domingo, 2 de marzo de 2025

Rusia gana con el petróleo de guerra suficiente para pagar el gasto militar de España durante 10 años o más

 

  • En un solo año ha ingresado unos 240.000 millones de euros por hidrocarburos
  • Desde que comenzó la guerra, los ingresos ya casi rozan el billón de euros
  • Occidente fracasa con las sanciones sobre el petróleo de Rusia



Las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia durante estos años tenían un objetivo claro: reducir los ingresos de Rusia para que no pudiera financiar la invasión de Ucrania. ¿Se ha logrado este objetivo? Todo hace indicar que no. Los últimos datos conocidos este mismo lunes revelan que, con los ingresos de Rusia por petróleo, derivados y gas, Vladímir Putin habría tenido para pagar el gasto militar de España durante 10 años. Es decir, que pese a las sanciones, Moscú ha conseguido ingresos suficientes para seguir engrasando y mejorando su máquina de guerra. Una conclusión un tanto osada y quizá errónea, pero al mismo tiempo pertinente, es que las sanciones han contribuido a lastrar la economía europea, mientras que Rusia apenas ha sufrido el impacto. No solo por las ventas de petróleo o gas, que han continuado buscando otros destinos, sino que también porque la economía de Rusia ha crecido con intensidad en estos años, con unas tasas de variación que multiplican por tres y cuatro las de la zona euro.

Tres años después del inicio de la invasión de Ucrania, las sanciones impuestas por Occidente contra la industria energética rusa no han logrado frenar la entrada de ingresos a las arcas del Kremlin. Según el último informe del think tank Centre for Research on Energy and Clean Air (CREA), Rusia obtuvo 242.000 millones de euros en exportaciones de combustibles fósiles en el tercer año de la guerra, acercándose al billón de euros acumulado desde el inicio del conflicto en 2022. A pesar de los intentos de Europa y sus socios del G-7, encabezados por EEUU, por limitar el acceso ruso a los mercados energéticos, las estrategias de evasión y los vacíos en la regulación han permitido que el país mantenga sus niveles de ingresos prácticamente intactos.

Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), España gasta en defensa unos 20.000 millones de euros AL AÑO (se ha comprometido a incrementar el gasto para 2029 a unos 30.000 millones). Con ello, España se sitúa entre las 20 potencias militares más importantes del mundo, según recogen todos los índices con cierta relevancia en el sector de la defensa y el armamento. Esto permite hacerse una idea de lo que suponen los 242.000 millones de euros que ha ingresado Rusia en 2024 por petróleo, gas y refinados. Obviamente, el gobierno de Putin no gasta ni mucho menos todo ese dinero en su ejército, pero sí da una percepción de lo que puede hacer Moscú para seguir alimentando su maquinaria de guerra y de lo mal que han funcionado las sanciones occidentales a Rusia.

Uno de los principales factores que explican este fenómeno es la flota de petroleros conocida como 'flota fantasma'una red de buques opacos que transportan crudo ruso sin acatar las normas y restricciones internacionales. "El 61% de las exportaciones marítimas rusas de petróleo en el tercer año de la invasión fueron trasladadas por barcos 'fantasma', lo que representa 83.000 millones de euros en ingresos para Moscú", señala CREA en este informe al que ha tenido acceso elEconomista.es. Esta flota ha permitido a Rusia esquivar el tope de precios impuesto por Occidente, vendiendo su petróleo a valores más altos en mercados alternativos como China, India y Turquía.

El comercio de crudo ruso también se ha beneficiado de la reexportación a través de terceros países. Un claro ejemplo es el caso de India y Turquía, cuyas refinerías han procesado petróleo ruso y exportado productos refinados a los países del G-7 y aliados. "En el tercer año de la guerra, las naciones del G-7 y sus aliados importaron 18.000 millones de euros en productos petroleros de refinerías que procesan crudo ruso, lo que ha generado 4.000 millones de euros en impuestos para el Kremlin", advierte el informe de CREA. Esta laguna legal ha permitido a Rusia seguir abasteciendo indirectamente a los países que supuestamente lideran las sanciones contra su economía.

