sábado, 6 de julio de 2024

El bolso más codiciado del mundo cumple 40 años como símbolo de riqueza

 

La actriz y cantante Jane Birkin posa con el bolso que lleva su nombre.Wireimage


El encuentro fortuito en un avión del entonces director ejecutivo de Hermès, Jean-Louis Dumas, en 1981 con la actriz y cantante Jane Birkin, dio lugar al bolso más buscado del mundo que cumple 40 años convertido en un símbolo de estatus.

Porque llevar uno de ellos colgado del brazo indica que uno puede permitirse gastar entre 9.500 y 95.000 euros en un accesorio. Aunque el dinero no es una garantía para hacerse con la deseada pieza. Solo la casa de moda francesa sabe cuáles son los criterios para tener uno en el armario.

La anécdota que dio origen al complemento se debate entre los empujones que la musa británica le dio a la cesta de mimbre que siempre lucía para encajarla en el portamaletas o el desparrame de todos los objetos al volcarla. Una u otra, Dumas presenció el momento. Ella le explicó que el famoso pero incómodo capazo era el único bolso donde le cabían todas sus cosas.

En el mismo avión de París con destino a Londres, el también director creativo de la marca realizó los primeros bocetos. Tres años después, en 1984, Dumas le regaló la nueva creación a la actriz y le propuso utilizar su apellido para lanzarlo al mercado.

El bolso pasó desapercibido en su momento debido a que los Chanel dominaban el mercado durante esa época. No fue hasta la llamada era del it-bag de finales de los 90 y principios de los 2000 cuando creció el interés por los Birkin. Sobre todo después de aparecer en 2001 en la serie de HBO Sexo en Nueva York cuando el personaje de la publicista Samantha Jones intenta saltarse la lista de espera de cinco años.

En su cuarenta aniversario, el Hermès Birkin es el rey de los complementos. Ha alcanzado el status de un indicador de riqueza que lucen desde las hermanas Kardashians, a la actriz y cantante Jennifer López, hasta la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. Cada uno de ellos está hecho a mano por artesanos que trabajan 48 horas en cada pieza. La fabricación cuesta unos 1.000 euros. El precio final depende de si es una edición limitada o no.

El poder del Birkin ha llegado a ser tan grande que un comprador puede duplicar su precio nada más adquirirlo. La versión más básica cuesta unos 9.500 euros. Si nada más salir de la tienda se entregara a un revendedor online, como las compañías Privé Porter y The RealReal, su valor podría sobrepasar los 20.000 dólares de inmediato. La reventa está repleta de buscadores de oportunidades.

Por otro lado, la aspiración por conseguir uno de estos bolsos ha alterado el equilibrio clásico entre el cliente y la marca. En una tienda de Hermès, son los compradores los que tiene que rogar para hacerse con uno de ellos. No los vendedores los que tienen que convencer al cosumidor. Aunque nadie conoce la fórmula exacta para conseguir la preciada pieza, si hay algunas guías para lograr un ejemplar.

Cómo conseguir uno

El fenómeno es más reciente de lo que parece. En los años 90, cualquier persona con dinero todavía podía entrar en una boutique de Hermès y comprar un Birkin sin que nadie se interesara por ellos en la reventa. Pero tras la crisis económica de 2008, comenzó a no estar bien visto pasear cada temporada con el it bag de turno, mientras la gente no llegaba a fin de mes.

Así que se pusieron de moda los diseños planos sin logotipos visibles como el bolso en cuestión. Esto hizo que los Birkin comenzaran a alcanzar precios récord en las subastas. Sobre todo, cuando se trataba de una edición rara. "Una vez que empezaron a superar los 100.000 dólares, las cosas se pusieron más serias", explica Mathew Rubinger a The New York Times, fundador del departamento de bolsos antiguos de Heritage Auctions y Christie's.

Para conseguir uno hoy en día, el primer paso es establecer una buena relación con uno de los vendedores de la marca. El segundo, gastar mucho dinero en otros productos de Hermès como sus famosos pañuelos de seda desde unos 500 euros, sus zapatos desde 600 euros o sus relojes a partir de unos 1.000 euros.

Aunque la compañía niega que desembolsar grandes cantidades de dinero sea una obligación para conseguir un bolso, los coleccionistas coinciden en afirmar que es el único método para reunir los puntos imaginarios que se necesitan. No existe una cantidad mínima que abra las puertas.

Los expertos en su búsqueda calculan que unos 9.000 euros en compras es un buen comienzo para que los vendedores les lleguen a ofrecer un Birkin básico. Si se quiere una versión limitada, el desembolso puede ser superior a los 190.000 euros. Esto es lo que entre ellos llaman el "índice de gasto".

Un truco parece ser visitar las tiendas con más frecuencia. Los vendedores no cobran comisiones por vender un Birkin, pero sí lo hacen por otros productos. Así que incentivar sus sueldos puede dar buen resultado. Tampoco está asegurado que cuando llegue el ofrecimiento sea por el tamaño o color que se desea. Para no perder la oportunidad o ser incluidos en la lista negra, los clientes los compran para luego revenderlos.

Para Hermès esto no es una preocupación. La casa de moda, fundada en París en 1837 por Thierry Hermès, sigue en manos de los herederos de Dumas, que saben que un animado mercado secundario que fomente el mito es la mejor arma de marketing con la que pueden contar para una de las pocas maisons que se mantenido independiente.

Los problemas del fenómeno son más bien internos. El año pasado, la compañía tuvo que despedir a varios trabajadores de su tienda del Miami Design District porque algunos clientes superaron el límite de dos bolsos por persona al año. Esto hizo sospechar la existencia de posibles sobornos o regalos prohibidos a los empleados por parte de los cazadores de Birkins.

Desafío al lujo

La compañía reinvirtió en 2023 el 4% de sus ventas en promociones, mientras que su rival, el gigante LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton, se gastó el 12%. Esto, unido a que las modelos, actrices y cantantes famosas, pasean los Birkins solo por el gusto de mostrarlos y sus fotos aparecen en todas las redes sociales, hace que no sea necesaria tanta publicidad.

Aunque el mercado secundario sea considerable, comprar un Birkin como inversión tampoco es que sea un buen negocio. Una vez se ha conseguido acceder a uno, a las ganancias por la reventa hay que restar los miles de euros gastados en otros productos. Un bolso comprado en una subasta en 2010 se vendería hoy por alrededor de un 50% más, según datos de Art Market Research.

Cuando se trata de coleccionar para sacar un rendimiento futuro, el arte contemporáneo o los coches de lujo son más lucrativos. En 2021, uno de los bolsos negros desgastados que utilizó la propia Jane Birkin, fallecida ahora hace un año, se subastó por 140.000 euros, lo que no queda muy lejos del precio que se paga por los modelos más exclusivos de piel de serpiente.

Si se quiere invertir en Hermès, es más inteligente comprar acciones de la compañía, ya que su valor se ha multiplicado por más de 20 desde 2010. La casa francesa desafía al sector del lujo con un beneficio que se disparó un 28% y unas ventas de un 16% más en 2023 cuando los principales grupos del lujo registraron evoluciones débiles. Su beneficio neto fue de 4.311 millones de euros. Su valor a los ojos del público es ser el símbolo de riqueza más evidente que existe.