados respecto a su fabricación, composición y carácter reutilizable o recuperable. Con esta nueva propuesta la UE pretende contribuir a la consecución del objetivo del Pacto Verde Europeo y del nuevo plan de acción de economía circular, garantizando que "todos los envases que circulen en el mercado de la UE sean reutilizables o reciclables de una forma económicamente viable de aquí a 2030".
Asimismo el nuevo reglamento establece una escala de objetivos para la reducción de los residuos de envases según deberán disminuir en un 10% para 2030, para seguir avanzando hasta alcanzar el 15% menos en 2035 y el 20% en 2040. El nuevo texto legal también fija las proporciones de plástico reciclado que deberán contener los diferentes tipos de envases en función de su uso.
Con su entrada en vigor las bolsas de plástico muy ligeras (de menos de 15 micras), como las que suelen estar a disposición de los clientes en la sección de frutas y verduras de los supermercados, quedarán prohibidas, a menos que su uso se pueda justificar por razones sanitarias o contribuya a promover la venta de alimentos a granel: una tendencia de consumo que favorece de manera directa la reducción de envases.
Los miembros de la ENVI reclaman que la ley establezca de manera clara los requisitos que deberán cumplir los envases reutilizables para que sean considerados como tales, fijando por ejemplo el mínimo de veces que se puedan rellenar sin perder su correcta funcionalidad y cumpliendo con las garantías sanitarias. Otro de los principales propósitos de la nueva legislación es restringir el uso de los compuestos químicos persistentes en los polímeros plásticos destinados a la fabricación de envases de alimentos, como los compuestos polifluorados y perfluorados (PFAS) y el peligroso bisfenol A (BPA).
Este tipo de sustancias se utilizan de manera común en la fabricación de envases de alimentos resistentes a la grasa, como las cajas de las pizzas o las bolsas de palomitas para microondas, en el sellado y recubrimiento de las latas o en la fabricación de botellas, tarros, garrafas y bandejas de policarbonato, y tienen efectos nocivos tanto para nuestra salud como la del medio ambiente.
Los eurodiputados que integran la ENVI también instan a la Comisión Europea a establecer los criterios de sostenibilidad que deben regular y promover el uso de los bioplásticos o plásticos de origen biológico compostables en la fabricación de envases, fijando objetivos concretos a alcanzar a partir de 2025.
Tras la aprobación de las enmiendas, y antes de que la propuesta de ley llegue al Parlamento Europeo, las asociaciones de la cadena agroalimentaria y la hostelería han mostrado su preocupación por el 'cambio radical' que, en su opinión, supondrá la aplicación del reglamento en la gestión de los residuos de envases. Un cambio que, a su juicio, no va a suponer “la opción más beneficiosa tanto desde el punto de vista medioambiental, como social, técnico y económico”.
Protestas del sector alimentario
En un comunicado conjunto, las asociaciones empresariales AECOC, ACES, ANGED, ASEDAS, Cooperativas agro-alimentarias de España, FIAB, Hostelería de España, Promarca y Marcas de Restauración, asi como las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA, consideran que las restricciones de envasado que plantea el texto legal son 'desproporcionadas e injustificadas'.
En opinión de las organizaciones que participan en la cadena alimentaria, antes de establecer prohibiciones hay que analizar caso a caso, teniendo en cuenta la existencia de posibles alternativas, las características regionales, logísticas, de seguridad alimentaria y otros aspectos. Además, es necesario tener en cuenta la función de los envases no solo para la protección de los productos, sino para facilitar su consumo y compra, así como para prevenir el desperdicio alimentario.
El sector critica también que el nuevo reglamento contemple la posibilidad de implantar el polémico sistema de devolución y retorno (SDDR) porque solo afectaría a una pequeña fracción de los envases que se comercializan en las tiendas y excluiría todos los embalajes. En cambio su imposición obligaría a una inversión de hasta 150.000 euros por tienda solo en operativa, además de destinar el espacio necesario, el personal y la logística: algo totalmente inasumible para los pequeños negocios urbanos en los que se basa la distribución en España.
Impulso al reciclaje químico
Respecto a los objetivos de uso de plástico reciclado, el sector del gran consumo señala la necesidad de que se garantice la existencia de las infraestructuras de recogida y clasificación necesarias para incrementar el volumen de recogida y garantizar el suministro de plástico post consumo en las cantidades necesarias para atender la actual demanda del sector, que supera con mucho a la oferta.
Los fabricantes ponen por ejemplo el caso del PET reciclado o rPET de calidad alimentaria, cuyo acceso se ve dificultado no solo por la falta de disponibilidad sino también por su excesivo precio. Para poder alcanzar los objetivos previstos en el Reglamento, los productores piden que además del reciclado mecánico, se impulse la tecnología del reciclado químico, que permite reducir los plásticos a sus constituyentes químicos básicos (monómeros) para que pueden repolimerizarse nuevamente.
En cualquier caso, y mientras se sigue tramitando el reglamento, conviene recordar que los residuos de envases están desbocados en la UE. Su volumen ha pasado de los 66 millones de toneladas que se generaban en 2009 a los 84 millones de toneladas generadas en 2021. El volumen per cápita se sitúa actualmente en torno a los 190 kilos/ciudadano al año, una cifra que se espera aumente hasta los 209 kilos por habitante en 2030.
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