El problema no se limita solo al crudo. A pesar de la creciente presión para reducir la dependencia de Rusia, algunos miembros de la Unión Europea han seguido importando petróleo a través del oleoducto Druzhba. "Eslovaquia, Hungría y Chequia han aprovechado las exenciones otorgadas en 2022 para seguir comprando crudo ruso, importando 4.900 millones de euros en el último año", denuncia CREA. En lugar de diversificarse, estos países han mantenido su dependencia de los hidrocarburos rusos, priorizando el acceso a crudo barato por encima de la seguridad energética europea.

Otro punto crítico es el comercio de gas natural licuado (GNL). Aunque la UE ha intentado reducir sus importaciones de gas ruso, algunos países continúan comprándolo en volúmenes crecientes. "En el tercer año de la invasión, los Estados miembros de la UE importaron 7.000 millones de euros en GNL ruso, con un incremento del 9% en volumen respecto al año anterior", detalla el informe. Las divisiones internas en la UE han bloqueado un embargo total, permitiendo que estos ingresos sigan fluyendo hacia Rusia.

Exportaciones de combustibles

La exportación de combustibles fósiles rusos también se ha facilitado a través de transferencias en aguas europeas. "Desde el inicio de la invasión, aproximadamente 11.000 millones de euros en petróleo ruso han sido transbordados en aguas territoriales de la UE y sus zonas económicas exclusivas", explica CREA. Estas maniobras (llamadas ship to ship en inglés, de barco a barco) permiten disfrazar el origen del crudo y facilitan su entrada a los mercados globales sin restricciones aparentes. En el último año, el 23% del petróleo transbordado en aguas europeas tuvo como destino China, el 11% India y el 10% Corea del Sur.

Ante esta situación, la comunidad internacional ha intentado reforzar las sanciones con nuevas medidas. El paquete número 16 de sanciones de la UE promete combatir los petroleros 'fantasmas', aunque la efectividad de su implementación sigue siendo incierta. "El objetivo prioritario de Occidente debe ser sancionar la mayor cantidad posible de buques de la 'flota fantasma' rusa, ya que esto no solo reduciría los ingresos de Moscú, sino que también fortalecería el control sobre el tope de precios", apunta Petras Katinas, analista de energía de CREA.

Además de la 'flota fantasma', la fijación de un precio máximo al gas natural licuado ruso en 17 euros por megavatio hora podría reducir en un 49% los ingresos rusos por esta vía, lo que supondría una pérdida de 2.800 millones de euros al año. Dado que el 95% del GNL ruso fue transportado en barcos asegurados por países del G-7 en 2024, las potencias occidentales aún conservan margen de maniobra para endurecer las sanciones.

Pese a los esfuerzos internacionales, los datos dejan claro que Rusia sigue financiando su maquinaria de guerra con la venta de combustibles fósiles a una escala casi intacta. Cuando aún resuena el duro paquete de sanciones aprobado por la Administración Biden de EEUU en sus últimos días, parece que Moscú está sabiendo escapar airoso de nuevo. Si bien las primeras informaciones apuntaban a que, por fin, las sanciones occidentales estaban haciendo daño a la estrategia del Kremlin, informaciones más recientes lo ponen en duda.

Por ejemplo, las exportaciones de crudo desde la principal terminal rusa del Pacífico siguen siendo sólidas, ya que los transportistas y los comerciantes han conseguido una tanda de buques para mantener los barriles en movimiento. Entre el 30 de enero y el 16 de febrero, ninguno de los 16 petroleros que cargaron crudo ESPO desde el puerto oriental de Kozmino figuraba en la lista de sanciones de EEUU, según datos de Bloomberg y Kpler. Desde finales de enero, muchos de los buques que se incorporaron al comercio de crudo ruso (grado ESPO) navegaban bajo las denominadas banderas de conveniencia, como Panamá, las Islas Cook, Sierra Leona y Yibuti, según muestran los datos.

