- JP Morgan admite que la fortaleza de Rusia sigue perturbando a los analistas
- La economía mantienen una fortaleza constante pese al creciente recalentamiento
- Ya se empieza a especular con un auge del PIB este año de hasta el 4%
Un indicador muy observado sobre la actividad empresarial en las economías desarrolladas, sobre todo las europeas, pero no tanto sobre la economía más allá de sus fronteras acaba de conformar una dolorosa realidad para el flanco Occidental: las sanciones internacionales a raíz de la guerra en Ucrania no han doblegado a la economía de Rusia. Los índices de gestores de compras, una encuesta que S&P Global elabora a los gerentes encargados de las compras en empresas tanto del sector manufacturero como del de servicios, los famosos PMI, han arrojado en mayo unas lecturas en Rusia que confirman que el músculo económico ruso sigue fuerte mientras la economía de EEUU empieza a mostrar los primeros signos de debilidad y la europea empieza a remontar muy tímidamente.
Los PMI de mayo pueden ser vendidos como una nueva victoria económica del régimen de Vladímir Putin al mostrar que la economía rusa siguió fortaleciéndose. El PMI manufacturero subió de 54,3 a 54,4 puntos. El componente de empleo alcanzó su nivel más alto en 26 años. El componente de producción subió a 56,2 y lleva cuatro meses consecutivos por encima de 55, su mejor resultado desde 2008. "El PMI refuerza la opinión de que la economía está en auge y de que un crecimiento del PIB del 4% en 2024 parece ahora factible", sintetiza Liam Peach, economista principal de mercados emergentes en Capital Economics.
"Las medidas occidentales han tenido un éxito desigual a la hora de imponer dolor a la economía rusa y Moscú sigue superando las expectativas de crecimiento del PIB", constata un informe del think-tank americano Atlantic Council elaborado por Kimberly Donovan, Maia Nikoladze, Ryan Murphy, Alessandra Magazzino. Refiriéndose precisamente a las previsiones del FMI, estos expertos recalcan que, aunque el crecimiento del PIB puede no ser el mejor indicador de la resistencia económica a las sanciones, la significativa revisión al alza (se abordará a continuación) sigue confundiendo las expectativas de una recesión prolongada al comienzo del conflicto.
Los datos fríos y oficiales dicen lo siguiente. La economía de Rusia se ha recuperado con más fuerza de lo esperado en 2023, impulsada por una firme demanda interna. El PIB real creció un 3,6% el año pasado (mucho más deprisa que la eurozona). "El tema de la resiliencia sigue siendo una constante en los debates macroeconómicos: resiliencia ante la guerra y los shocks de confianza, las sanciones y, más recientemente, ante un ajuste monetario significativo. De hecho, hemos seguido elevando nuestras previsiones de crecimiento en respuesta a los (sólidos) datos recibidos. Ahora esperamos que el PIB crezca un 3,3% en 2024, tras un aumento del 3,6% en 2023", aseguran los economistas de JP Morgan en su última revisión del PIB de Rusia.
"El crecimiento económico se ha visto impulsado en gran medida por el gasto relacionado con la guerra. Casi un tercio del presupuesto ruso se destina ahora a la defensa nacional, lo que representa alrededor del 6% del PIB, y se espera que este año la defensa supere al gasto social. A pesar de las sanciones impuestas a la industria armamentística rusa, la producción manufacturera se ha disparado en sectores relacionados con la guerra, como la informática, la electrónica y la óptica, los productos metálicos acabados y los vehículos", explican desde el think-tank atlantista.
Esos datos demuestran que Rusia se encuentra inmersa en lo que se conoce como una economía de guerra. La caída de sectores como el automóvil se produce porque todos los recursos se están enfocando a la producción de armas y todo lo necesario para abastecer al ejército de Rusia en el frente de Ucrania. La fría estadística muestra que este gasto en defensa y sus industrias auxiliares están 'inflando' el PIB de forma notable, pero esto no supone que los rusos vivan mejor, tal y como revelan otros indicadores.