Falta de celo desde Occidente

Esto ha recuperado las críticas a las autoridades occidentales por falta de celo. "Los países sancionadores están enviando ingresos a Moscú con una mano, mientras con la otra financian la defensa de Ucrania", resume Isaac Levi, jefe del equipo de política energética de CREA. Mientras no se tomen medidas más estrictas para cortar los flujos de dinero provenientes de la energía rusa, el Kremlin continuará obteniendo los recursos necesarios para sostener su invasión en Ucrania.

Una visión muy crítica que no han dejado de expresar todo este tiempo analistas como Robin Brooks, investigador principal de la Brookings Institution. A través de informes e incluso hilos en la red social X, Brooks ha denunciado la repetida indolencia, cuando no complicidad, de parte de las autoridades europeas en lo que a poner coto a Rusia se refería. Hacia donde más ha lanzado el dardo el experto ha sido Greciaseñalando a los "poderosos oligarcas navieros" helenos como gran apoyo para Putin a la hora de seguir transportando el crudo ruso y a la hora de suministrarle viejos buques carne de desguace para su 'flota fantasma'.

"Las empresas occidentales han abandonado Rusia en masa, pero no los oligarcas navieros griegos, que trasladaron sus barcos para ayudar a Putin a vender su petróleo en todo el mundo. Luego lucharon contra el tope de precios del G-7 y ahora están vendiendo sus viejos barcos a Putin para su 'flota en la sombra'. ¿Por qué aguanta esto la UE?", ha lamentado más de una vez Brooks. "Son los petroleros de la UE -desde Grecia- los que transportan el petróleo ruso y mantienen en marcha la maquinaria bélica de Putin. La UE tiene el poder de detener esto de un plumazo, sumiendo a Rusia en el caos mientras lucha por cerrar sus pozos de petróleo", añadía en sus denuncias.

Robin Brooks: "Alemania podría haber impuesto un embargo energético total a Rusia. Eso habría sumido a Rusia en una profunda crisis financiera, poniendo fin potencialmente al gobierno de Putin y llevando la democracia a Rusia. El canciller alemán Scholz no lo hizo"

En su crítica, Brooks no solo sacude a Grecia, sino que señala con el dedo a la principal economía de la UE, Alemania. "Hace tres años, Alemania podría haber impuesto un embargo energético total a Rusia. Eso habría sumido a Rusia en una profunda crisis financiera, poniendo fin potencialmente al gobierno de Putin y llevando la democracia a Rusia. El canciller alemán Scholz no lo hizo. Alemania paga ahora el precio por ello", publicó recientemente en X aludiendo a los graves problemas que acusa la industria germana, tan intensiva en energía.

Más allá del petróleo, Brooks ha sido bastante insistente con el 'coladero' comercial que ha estado existiendo ante la inacción de Bruselas. Al tiempo que las exportaciones de los países de la Unión a Rusia se han esfumado después de estallar la guerra en Ucrania, las exportaciones a países de Asia Central y el Cáucaso con fuertes vínculos con Rusia, ya sea por elección o forzosos, dado el enorme influjo de Rusia en la región, se han disparado. "Las exportaciones directas de la UE a Rusia cayeron en 4.000 millones de dólares en marzo de 2022 con la imposición de controles de exportación occidentales. Pero las exportaciones de la UE a Asia Central han aumentado en 1.000 millones de dólares al mes desde entonces, por lo que el desvío de comercio a través de Asia Central está compensando aproximadamente el 25% de los controles a la exportación. La UE debe detener esto", exponía hace meses Brooks, en alusión a las cifras comerciales antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán) y del Cáucaso (Armenia, Azerbaiyán, Georgia).

Una amalgama de datos que han llevado a Brooks a elevar el tono en sus últimas publicaciones, al hilo de la preocupación generalizada por la postura de la nueva Administración en EEUU respecto a Ucrania: "El grado de hiperventilación en la UE es insufrible. Durante tres años, el comportamiento de la UE respecto a Ucrania ha sido hipócrita, codicioso y sencillamente amoral. Ahorrense su indignación moral. Ahorrense su abandono. Y, sobre todo, ahórrennos que la respuesta sea más de lo mismo".