De modo que la economía de Rusia resiste mejor de lo esperado, pero también es cierto que el PIB crece porque las armas son 'bienes' que se suman en la contabilidad nacional, pero realmente no generar una mejora de la población, ni tampoco son elementos que pueden ayudar a incrementar el PIB en el futuro, como sería el caso de la inversión en maquinaria y tecnología.
El FMI eleva el crecimiento de Rusia
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha visto forzado, por enésima vez, a revisar al alza de forma sensible sus previsiones para el crecimiento de la economía rusa. El último informe señala que la economía rusa crecerá un 3,2% en 2024 y un 1,8% en 2025, lo que supone una revisión de 0,6 y 0,7 décimas respecto al anterior informe de previsiones. El FMI ya cometió un grave fallo de cálculo al comienzo de la guerra en 2022 cuando vaticino una recesión en Rusia de casi dos dígitos. Finalmente, el PIB ruso retrocedió ese año un 2,1%. Mientras tanto, el desempleo se queda en el 3,2%.
Estos datos son por sí solo reveladores, pero hay otro indicador que ofrece una visión todavía más 'terrible' para Occidente. El PIB per cápita de Rusia, el indicador más utilizado para medir el desarrollo de un país, está creciendo cinco veces más rápido que el de la Eurozona. Se espera que en 2024, el PIB per cápita ruso avance un impresionante del 5,6% frente al 0,5% de la eurozona. Hay que señalar también que este poderoso aumento no solo se debe al fuerte crecimiento de Rusia, también tiene mucho que ver con su pérdida de población.
A finales del año pasado, Rusia tenía unos 146 millones de personas viviendo permanentemente en el país. Excluyendo la población que vive en Crimea, anexada ilegalmente en 2014, la población de Rusia en 2023 era de unos 144 millones, ligeramente por debajo del dato de 2022. El fuerte crecimiento del PIB, impulsado por la industria de guerra, más la caída de la población, genera este espectacular dato de PIB per cápita. Cabe recordar que la población de Rusia alcanzó su punto máximo en 1993 con alrededor de 149 millones.
¿Cuánto aguantará Rusia a este ritmo?
La gran pregunta es durante cuánto tiempo Rusia podrá sostener este esfuerzo o si asusta puertas adentro el posible agujero fiscal. "Por ahora, Rusia dispone de recursos fiscales suficientes para sostener su esfuerzo bélico. Los mayores ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo y gas han reducido temporalmente el déficit presupuestario, que hace dos meses había alcanzado los 1,5 billones de rublos, casi la totalidad del déficit previsto para 2024. El nuevo presupuesto prevé un aumento del gasto del 25% en los próximos tres años. Sin embargo, su previsión de ingresos, que se basa en la hipótesis optimista de una subida de los precios mundiales del petróleo, sigue siendo vulnerable al endurecimiento de las sanciones, la disminución de la demanda mundial y la bajada de los precios", resuelven desde el Atlantic Council.
Sin embargo, a pesar de estos riesgos, señalan estos expertos, Moscú puede buscar nuevas subidas de impuestos para sostener su invasión y seguir recurriendo a su Fondo de Riqueza Nacional para cubrir déficits. En particular, el pilar líquido del Fondo de Riqueza Nacional duraría uno o dos años si el precio del petróleo ruso se situara por debajo de los 50 dólares por barril.
"Las sanciones han logrado reducir los ingresos de Rusia procedentes de la exportación de materias primas y han tenido resultados desiguales en cuanto a la merma de las capacidades militares rusas y la imposición de importantes perjuicios a la economía rusa. Uno de los retos a la hora de evaluar el éxito de las sanciones en la consecución de sus objetivos es que nunca se han articulado los resultados deseados. Por ejemplo, un descenso del 28% en las exportaciones parece significativo, pero los responsables políticos nunca han declarado qué nivel de descenso pretendía Occidente cuando se impusieron las sanciones. No podemos seguir analizando la eficacia de las sanciones contra Rusia sin tener en cuenta el papel que desempeñan otros regímenes sancionados y China en el sostenimiento de la economía de guerra y las capacidades militares de Rusia", lamenta el panel de expertos del think-tank, que llaman a los socios occidentales a seguir presionando a Putin drenando los recursos de Rusia al tiempo que identifican sus vínculos financieros con otros regímenes sancionados y se centran en ellos.